¿Qué pasa en las provincias son tierra de nadie? ¿Por qué no se resuelven las causas de desaparición forzada por parte de las fuerzas en Argentina? ¿Por qué la represión policial no se pena por la ley, y los casos quedan abiertos y sin resolverse? Hoy se cumplen cinco años desde que se encontró sin vida el cuerpo de Santiago Maldonado, quien estuvo desaparecido por 78 días tras asistir al corte de ruta que se realizó en Resistencia de Cushamen, el 1° de agosto del 2017. Esto estuvo en manos de ocho jóvenes de la comunidad mapuche, quienes reclamaban la lucha por las tierras ancestrales de la zona, y quienes fueron desplazados por Gendarmería a los tiros y piedrazos.
Esta causa, al igual que la mayor parte de las investigaciones por represión y desaparición por parte de las Fuerzas de seguridad en argentina, está llena de baches, dudas, irregularidades e inoperancia judicial. Esa noche que comenzó la odisea para Maldonado, tal y como declararon los testigos, todos los integrantes de la comunidad fueron obligados por parte de Gendarmería "a retirarse de la ruta nadando por el Río Chubut", dentro del Pu Lof, además de haber arrasado con las casillas de los mapuches mediante tiros y piedras. Fue a partir de ahí, que no se supo más sobre Santiago.
A raíz de la denuncia por desaparición de Santiago, se abrieron dos causas en la justicia federal. La primera que suponía investigar la desaparición, y la otra para establecer si había sido legal o ilegal el allanamiento policial. Además, surgieron dos expedientes ante el Comité contra las Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Cronología de la causa
Cuatro días después de la desaparición, se ordenó realizar un primer rastrillaje con perros especializados en el río Chubut, lugar en el cual los denunciantes dijeron que lo habían visto al joven por última vez. El comunicado judicial informó que los perros localizaron un rastro "potencialmente perteneciente a Maldonado", que fue seguido hasta la orilla del río y que la fuerza policial intentó examinar también la otra orilla. Ésta última prueba no se pudo realizar por una supuesta negación de la comunidad mapuche. Fue ahí cuando el defensor oficial de Esquel, Fernando Machado, desmintió el informe del juzgado, tanto sobre el hecho de que las autoridades indígenas no hubieran autorizado el rastrillaje, como sobre el hecho de que no se hubiera examinado la otra orilla.
Este confuso episodio, el cual termino sin resolverse, hizo que el 6 de agosto de ese año, se realizara una inspección en los vehículos de los gendarmes que habían sido utilizados el día del hecho. Luego de esa examinación, Machado reveló que los vehículos habrían sido lavados y que la faja de una de las camionetas peritadas estaba rota. Declaración negada por Patricia Bullrich, quien era en ese entonces la ministra de Seguridad, pero que luego fue confirmada por un alto funcionario del ministerio de Seguridad reconoció que los vehículos habían sido lavados en cumplimiento de los reglamentos internos de la fuerza.
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El 16 de agosto se realizó un segundo rastrillaje en el mismo lugar, al cual asistieron mas de 150 efectivos de la Policía Federal y de Prefectura Naval, acompañados de perros, drones y helicópteros. En la vera del río, a pocos metros de donde los testigos mapuches dijeron que Maldonado había sido golpeado por agentes de la Gendarmería Nacional, se encontró un collar y unas prendas de ropa, que indicaban ser de él.Casi un mes después de este episodio, declaró ante la justicia Matías Santana, quien además de ser un testigo clave para la causa, estuvo presente el día de los hechos. Santana afirmó que logró escapar de la Gendarmería cruzando el río Chubut y que desde el otro lado logró ver con unos binoculares como "un bulto negro con una campera celeste" era golpeado por efectivos de la Gendarmería.
"Había tres efectivos de Gendarmería que estaban golpeando un bulto negro con una campera celeste. Esa campera es la que yo le presto a Santiago [Maldonado] esa mañana cuando decidimos cambiarnos la ropa (...) Con unos binoculares logro observar que sale un Unimog desde la comunidad hacia la ruta 40. Estaciona una camioneta blanca perteneciente a Gendarmería. Hacen una pantalla, descienden el mismo bulto que yo vi que estaban golpeando, lo introducen en la camioneta y sale rumbo a Esquel", declaró Matías a los medios de comunicación en este momento.
El tercer rastrillaje tuvo lugar el 8 de septiembre, cuando se repitió lo mismo que en los anteriores, con la diferencia de que en éste, asistieron buzos, con la finalidad de "investigar" como funcionan las corrientes del río. Varios días después de esto, se logró constatar que habían ocurrido varias irregularidades por parte del juez Ortranto, quien falseó los hechos en un documento oficial: sobre el rastrillaje del 5 de agosto dijo que los mapuches le habían entregado la gorra de Santiago que estaba “debajo de una manta”, cuando en realidad la encontró una empleada de su juzgado “debajo de una mata”, es decir, un arbusto. Finalmente, fue apartado del caso por su falta de imparcialidad.
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No obstante a esto, el fiscal Norberto Bellver declaró ante la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia, que había “fundamentos serios” para apartar al magistrado de la causa. Incluso Otranto fue señalado por un policía de Río Negro que denunció que durante el rastrillaje se encontraron en el terreno un elemento similar a un gas lacrimógeno, y a su alrededor cartuchos de armas de fuego 9 milímetros y FAL, pero la fiscal Silvia Ávila y el juez Guido Otranto ordenaron no levantarlas, argumentando que no se buscaban esos elementos sino que se estaba buscando evidencias de la persona de Santiago Maldonado.
El 18 de septiembre se realizó un cuarto rastrillaje en el mismo lugar y con el mismo procedimiento, aunque también se investigo casa por casa de los integrantes de la comunidad mapuche. En esta ocasión, el juez no permitió que estén presentes ni los familiares, ni los defensores de la causa. El quinto y último rastrillaje que ordenó el nuevo juez de la causa Gustavo Lleral, se realizó el 17 de octubre, en el cual se encontró finalmente el cadáver de Santiago Maldonado, a 70 metros río arriba, a escasos metros del lugar en el que los testigos habían afirmado que lo habían visto por última vez.
La autopsia que se realizó determinó que la causa del fallecimiento de Santiago fue por "ahogamiento" y el juez Lleral cerró la investigación inmediatamente. Tras la lucha de la familia, quienes consideran firmemente que esto no ocurrió así, dos años más tarde, la Cámara de Apelaciones ordenó que se siga investigando. Hace menos de dos semanas, la Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó dos recursos pedidos por la familia de la víctima bajo la postura de que no hay una sentencia ni responsables definitivos.
"El fallo de la Corte Suprema demuestra que Patricia Bullrich es una mentirosa, se la pasó diciendo que la causa estaba cerrada. No hay nada cerrado. Queremos saber que hicieron con Santiago durante 78 días", expresó su hermano Sergio Maldonado en su cuenta de Twitter hace unos días. No es un dato menor la pericia presentada por Leticia Povilauskas, bióloga y analista especializada en el estudio de polen y esporas, vivos o fósiles, el cual estudió las prendas de Santiago, ya que habían encontrado en éstas granos de polen pertenecientes a las zonas boscosas que están a varios kilómetros de la zona de la aparición del cuerpo. La especialista puso en duda esta situación, ya que explicó que no se pudo determinar como apareció ese polen en la ropa, debido que no permanece más de 20 o 30 días en la ropa de nylon, como la que tenía puesta en ese entonces la víctima.
La abogada de la familia reveló en una entrevista con Infobae que frente a la aparición de una nueva testigo, la justicia no hizo nada. La mujer que declaró en mayo de este año, reveló que es profesional de la salud, y que el 1 de agosto de 2017 trabajó con el Escuadrón 36 de Gendarmería en la Pu Lof. En su declaración testificó que en este entonces escucho como un grupo de gendarmes decía que se les "fue la mano" con Santiago. Por último, aseguro que los gendarmes debatían que hacer con el cuerpo de Maldonado.