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Desarrollo del lenguaje, comunicación y más: las secuelas que la pandemia dejó en los más chicos

En diálogo con BigBang, la Fonoaudióloga Ana Altamirano (MN 7585), integrante de la comisión Directiva del colegio de Fonoaudiólogos Regional San Isidro, habló sobre las consecuencias del coronavirus en los más chicos.

por Alejo Paredes

21 Noviembre de 2021 08:00
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A pesar de que cada vez son menos las restricciones en el marco de la pandemia, sería apresurado afirmar que el coronavirus es cosa del pasado. Esta enfermedad afectó y sigue afectando al mundo entero. No hubo distinción entre estratos sociales, culturas, religión o género. Todos, de alguna u otra manera, transitaron la secuelas del COVID-19 con cambios en sus vidas.

La distancia. El cierre de espacios culturales. Las clases virtuales. La cancelación de eventos. El miedo. La incertidumbre. Estas fueron, quizás, las secuelas visibles que nos dejó la pandemia. Pero aún hay más y sin lugar a dudas fueron los más chicos quienes más lo sufrieron y quedaron afectados por las consecuencias de esta enfermedad. Por ejemplo, según algunos especialistas, el encierro, las clases virtuales y el constante uso del barbijo afectaron el desarrollo lenguaje y la comunicación de niños y niñas.

BigBang dialogó con la Fonoaudióloga Universitaria e Integrante de la comisión Directiva del colegio de Fonoaudiólogos Regional San Isidro, Ana Altamirano (MN 7585), quien actualmente trabaja para el sector Público y Privado atendiendo a la población pediátrica. "Nadie estaba preparado para esto y mucho menos un nene que está en edad de aprendizaje y de sociabilizar", explicó la profesional.

Al ser consultada sobre las consecuencias en el lenguaje y la comunicación que trajo el periodo de aislamiento a raíz de la pandemia, agregó: "El jardín, por ejemplo, es un entorno de aprendizaje preparado para el nene y esta privación impactó directamente en la enseñanza, en el juego, en la sociabilizacion y en el desarrollo del lenguaje de los más chicos. Cada actividad en el jardín tiene un objetivo y en casa no se cumplió eso, por más que la seño mande las actividades".

De acuerdo con Altamirano, el profesional -en este caso la señorita del jardín- "sabe por qué se hace cada actividad" con los chicos y esta información, lógicamente, es ajena a los padres. "El pasaje de sala de cinco a primer grado se vio afectado y es clave. Los chicos que estaban aprendiendo a leer, a escribir lo hicieron a base de la enseñanza de los padres y no utilizando el método que corresponde", resaltó la fonoaudióloga.

Según explicó, existe "un gran desfasaje del aprendizaje" como consecuencia de la pandemia y destacó que "cada institución (educativa) va a tener que plantear y priorizar determinadas estrategias para poder recuperar el año perdido". "El colegio tiene una agenda que cumplir por tema y un método que utilizar para ello. Los chicos que aprendieron a leer y a escribir con ayuda de su papá o mamá lo hicieron con un método que no es el ideal", aclaró.

Y continuó: "El método fonético fonológico (el ideal en estos casos) se basa en el sonido de la letra y no en la letra en sí. Para ser claros, se basa en aprender en primer lugar, los sonidos sencillos para luego combinar varios sonidos y así, lograr de manera progresiva la adquisición de la lectura y la escritura. Se basa en los fonemas, partiendo de sonidos muchos más sencillos para poco a poco crear estructuras mucho más complejas".

En este contexto, Altamirano remarcó que al no haber usado este método de aprendizaje, actualmente hay nenes a los que "si no se le dictan letra por letra no saben escribir el dictado completo". Por otra parte, la profesional advirtió que otra de las consecuencias de la no presencialidad escolar en los más chicos fue la "ansiedad". "Los chicos estuvieron con más ansiedad. Estaban los que apagaban la cámara y no querían entrar a la clase virtual. Lo que más se notó fue eso", dijo.

También resaltó lo "complicado de organizar una clase virtual" para la maestra en cuanto a lograr que todos los chicos participen. "Hablan todos a la vez y ella en la pantalla no los veía a todos. El más tímido no se animaba y quedaba relegado. Eso en la presencialidad no ocurre porque está la comunicación verbal y no verbal. En el aula, la maestra te mira y ya sabe si estás orientado en el tema o si, de lo contrario, no estás prestando atención, por ejemplo", destacó.

Sobre las consecuencias que trajo el uso constante del tapabocas en la comunicación de los más chicos, Altamirano no lo dudó y afirmó que, a pesar de ser indispensable para el cuidado de la salud de cada persona, el uso del barbijo "afectó en algunos puntos porque nosotros cuando nos comunicamos complementamos la información con gestos y miradas". "Esto es parte de la comunicación y todo esto se perdió con un tapabocas", informó.

Y agregó: "Se tuvo que hacer un sobre esfuerzo por entender lo que se dijo y el que hablaba tuvo que hacer un esfuerzo para que lo entiendan. El barbijo es una barrera que dificulta la comunicación. No permite que se escuche bien y obliga a la persona a levantar la voz, provocando que la voz se vea afectada, ya que debemos aumentar la intensidad y el volumen generando fatiga vocal, dolor de garganta y cansancio. Hay un gran esfuerzo tanto del emisor como del receptor".

Con respecto a las formas de revertir estas secuelas originadas por la pandemia, Altamirano detalló: "Yo atiendo población pediátrica y me llegan derivaciones de niños con retraso en el habla. La forma de trabajar es, justamente, trabajando sobre el juego y la comunicación con la familia, haciendo un hincapié en lo comunicativo, dejando de lado las pantallas que no favorecen y trabajando en la interacción con el chico".

En este sentido, la fonoaudióloga aseguró que la manera más práctica de llevar a cabo estos ejercicios es "sentarte en el piso a jugar con el nene y usar muchas palabras y diálogo. "Empezar y terminar la actividad. Nosotros le decimos interacción con el otro y es algo que no lo tiene con una pantalla. Hay que lograr que nombre colores, juguetes, que diga frases y logre una comprensión del lenguaje. El juego tiene una importancia vital en el desarrollo del lenguaje. A través del juego, aprendés vocabulario y se trabaja el pensamiento. El lenguaje primero es pensamiento y tenemos diferentes etapas de juego según la edad. Un nene que no sabe jugar o armar una escena de la vida cotidiana, como por ejemplo darle la mamadera al bebé, es pierde un eslabón importante en su desarrollo, ya que el llamado juego simbólico es clave para el mismo. También se trabaja con los papás porque cuando el niño va creciendo, va cambiando de juegos más abstractos a de mesa", señaló.

Actualmente la carrera de fonoaudiología no está transitando por su mejor momento. De hecho, hace 30 años en la Universidad de Buenos Aires egresaban unos 300 alumnos de Fonoaudiología y hoy esa cifra se vio reducida de manera drástica: hoy en día solo se egresan alrededor de 50 alumnos. La misma situación se repite en universidades privadas. En contrapartida, cada vez son más los niños y adultos que necesitan acceder a terapias, sobre todo luego del aislamiento por la pandemia de COVID-19. Se estima que un 7% de la población infantil tiene dificultades de lenguaje. Por esta razón y a través de la campaña “+Fonos, +Salud” se busca generar conciencia sobre la importancia de la fonoaudiología  y sumar estudiantes.

Mientras la cantidad de profesionales en esta carrera -cuya licenciatura tiene una duración de 5 años- cae, en los últimos años se observó una mayor demanda de atención en todas las áreas, especialmente en las vinculadas a la comunicación y el lenguaje infantil. Esta tendencia se agravó durante la pandemia y la cifra de consultas se potenció debido al aislamiento social. La situación genera que en muchas regiones del país demore meses poder acceder a la atención adecuada. "Pensamos que tiene que ver con una falta de información. En realidad las personas no están informadas sobre de qué trata y cuáles son las incumbencias de esta carrera", resaltó Altamirano.

La licenciatura de fonoaudiología tiene una duración de 5 años, en la que se estudia el funcionamiento normal y patológico de la audición, el lenguaje, la deglución, la respiración y la voz. No se estudia solo el conocimiento del desarrollo normal de estas habilidades, sino también sus fallas, el diagnóstico y tratamiento para solucionarlas. "La carrera quedó relegada a los problemas de pronunciamiento y existe en el inconsciente colectivo la idea de que solo sirve para eso. Nada más alejado de la realidad. Hoy por hoy, los estudiantes eligen carreras más cortas. La Fonoaudilogía es una carrera de cinco años donde después haces una especialidad", detalló.

Según explicó, la fonoaudiología involucra un amplio espectro de tareas. Se puede trabajar en 4 áreas divididas en lenguaje, audición, voz y fonoaestomatología, que envuelven lo vocal, la fonoestomatología, la succión, la masticación, la deglución y el habla, además de la neurolingüística, que detecta y trata las dificultades de comunicación y lenguaje tanto en niños como adultos. "Es una carrera que tiene un amplio espectro de trabajo. Se puede trabajar con niños y con adultos de manera independiente, en un ámbito privado o público, en educación y en salud. Pero con esta merma en el interés por la carrera, nos vimos superados por la demanda de atención. Se incrementó muchísimo la consulta debido al aislamiento y a la pandemia, sobre todo en niños muy chiquitos que tenían que empezar su sala de dos o tres. Ese es un momento de adquisición del lenguaje clave en la formación de los más chicos", sentenció.

La carrera de fonoaudiología tiene numerosos terrenos de intervención. Se puede trabajar tanto en el área preventiva como en la de rehabilitación. La población sobre la que se puede ejercer la actividad abarca desde los recién nacidos hasta los adultos mayores. Es una profesión con enorme salida laboral, donde confluyen aspectos técnicos y humanos, y se vinculan la salud y la educación. Algunos profesionales también se dedican a la investigación. En el ejercicio de la fonoaudiología, se desarrolla una relación muy rica y cercana con los pacientes y sus familiares. Por eso “+Fonos, +Salud” convoca a conocer esta profesión que modifica a las personas y su comunicación.

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