La Aduana se transformó una vez más en foco de atención por una insólita detención: un hombre se encintó 26 celulares marca iPhone en el cuerpo para poder ingresarlos al país de manera ilegal. Rápidamente fue detectado y ahora tendrá que abonar una multa que diez veces mayor al valor de los móviles que intentó ingresar de forma ilegal al país.
El vehículo en el que viajó provenía de Encarnación -Paraguay- y se dirigía hacia Posadas por el Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz. Al bajarse, los agentes especializados de la Dirección General de Aduanas detectaron que el hombre se encontraba sumamente abrigado con respecto a la temperatura que había y que no podía moverse de buena manera. Incluso, en diversas partes del cuerpo se le veían a la distancia bultos sospechosos.
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Tras ser consultado y al empezar a ser investigado, el argentino cedió y de manera voluntaria demostró todo lo que llevaba pegado en el cuerpo. De esa manera se quitó la faja, comenzó a despegar toda la cinta con la cual se había envuelto y depositó cada uno de los celulares en una mesa de control. En el comunicado que realizó la Aduana, detallaron que los teléfonos están valuados en $4.675.978,40 y la multa por la infracción podría alcanzar los $14.027.934.
Si bien fue una situación totalmente extraña, no fue algo que nunca antes haya sucedido. Todo parece indicar que el argentino de los 26 iPhones, había extraído la idea de otro hombre que realizó algo similar hace nada más ni nada menos que un mes en la frontera de Qingmao, en China.
A principios de agosto, una persona intentó ingresar con 68 iPhone adheridos a sus piernas, cintura y abdomen con distintos tipos de cinta de embalar. ¿Cómo se dieron cuenta? Las autoridades que detectaron la irregularidad, dieron con el hombre porque sus pasos eran costosos, su caminata de pronto se volvía extraña y en su vestimenta se le notaban partes desproporcionadas como si estuviese escondiendo algo debajo de la misma.
En cuanto le consultaron, debieron recurrir a la Policía para que lo detenga y así comenzar con la investigación. Tras palparlo, llegaron a la conclusión de que tenía 68 celulares distribuidos por diversas partes del cuerpo para ingresarlos al país de manera totalmente ilegal.
Las ideas que mantienen las personas para hacer tráfico nunca terminan. En este mismo año, pero a fines de julio, otro hombre intentó hacer una maniobra similar de algo sumamente peligroso: armas de guerra. Las mismas las llevaba escondidas en su vehículo tapadas en un baúl y cuando pensó que nadie se iba a dar cuenta, los nervios y la imprecisión lo traicionaron.
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Sucedió en el paso fronterizo internacional Posadas-Encarnación. El hombre, tras ser consultado si llevaba algo consigo, respondió rápidamente que no y que sólo se encontraba de paseo. Spoiler alert: su voz quebrada y anticipada lo delató. En su auto, llevaba 12 armas de guerra con un valor de mercado que superaba hace dos meses los $10 millones de pesos.La detención fue concretada durante un control realizado por agentes de la Dirección General de Aduanas (DGA), quienes utilizaron un escáner para detectar irregularidades en el vehículo Ford Ka que ingresaba a Argentina desde Paraguay y que según había informado el hombre en cuestión, se dirigiría hacia Brasil como destino final del viaje.
Rápidamente el escáner dio señales de que había cosas que no andaban bien y desde la Aduana tomaron la decisión de ponerse en contacto con el Juzgado Federal de Posadas, que autorizó el desarmado del vehículo para verificar el contenido del doble fondo, así como de los paneles laterales. De esa manera, los agentes descubrieron una muestra de armas de fuego, todas de origen turco. Siete de ellas eran fusiles semiautomáticos calibre 12 milímetros marca DERYA VR90. Una era de fusil semiautomático calibre 223 mm y cuatro pistolas automáticas calibre 9 mm.
En el mismo mes, sucedió algo similar: un vehículo y diversas cosas escondidas. En este caso, no fueron celulares ni armas de fuego, sino más bien algo más peligroso que podría haber generado hasta una explosión: un hombre quiso traficar 313 litros de nafta. El hecho sucedió cuando el protagonista quiso subir con su auto en una de las balsas de los servicios oficiales que cruzan el río desde Puerto Iguazú hacia Presidente Franco, una de las localidades paraguayas de la zona de la Triple Frontera, pero al tener un exceso de peso, debió ser intervenido.
Los agentes de la Aduana notaron que el vehículo cargaba con un extremado peso en el baúl y cuando le consultaron a quien manejaba qué era lo que llevaba consigo y contestó que no tenía nada, rápidamente se sometió a una investigación. En ese sentido, abrieron el auto y encontraron decenas de botellas y bidones, pero que no contenían ni gaseosas ni aceite comestible, como indicaban las etiquetas. El hombre había cambiado su contenido y llevaba 313 litros de nafta.