24 Abril de 2025 16:40

El pasado lunes 21 de abril de 2025, el mundo se paralizó con la noticia del fallecimiento del Papa Francisco. Desde entonces, las redes sociales se inundaron de recuerdos y momentos emblemáticos de su papado.
Uno de los contenidos que más se viralizó fue Amén. Francisco responde, un documental en el que el Santo Padre dialoga cara a cara con jóvenes de distintos países. "¿Tiene el Papa nómina?", "¿Usa móvil?", "¿Sabe qué es una persona no binaria?", "¿Qué lugar tienen las mujeres que abortan en la Iglesia?" y "¿Se ha sentido solo?", fueron algunas de las preguntas que los participantes le plantearon a Jorge Bergoglio en Roma.
Entre los intercambios más emotivos, una consulta lo tocó especialmente: la relación con su familia. Le preguntaron si extrañaba momentos simples e íntimos, como comer un asado o tomar mate con sus seres queridos. Conmovido, respondió que sí, pero que desde el primer momento comprendió su vocación. Fue entonces cuando abrió su corazón y reveló que, a lo largo de su vida dedicada a Dios, fue perdiendo a sus hermanos, quedando solo una con vida.
Se trata de María Elena Bergoglio, de 76 años, su única hermana viva, quien reside en la localidad bonaerense de Ituzaingó. Desde que Francisco fue elegido Papa en marzo de 2013, no volvió a verlo en persona. A pesar de la distancia, mantenían una relación cercana a través de llamadas telefónicas y cartas.

María Elena se enteró del nombramiento de su hermano mientras miraba el cónclave por televisión: "Lo vi salir al balcón y casi me muero. Me largué a llorar y no paré", recordó en varias entrevistas. En una breve conversación posterior, el Papa Francisco le dijo: "Vos, decile al resto de la familia que estoy bien. No puedo llamar a todos porque fundo las arcas del Vaticano".
Aunque no pudieron reencontrarse físicamente, en 2019 el artista argentino Gustavo Masó le entregó al Papa una escultura que reproducía la mano de María Elena, acompañada por un mensaje grabado: "Mirá que me gustaría estar con vos y abrazarte. Creeme que estamos abrazados. A pesar de las distancias, estamos muy abrazados".

Hoy, María Elena vive en una residencia religiosa, bajo el cuidado de monjas, debido a problemas de salud que le impiden viajar. Fue su hijo, José Ignacio Bergoglio, quien le comunicó la triste noticia. Contó que su teléfono no dejó de sonar desde las seis de la mañana del lunes, con mensajes que confirmaban el fallecimiento de su tío. Ante la avalancha de información, se contactó con su hermano y juntos fueron a darle la noticia: "Jorge había partido".