14 Mayo de 2024 14:36
Desde que el telégrafo revolucionó la comunicación, la humanidad fantaseó con lograr conectarse a todas partes del mundo y sin importar las distancias. Y tal cometido se logró el 8 de mayo, cuando el artista lituano Benediktas Gylys inauguró su proyecto The Portal, una pantalla con cámara que vincula a los habitantes de Nueva York con Dublín, la capital irlandesa; Y si bien la curiosidad y la conexión ganó espacio en un principio, el paso de los días generó polémicas y enfrentamientos entre ambos países.
La versión yanqui está ubicada en Flatiron South Public Plaza y la europea sobre O'Connell, la calle principal de la ciudad. Ambos puntos son una comunicación directa a través de 4.828 kilómetros de distancia. Si bien comenzó con la intención de que sea un proyecto de arte público y participativo, con el fin original de unificar a las culturas más allá de los idiomas, la situación cambió drásticamente cuando las personas de ambos países comenzaron intercambiar insultos en vez de su cultura.
Mientras que al principio funcionaban para intercambiar bailes, a las pocas horas ya empezó a generar discordia entre los dos países. Cada pantalla circular tiene más de dos metros de diámetro y la idea -al menos cuando se lanzó- era que duren meses allí y que registren la conexión entre las dos naciones.
"Sentí una profunda necesidad de contrarrestar las ideas polarizantes y comunicar que la única manera de continuar nuestro viaje en esta hermosa nave espacial llamada Tierra es juntos. No quería subir al cuadrilátero y pelear, sino ofrecer algo con amor y luz", afirmó el creador.
Esta idea utópica se desdibujó rápidamente con las primeras acciones disruptivas que se presentaron. Al igual que las redes sociales, que en un principio se mostraron como una herramienta para vincular más a la humanidad, estos "portales" cumplieron el efecto contrario al que se propusieron. Inclusive con cuestiones de mal gusto y muy sensibles para la población norteamericana.
Es que una de las polémicas más abrumadoras que surgió fue cuando desde Irlanda mostraron imágenes de la caída de las Torres Gemelas que sucedieron el 11 de septiembre de 2001, a partir de un atentado que hizo impactar dos aviones contra estas. También se vieron imágenes de personas drogándose en vivo y en directo o riéndose de personalidades fallecidas.
Estas situaciones fueron un golpe directo a las declaraciones de su creador, que habló del "poder del arte para trascender las barreras físicas" y se refirió a su creación como "una invitación a conocer gente por encima de fronteras y diferencias y a experimentar nuestro mundo tal como es realmente: unido y uno".
También el alcalde de Dublín, Daithí de Róiste, defendió la iniciativa artística. "El proyecto Portals encarna esto, reuniendo tecnología, ingeniería y arte para acercar a comunidades de todo el mundo y permitir que las personas se reúnan y conecten fuera de sus círculos sociales y culturas"
Cuando declaró esto todavía no se había dado la viral situación que protagonizó la modelo de la plataforma erótica Onlyfans Ava Louise. La joven se acercó a la pantalla en Nueva York y levantó su remera hasta dejar sus dos pechos al aire libre y los sacudió durante unos largos segundos, y dejó boquiabierto a más de uno del otro lado.
Más allá de que peligre la permanencia de este tipo de proyectos por una escalada de violencia social, el resultado del experimento volvió a dejar en claro que la unidad de la humanidad no se puede concebir sin tener en claro que las diferencias culturales hacen a la diversidad y que esta es la que promueve un mundo más equitativo y comprensivo.