El 17 de abril de 1853, Domingo Faustino Sarmiento se reunió con el experto en suelos francés Michel Aimé Pouget para encomendarle una tarea que cambiaría para siempre a la industria argentina: traer nuevas cepas de vid para darle un impulso masivo a la industria vitivinícola argentina.
El malbec se convirtió en la cepa más emblemática de la Argentina.
Es en recuerdo de ese momento que hoy se celebra el Día del Malbec en honor al varietal que terminaría convirtiéndose en el más emblemático de la Argentina. Y porque el mejor honor es el disfrute, el sommelier Aldo Graziani -autor junto a Valeria Mortara de las ediciones 2017 y 2018 de La guía del Vino Argentino- le cuenta a BigBang las claves para recorrer el mejor camino de exploración.
"El malbec argentino es único porque es bueno tanto en Mendoza y Río Negro como en Salta y Jujuy. Y cuando algo te hace sobresalir en el mundo, lo convertís en bandera. Es un concepto de unidad".
La cepa da buenos resultados en zonas climáticas muy diversas.
"Es un varietal muy versátil: hay malbec ligeros y otros muy concentrados. Es muy amigable para comer, no se necesitan platos muy fuertes ni muy pesados para acompañarlo, marida bien con pastas y con todo tipo de carnes. Los más ligeros incluso pueden combinar bien con algún producto de mar, aunque ya es más arriesgado".
"Usualmente, los malbec más pesados y con taninos más intensos son de Luján de Cuyo (Mendoza), mientras que los provenientes del Valle de Uco (en la misma provincia) son más frescos y florales".
"Es buena idea tomarlos más bien fríos, alrededor de 14 grados. Así, los malbec se vuelven más amigables y expresivos.
Los malbec de Luján de Cuyo se caracterizan por su complejidad.
"Tres vinos malbec recomendables a buen precio son el Altosur de Finca Sophenia (220 pesos), el Diamandina de Bodega Diamandes (230 pesos) y el Elementos de Bodega El Esteco (100 pesos).