Furiosos. Así está la familia de Ángel de Castro, acusado por las autoridades de ser el “paciente cero” que desató la última ola de contagios en Necochea. La ciudad, que había pasado los últimos 60 días sin ningún solo caso positivo de coronavirus, ya cuenta con 23 infectados de COVID-19 y más de 350 personas aisladas a la espera de los resultados.
Fue un baby shower clandestino el disparador y el foco principal de los contagios. Según reconstruyó la justicia, una mujer de 49 años, llamada María Paula, había sido la encargada de armar los souvenirs para el evento. María Paula había sido la encargada de contactarse con De Castro. El baby shower convocó a más de 30 personas, todas ellas aisladas por precaución.
La mujer no fue la única en dar positivo de coronavirus. También contrajeron la enfermedad sus tres hijos (que fueron al Baby Shower en su lugar), su mamá, de 70 años y un compañero suyo del trabajo. María Paula se desempeña los días domingo en una residencia de ancianos donde viven siete adultos mayores. De ellos, una jubilada de 91 años contrajo la enfermedad.
Según le detallaron a BigBang, la justicia mantiene en curso dos investigaciones diferentes: la primera señala que De Castro, de 70 años, viajó a la Ciudad de Buenos Aires por temas de trabajo junto a su yerno. Allí se descompensó y fue trasladado al Sanatorio Güemes, el cual alberga 125 pacientes confirmados con coronavirus y detectó siete nuevos casos en las últimas 24 horas.
Además, en dicha clínica hay 48 personas bajo sospecha y la cantidad de empleados contagiados es de 36. En ese sentido, detallaron que el hombre había visitado el Sanatorio Güemes entre el 18 y el 20 de mayo por un cateterismo.
A ambos, según pudo saber este portal, se les dictó la prisión domiciliaria al considerarlos responsables del delito de "propagación de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas", previstos en los artículos 205 y 202 del Código Penal.
Al mismo tiempo, la fiscal a cargo de la investigación, Silvia Cristina Gabriele, sostiene que De Castro y su yerno viajaron a CABA para comprar botellas de alcohol en gel y “alcohol en gel bactericida sin acción terapéutica”, un producto sanitizante, para comercializarlos en Necochea.
Una vez en la ciudad de La Costa, el hombre habría visitado a la mujer de 49 años, catalogada como el paciente “índice”, para entregarle los insumos para vender. Fue ahí donde, según la justicia, De Castro habría contagiado de COVID-19 a María Paula. “Una vez que volvió, no respetó la cuarentena obligatoria de 14 días”, le explicó una fuente a este portal.
En principio, De Castro y su yerno no contarían con la habilitación o autorización para comercializar esta clase de productos. Algo que, su familia, desmiente de manera categórica y advierte que el hombre de 70 años no fue el culpable de contagiar a la mujer de 49.
Desde su entorno le reconocieron a BigBang que el contacto entre De Castro y María Paula existió, pero aclararon que fue antes del contagio en la clínica. “Ese contacto fue el 18 de mayo por la tarde dentro de las pautas fijadas por el municipio. Ese mismo día, pero a la noche, él viajó a la ciudad de Buenos Aires por motivos laborales” explicaron.
En ese sentido, señalaron que lo hizo con su “pertinente permiso” y que el día martes 19 de mayo sufrió una descompensación: “Fue ingresado de urgencia al Sanatorio de la Fundación Favaloro, lugar donde se lo estabiliza y por medio de su obra social PAMI se lo trasladó al Sanatorio Güemes, donde el 20 de mayo, luego de diversos estudios, le hicieron un cateterismo”.
A De Castro, según sus familiares, le dieron el alta el 21 de mayo y al día siguiente por la madrugada regresó a la ciudad de Necochea acompañado de su yerno. “A él le llamó la atención que en los ingresos a la ciudad no hubiera personal realizando ningún tipo de control. Nadie lo paró ni le pidió su permiso de circulación. No fue sometido a ningún control”, detallaron.
Una vez de vuelta en Necochea, De Castro se instaló en la casa de su hija, Fabiola, donde -según sus íntimos- permaneció sin tener más contacto con nadie exceptuando que el viernes 22 tuvo que pasar por cardióloga. Como no se sentía bien y no tuvo fiebre constante, su hija llamó al 147. Allí, le pidieron que lo llevara a la guardia más cercana.
Al ser un paciente de “alto riesgo” por sus afecciones, se le realizó el hisopado. Le dijeron que el malestar seguramente era por su tema cardíaco. “Los resultados del laboratorio dieron como que tenía bronquitis, quedó internado y luego se verificó que tenía Neumonía por COVID-19”, señalaron sus familiares, remarcando que De Castro no contagió a nadie con intención.
Para ellos, la difamación, injurias, procesamiento, acusaciones y la condena social y judicial son injustas al considerar que el hombre no buscó contagiarse y que desde el PAMI lo trasladaron al Sanatorio Güemes para que sea atendido de sus problemas cardíacos. Tanto su hija, como su yerno, esperan por los resultados que determinen si contrajeron o no la enfermedad.
El hisopado al grupo familiar de De Castro se realizó el 28 de mayo. “El Estado Municipal nos ha abandonado, no tenemos la contención médica por ser pacientes con COVID, no tenemos la protección ante tantas amenazas a nuestras vidas, se hace realmente muy difícil seguir escuchando tantas afirmaciones carentes de prueba”, denunció su hija Fabiola.
“Muchas personas son jueces y con gusto serían verdugos, han amenazado a mi familia, a mí, le han deseado la muerte a mi padre, han dicho públicamente y sin ningún tapujo ´hay que meterle un tiro en la cabeza´, hasta dónde van a llegar con el odio ciego, cuál es el límite de la venganza por mano propia que muchos buscan”, se preguntó.
A través de una carta que compartió en las redes, cerró: “Cuál es el propósito de culpar a alguien y dejar de mirar que los responsables de ejercer los controles no lo hicieron, y que nadie está libre de pecado. Sé que para la gran mayoría de mis conciudadanos mi padre es la peor lacra que existe, pero también sé que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario”.