A 60 días de la última comunicación emitida por el ARA San Juan, el paradero del submarino y sus 44 tripulantes es un misterio sin develar. Las tareas de búsqueda -sin precedente en la historia argentina- sólo sumaron dudas e incertidumbre y el futuro avizora poco prometedor pese a que la Armada niega que el cese de los rastrillajes sea una posibilidad.
La complejidad de la investigación se centra en que el objeto en cuestión no aparece y mientras la Armada se apega -aunque no lo haga público- a la teoría de una explosión que desintegró la unidad, especialistas navales cuestionan el área de búsqueda y no descartan que el submarino se encuentre en otro sector del mar argentino o en aguas internacionales.
Dos meses sin el submarino ARA San Juan.
Expertos navales consultados por BigBang, sostienen que la unidad se encuentra más allá de los 4.000 metros cuadrados establecidos para el rastrillaje y señalan como un error el hecho de haber reducido la búsqueda a la zona aledaña a dónde se detectó la explosión. Por estas horas sólo tres buques participan de las tareas: el ruso Yantar, el ARA Spiro y el ARA Islas Malvinas.
El primer mes: día por día
Millas a la deriva
La última posición conocida del ARA San Juan es en el Golfo San Jorge, a unas 240 millas náuticas (432 km) mar adentro. La Armada trazó diversos radios de búsqueda que con el tiempo se redujeron hasta llegar al actual de tan sólo 40 kilómetros, tramo cuyas profundidades oscilan de los 200 a 1.000 metros. Desde entonces se descartaron más de una docena de objetos detectados en el fondo del mar.
Ante la falta de datos, una hipótesis comienza a ganar terreno entre especialistas navales e integrantes de la Marina: la nave podría no haberse ido a pique inmediatamente después de la explosión y recorrió millas a la deriva. "Es probable que tras el desperfecto, la nave haya tenido un tiempo prolongado de inestabilidad en un período que se llama flotación a media agua", explicó a BigBang una fuente naval.
Dudas sobre el área de búsqueda diagramado por la Armada.
Algo es seguro: los elementos de búsqueda utilizados durante estos dos meses fueron y son efectivos. La importante cantidad de barcos y objetos hallados por el sonar de las embarcaciones confirma esto. Sin embargo la nave no aparece y este es el motivo por el cual se cree que la embarcación podría haberse alejado más allá del talud, a una profundidad de 4000 metros.
En este contexto, la Armada comienza a suscribir - pese a que no lo hagan público- la idea de que el submarino explotó en pedazos, y se apoya en el informe dado a conocer por el analista de inteligencia naval de Estados Unidos, Bruce Rule, quien analizó la señal acústica detectada el 15 de noviembre por la Organización del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares y determinó que el submarino sufrió un colapso letal, que liberó una energía similar a una explosión de 5700 kilos de TNT, a 380 metros de profundidad. Este americano arriesga la tesis de que los tripulantes murieron de forma instantánea.
Uno de los objetos hallados en el fondo del mar.
La teoría, rechazada por las familias quienes entienden que sería una manera de terminar la búsqueda, no encuentra sustento debido a que la explosión debería haber provocado que elementos de la nave salieran a flote. Incluso, es difícil que no se forme en el mar una mancha de aceite o combustible.
Otra hipótesis tiene en la mira el accionar del capitán del ARA San Juan, Pedro Martín Fernández. No se descarta que el comandante haya cometido un error de navegación luego de detectar la falla en las baterías. En su última comunicación, el jefe de operaciones del submarino transmitió la intención de "ir a 40 metros de profundidad para entrar al tanque de baterías, evaluar la avería y ampliar información". Esa decisión de volver a sumergirse, pudo haber provocado el golpe letal. Según pudo saber BigBang, en todo 2017, el comandante sólo navegó 19 días.
Por otra parte, aún debe determinarse qué ocurrió con los 8 intentos de comunicación que partieron desde el submarino durante la madrugada del miércoles 15 de noviembre, en medio de un temporal con olas de hasta 6 metros. No se descarta que el comandante haya decidido mantenerse en la superficie durante ese período de tiempo para oxigenar la embarcación ante el principio de incendio. En otras palabras, soportó todo lo pudo hasta que algo lo obligó a bajar. O él mismo así lo decidió. Como sea, debe determinarse si existió respuesta a esas llamadas, y cuál fue su contenido.
En este contexto los familiares intentan desesperadamente que los rastrillajes no cesen. Mientras mastican el dolor que representa ni siquiera qué ocurrió con sus seres queridos, abarcan numerosos frentes: siguen de cerca la investigación que lleva adelante la jueza federal de Caleta Olivia Marta Yáñez, aguardan por la conformación de la Comisión investigadora en el Congreso y luchan para que el tema siga vivo en los medios de comunicación.
ARA San Juan, el submarino que conmueve el país.
La investigación
Luego de un breve descanso, la magistrada Yáñez regresó el 8 de enero a sus tareas al frente del caso que se convirtió en el desafío más importante de su carrera. Así intenta determinar cómo y por qué el submarino se hundió a las profundidades del mar, si es que eso ocurrió. Bajo un absoluto hermetismo, decodifica por día la documentación enviada por la Armada, papeles desordenados e ilegibles debido al lenguaje técnico y secreto utilizado por la marina y busca conocer el historial de máquinas, es decir, el registro de mantenimiento de la unidad.
Este sitió reveló una conversación entre el submarinista Juan Gabriel Viana, quien abandonó la nave antes de zarpar a Mar del Plata, y un grupo de familiares en la cual el marino asegura que días antes del trágico viaje, la unidad naval sufrió la quema del bobinado de un interruptor que conecta las baterías, en serie o en paralelo, que dan energía a los motores del submarino y permiten poner sus etapas de marcha.
Viana y Humberto René Vilte -el otro tripulante que abandonó la nave en Ushuaia- serán los primeros en ser indagados, una vez que la magistrada Yánez inicie la ronda de declaraciones. La querella, compuesta por un grupo de familiares encabezados por Luis Tagliapietra, planteó que la prioridad es determinar en qué condiciones se encontraba la nave luego de zarpar de Mar del Plata hacia Tierra del Fuego, y saber qué ocurrió durante el periplo.
Al mismo tiempo, los familiares buscan que la Jueza llame a indagatoria a tres cabecillas de la Armada cuyo testimonio podría ser clave para determinar el estado de mantención de la unidad. Se trata del desplazado ex jefe de la Armada, Marcelo Srur, además del relevado comandante de la Fuerza de Submarinos, Claudio Villamide y el ex contralmirante Luis Enrique López Mazzeo, quien estaba a cargo de Adiestramiento y Alistamiento de la fuerza.
Srur ex jefe de la Armada Argentina.
“Yáñez apoya este pedido, pero primero debemos formular bien la acusación. Puede ser homicidio culposo como incumplimiento de los deberes de funcionario público, entre otras, aunque para señalar a alguien se necesitan pruebas materiales concretas”, le dijo a BigBang uno integrante de una de las familias que sigue de cerca el caso.
Aunque la empresa no asoma sencilla, la querella quiere que los tres jefes de la Armada sean imputados por homicidio con dolo eventual. Sustentan su pedido en que se trata de funcionarios públicos cuya idoneidad se vio alterada por el episodio del ARA San Juan. A su vez, sostienen que todos ellos conocían el informe de la Auditoría General de la Armada, que indica que la nave no estaba en condiciones de navegar. Por lo tanto entienden que al permitir la zarpada, se produjo una acción criminal. “Conocen como pocos cuál era el verdadero estado de la nave, sino se les presiona un poco no van a hablar”, explicaron a este medio.
La jueza Yáñez, a cargo del caso.
Para que esto ocurra, la Jueza debe dar luz verde al pedido, encontrar una acusación contundente y llamar a indagatoria a los marinos, quienes ya preparan una buena defensa: dos de ellos contrataron al reconocido abogado Manuel Romero Victorica, letrado de las hijas de Alberto Nisman.
La Armada atraviesa una crisis interna tras los cambios de mando y pases a disponibilidad. El caso del submarino provocó un terremoto interno que alteró la labor y vida de sus integrantes, incluida la del propio Enrique Balbi, el vocero de la Armada, quien antes de la trágica noticia tenia pensado abandonar el país para convertirse en agregado naval de la embajada argentina en México. Difícilmente lo haga.