15 Agosto de 2024 12:39
Las últimas mediciones de la pobreza infantil que registró la Universidad Católica Argentina (UCA) y que corresponden a 2023 son la explicación perfecta para la estadística terrible que brindó en la última semana Unicef y que asegura que un millón de niños y niñas se van a dormir sin comer en la Argentina. Según informaron, la pobreza infanto juvenil es del 62,9 por ciento -la más alta desde 2010-, mientras que la indigencia llegó al 16,2. Los números no paran de crecer desde 2011.
"En 2023, el 62,9 por ciento de los niños, niñasas y adolescentes vive en situación de pobreza y el 16,2 vive en situación de indigencia. Esta es la cifra más alta desde el 2010. Desde el 2020, las transferencias de ingresos no contributivas, entre la que se encuentra la Asignación Universal por Hijo (AUH), alcanzaron a más del 44 por ciento", aseguraron en el informe de la UCA.
Esto traducido a estadísticas no porcentuales y contrastado con los datos del último censo oficial de 2022, quiere decir que 7.685.436 niños, niñas y adolescentes están bajo la línea de la pobreza. A su vez, que 1.979.397 son indigentes. Casi dos millones de infantes en la peor situación social posible. De acuerdo a lo informado por Unicef, sólo un millón se va sin cenar. Evidentemente esto podría duplicarse muy fácilmente.
Los datos del estudio del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia construyen un "índice de pobreza multidimensional" a partir de "un doble umbral de carencias, uno total y otro severo", a partir de la selección de "seis dimensiones de derechos: alimentación, saneamiento, vivienda, salud, información y estimulación/educación". En 2023, según estos criterios, el 56,3 por ciento de los menores fueron parte de la pobreza multidimensional.
"Por otro lado, el 16,1% padece pobreza multidimensional en niveles severos, proporción tan alarmante como la de indigencia monetaria infantil (16,2%). Estos números eran aún más elevados al inicio del periodo analizado (2010). En este sentido, estamos en presencia de mejoras, particularmente en la pobreza multidimensional medida de acuerdo con el umbral severo. Esto es debido a los avances en indicadores del hábitat como el hacinamiento y la calidad de la vivienda y en materia de escolarización", analizaron desde la UCA.
El hambre que es ley
"El 32,2 por ciento de los niños/as y adolescentes en la Argentina Urbana actual sufren inseguridad alimentaria. Es decir, no pueden acceder a alimentos nutritivos y variados por limitaciones económicas", reconocieron en el informe de la UCA. "Los que sufren inseguridad alimentaria en términos severos representan el 13,9% en 2023", agregaron.
"Estos declaran haber experimentado 'hambre' por problemas económicos", precisaron. A su vez, rejerarquizaron el rol de los planes sociales para paliar esta difícil realidad argentina. "Los programas alimentarios de transferencia de ingresos son esenciales para ayudar a las personas a satisfacer sus necesidades alimentarias básicas y garantizar este derecho tanto a corto como a mediano plazo", afirmaron.
"Debido a los altos niveles de inflación y al bajo poder adquisitivo de los salarios es necesario mejorar la eficacia, cantidad y calidad de las ayudas directas e indirectas, especialmente en los sectores mas vulnerables de donde la pobreza infantil tiene una mayor prevalencia", recomendaron desde la UCA.