13 Enero de 2016 19:23
El 21,6% de los niños de hasta cuatro años en Argentina son pobres, mientras que el 9,2% son indigentes, según un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
El documento "Diagnóstico de la primera infancia en la Argentina" , del cual surge este relevamiento, plantea que "Argentina no escapa al fenómeno de infantilización de la pobreza que atraviesa a América Latina".
La primera infancia abarca desde el embarazo hasta los cuatro años. Según el último censo realizado en la Argentina en 2010, 3.337.652 niños están en esta etapa, lo que implica que un 8,3% de la población total del país son menores de cinco.
En la Argentina casi 3,5 millones de niños son menores de cinco años.
"La tasa de pobreza por ingresos de los niños entre 0 y cuatro años es mucho mayor que la referida a la población total: en el segundo semestre de 2014, 21,6% de los infantes eran pobres y 9,2% indigentes, frente a 12,9% y 5,5% respectivamente en la población general (tomando una línea de pobreza de 4 dólares al día y de indigencia de 2,5 dólares al día)", detalló el informe.
Según el análisis "este fenómeno es reflejo de que los ingresos son menores para las personas con hijos". Al respecto, se indica que en 2012 el 48,6% de las madres y 47,6% de los padres que vivían con sus hijos formaban parte del 30% de los hogares con menos ingresos per cápita familiar, mientras que solo 12,5% de las mujeres y 11,7% de los hombres sin hijos pertenecían a este grupo.
"Esta tendencia se fue acentuando con el tiempo: en 2006 los porcentajes de madres y padres que vivían junto a sus hijos y formaban parte de los hogares de ingresos más bajos eran menores: 44,3% y 42,1%, respectivamente", comparó Malena Acuña, del Programa de Protección Social de CIPPEC. A su vez, el estudio alertó que "en niveles socioeconómicos más bajos encontramos mujeres que han sido madres más tempranamente y con más hijos".
Los ingresos son menores para las personas con hijos.
Para Acuña, "la realidad socioeconómica y los patrones reproductivos suelen estar vinculados: así se genera una relación circular entre demografía y desigualdad. Si la situación inicial fue desfavorable, se generan ciclos viciosos en las que las familias quedan atrapadas de generación en generación".
"Revertir la infantilización de la pobreza y su profundización implica un arduo desafío en el largo plazo”, concluyó.