21 Abril de 2025 08:14

Con la muerte del Papa Francisco este lunes, la Iglesia Católica entró oficialmente en un nuevo período de transición: la llamada "Sede Vacante". El fallecimiento del primer pontífice argentino no solo conmociona a millones de fieles en todo el mundo, sino que también activa una serie de rituales y decisiones que definirán el rumbo del Vaticano en los próximos días. El proceso comenzó con la confirmación del deceso por parte del camarlengo, el cardenal que encabeza la Cámara Apostólica y que tiene la responsabilidad de conducir la Iglesia en ausencia del Santo Padre. "A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre", leyó Kevin Farrell.

Según las modificaciones aprobadas por el propio Francisco en noviembre de 2024, la constatación de la muerte se realiza en la capilla privada del Papa, y no en su habitación, como se hacía hasta ahora. Con la "Sede Vacante" ya en curso, se suspenden todas las audiencias vaticanas, se inicia la organización del funeral -que se celebrará entre el cuarto y el sexto día tras la muerte- y se transfiere la administración temporal de la Iglesia al Colegio Cardenalicio.
En paralelo, comienza la preparación para el cónclave que elegirá al próximo Pontífice. Lo cierto es que Francisco introdujo importantes modificaciones al Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el protocolo litúrgico para la muerte de un Papa, con el objetivo de simplificar el proceso y enfocarlo más en lo espiritual que en lo ceremonial. Entre las principales novedades se destacan:
- Se eliminó el uso de los tres ataúdes tradicionales (ciprés, plomo y roble); ahora se utiliza uno solo de madera, con interior de zinc.
- El cuerpo del Papa será expuesto a los fieles dentro del féretro abierto, sin la tradicional colocación del báculo papal.
- No habrá más traslado al Palacio Apostólico ni triple sepultura.
- Los "novendiales", los nueve días de oración posteriores al funeral, se simplifican con nuevos formularios litúrgicos.
Además, se descartó el tradicional ritual en el que el camarlengo golpeaba la frente del Papa con un martillo de plata tres veces llamándolo por su nombre de pila, práctica que formaba parte del simbolismo medieval del fin del pontificado.

La misa exequial será presidida por el decano del Colegio Cardenalicio en la Plaza San Pedro, y será más sobria que en ocasiones anteriores. Los títulos temporales y protocolares cederán paso a denominaciones más espirituales, como "Obispo de Roma" o "Pastor". Finalizada la ceremonia, el cuerpo de Jorge Mario Bergoglio será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, cumpliendo con su voluntad de ser enterrado fuera del Vaticano.
Este lugar no fue elegido al azar: era uno de los templos más queridos por Francisco, a donde acudía con frecuencia a rezar en silencio. Tal como recordó su ex secretario de prensa, Roberto Dabusti, en diálogo con Ignacio Ortelli en Esta Mañana por Radio Rivadavia AM 630, "pidió ser enterrado fuera del Vaticano, una Iglesia a la que fue el otro día a rezar y a donde llevó un ramo de rosas a la Virgen luego de su internación".
Una vez concluido el funeral, el Colegio de Cardenales -integrado por aquellos menores de 80 años- se reunirá en el cónclave, que se celebrará entre 15 y 20 días después del fallecimiento del pontífice. La elección se realiza en la Capilla Sixtina mediante votación secreta, hasta alcanzar los dos tercios necesarios. Si la votación es infructuosa, el humo que emana de la chimenea es gris. Cuando se elige al nuevo Papa y éste acepta el cargo, el humo se torna blanco: es la fumata blanca, señal que anuncia al mundo la llegada de un nuevo líder espiritual.

Acto seguido, el nuevo Pontífice es presentado en el balcón central de la Basílica de San Pedro, con el ya tradicional anuncio: "Habemus Papam". Desde allí, da su primera bendición Urbi et Orbi ("A la ciudad y al mundo").
El fin de un pontificado que marcó época
Francisco, el "Papa con olor a oveja", deja un legado que combina sensibilidad pastoral, reformas profundas y gestos de austeridad. Según Dabusti, "se comunicaba primero con sus silencios, luego con sus gestos, y en tercer lugar con sus palabras", una secuencia que explica su cercanía con los marginados, su frontalidad con los poderosos y su capacidad de incomodar tanto a conservadores como a progresistas dentro y fuera de la Iglesia.
Dabusti compartió recuerdos íntimos del pontífice: "Hasta ayer saliendo al balcón, era él. Ese es su mensaje. Al Papa Francisco hay que recordarlo como un pastor que dejó y desgastó su vida por la Iglesia, los más cercanos y los que más sufren". Con su muerte, se cierra un capítulo clave en la historia de la Iglesia Católica. La transición ya está en marcha. El mundo católico, una vez más, vuelve su mirada al cielo -y a la chimenea de la Capilla Sixtina- en espera del próximo nombre, la próxima figura, el próximo pastor.