26 Junio de 2017 15:35
Desde que se dio a conocer la triste noticia del accidente ocurrido en Mendoza, el dolor no hace más que hacer eco en los corazones de todos. No sólo porque fueron muchos los heridos y fallecidos, sino porque dentro del colectivo había muchos niños que habían viajado hasta Mendoza con una sola ilusión: disfrutar de la danza.
Muchos de los chicos fallecidos bailaban en la acedemia Soul Dance.
Entre aquellos que perdieron la vida, había muchas chicas menores de edad que dedicaron su vida al baile. Entrenaban muy duro para mejorar cada día sus habilidades, practicaban los pasos de baile, se esforzaban por crecer y mejorar, pero sobre todo, querían demostrar la belleza de la disciplina que practicaban.
Por eso, al viaje de Mendoza asistieron muchos chicos que pertenecían a la academia de baile Soul Dance, con el fin de participar el pasado jueves, de un concurso de baile en el teatro Roma de San Rafael. Además, luego del certamen, aprovecharon los días que quedaban para hacer excursiones, conocer la nieve en Las Leñas, y pasear.
Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, y muchos de los alumnos perdieron la vida en un accidente que borró la felicidad de todos los que estuvieron allí presentes.
Los chicos aprovecharon el viaje para conocer la nieve y pasear.
Las víctimas
Sol Villagran, tenía 17 años y estaba feliz de haber viajado a Mendoza. Incluso, era tanta su alegría, que compartía en sus redes fotos y publicaciones de los lugares que recorría junto a sus amigas.
"Me quiero quedar acá", había escrito el 23 de junio en Facebook, junto a dos fotos suyas que demostraban que la estaba pasando muy bien.
Camia Saucedo también estaba allí, y se definía como "bailarina". Amiga de sus compañeras de danza, la joven solía compartir en sus perfiles sociales diferentes imágenes relacionadas con su pasión.
Lookeada con diferentes atuendos, la niña de 12 años, compartía distintos retratos de las perfomances que hacía habitualmente.
Otra de las fallecidas es también Valentina Arias, una chica de 13 años que vivía junto a su familia en Grand Bourg, donde pasaba sus días explorando sus dos hobbys: bailar y correr.
Mariana Aragón también era de Grand Bourg, y compartía sus días junto a su amiga Valentina. Ambas estaban unidas por una misma elección y un mismo destino: bailar por sobre todas las cosas.
"La danza es un arte vivo", escribió Mariana
en su
, junto a muchas otras fotos que publicó, donde se la puede ver elogando, haciendo poses de baile y hasta bailando arriba del escenario.
Camila Mastropierro era alta y flaca y por las publicaciones en las redes, se nota que sabía bien lo que hacía cuando se trataba de bailar.
Con un estilo de vida definido, Camila era alumna de la escuela de danza que comandaba Claudio Giménez, el profesor con el que viajaron a Mendoza.
Aunque el dolor de los allegados de las chicas es inmenso e inexplicable, saben que todas ellas perdieron su vida disfrutando de una de las cosas que alentó sus cortas vidas: el amor por la danza.