De noche y de día, la actividad de la construcción casi nunca para en la villa 31. A toda hora se observan trabajos de reformas y ampliación. Hace una década, las edificaciones más altas eran de tres pisos y causaban sorpresa entre los propios habitantes del asentamiento. Hoy ya se naturalizó el crecimiento en altura, y hay “torres” de hasta seis pisos.
Según cifras del Instituto para la Vivienda se estima que en la Villa 31 viven 40.000 personas
Al igual que en todas las villas porteñas, en la 31 y la 31 Bis existe una prohibición para ingresar materiales de construcción. Sin embargo, es una restricción que no se cumple. Inclusive, los propios vecinos cuentan que dentro del asentamiento existen tres corralones que funcionan con la “complicidad” de la propia policía. “De otra forma no se explica la cantidad de materiales que ingresan por día”, analizó Malvina, una vecina del barrio.
Para los vecinos, la cantidad de las construcciones que se realizan en la villa es inversamente proporcional a las obras de urbanización que por ley debe garantizar la Ciudad. En las últimas semanas, el gobierno informó de una serie de trabajos realizados tanto en la 31 como en la 31 Bis, como la pavimentación de un 85% de las calles, la colocación de tres semáforos y desagües cloacales. Sin embargo, para los vecinos no alcanza, y exigen la apertura de más calles, y cloacas en todo el asentamiento.
“Hay obras que deben tener prioridad, son de mucha emergencia. Las cloacas son un problema muy grande, porque dentro del barrio hay redes fluviales precarias”, indicó la vecina, quien explicó que “el Gobierno porteño tiene un plan de obra que tendría que implementar para la creación de una red troncal fluvial cloacal”.
Según cifras del Instituto para la Vivienda de la Ciudad, se estima que en la villa 31 viven 40.000 personas. Para Henry, otro vecino del asentamiento, esa cifra es aún mayor. “Los chicos crecen, forman familias, tienen hijos, se suman chicos, se ensamblan familias y hay más necesidades de vivienda”, dice. Lejos quedan las cifras del censo de 2010, donde figuraban 26.492 habitantes. Y más atrás aún el censo 2001, cuando la villa tenía 12.200.
Hoy ya se naturalizó el crecimiento en altura, y hay “torres” de hasta seis pisos.
Desde la Corriente Villera Independiente informaron que una de las obras de pavimentación, obras de fluviales y veredas fue realizada por la Cooperativa Nuevo Retiro.
El crecimiento poblacional es la explicación del aumento en las construcciones. A precios económicos y en una de las zonas más valiosas de la ciudad, con decenas de líneas de colectivos, subtes y trenes de la Ciudad, los habitantes pueden construir casi sin controles. Inclusive ya hay obras más altas que la propia Autopista Illia, que bordea un sector del asentamiento. De todos modos, los vecinos se atajan: “Nosotros queremos pagar impuestos como todos los vecinos de la ciudad. Pero no queremos que venga el gobierno a pintar, sino que invierta en obras de urbanización”, apuntó Malvina.