Ya pasaron dos meses desde que la familia de Nahuel Gallo vive una pesadilla sin fin. El 8 de diciembre de 2024, el gendarme argentino de 33 años fue detenido arbitrariamente al intentar ingresar a Venezuela desde Colombia. Su único objetivo era reunirse con su esposa y su pequeño hijo, a quienes no veía desde hacía siete meses. Sin embargo, el régimen de Nicolás Maduro lo acusó de planear actividades desestabilizadoras y lo secuestró sin ofrecer pruebas ni explicaciones.
Desde entonces, su madre, Griselda Heredia, y su hermana, Daiana Gallo, exigen respuestas desesperadas sobre su paradero y estado de salud. Pero el silencio es absoluto. "No sabemos nada. Estamos como el primer día, no tenemos información. Es algo de terror que vivimos todos los días. Es muy injusto lo que estamos pasando, tanto para él como para nosotros", relató Griselda, con la voz quebrada, en una entrevista con radio Mitre.
Las palabras de su madre describen una angustia insoportable. "Van 61 días que no sabemos nada; si está bien, si duerme, si come. No sabemos nada de nada. Es lo que más duele. Es todo tan injusto, y esa misma gente sabe que no es así. Fue como turista a un país donde tenía merecidas vacaciones", expresó, dejando en evidencia la crueldad de la situación. Las imágenes del video en el que se ve a Nahuel con el cabello y la barba crecidos, caminando con dificultad, solo profundizan la angustia de su familia. "Lo vi mal, él no camina así, no es así", expresó su madre, con la certeza de que su hijo está sufriendo.
Cada día que pasa sin noticias es un golpe más para una madre que solo quiere volver a abrazar a su hijo. Su hermana Daiana también narró los días de desesperación tras su desaparición y cómo un testimonio clave les permitió reconstruir lo ocurrido. "Había un protocolo de 72 horas para que lo entrevistaran, pero a medida que pasaban los días más se complicaba. No sabíamos nada. Después, cuando Diosdado Cabello lo confirmó, no dejó de ser un alivio porque al menos sabíamos que lo tenían ellos. Lo único que sabíamos era que lo agarraron en una combi y que lo llevaron", contó entre lágrimas y con un dolor visible a los ojos.
Nahuel contaba con todos los permisos legales para ingresar a Venezuela. "Estaba autorizado por Gendarmería y tenía la invitación de ingreso de Venezuela. Hacía siete meses que no veía al bebé. Fue a conocer Venezuela y volverse con el bebé y María (Gómez, su esposa)", relató Daiana, indignada por la arbitrariedad de su detención. El Gobierno argentino denunció la detención como arbitraria y exigió la liberación inmediata de Gallo, calificando el hecho como una grave violación de los derechos humanos.
La Cancillería llevó el caso ante la Corte Penal Internacional (CPI), argumentando que la captura de Gallo es parte de un patrón sistemático de crímenes de lesa humanidad por parte del gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, Venezuela se niega a ceder. El fiscal general venezolano, Tarek William Saab, aseguró que Gallo no está desaparecido, sino "detenido" bajo proceso judicial por su presunta vinculación con grupos terroristas.
La respuesta fue fría y carente de humanidad, mientras la familia del gendarme sigue esperando, sin siquiera poder enviarle una carta. Uno de los intentos de mediación fue impulsado por el dirigente social Juan Grabois, quien se comprometió a entregar una carta de la familia a Nahuel. Sin embargo, todo quedó en promesas vacías. "Dijo que podía hacer que la carta le llegue, pero al final fue todo mentira", afirmó Daiana, visiblemente decepcionada.
Por su parte, su madre se mostró incrédula ante el abandono que sufren: "Nosotros no estamos con la política, no estamos politiqueando, es un ser humano, es mi hijo, que yo lo tuve, lo crié. Y que venga un señor a jugar con tus sentimientos del dolor, porque eso es jugar con los sentimientos de uno". Mientras tanto, la familia sigue aferrada a la esperanza, aunque cada día que pasa sin noticias es un nuevo golpe a su resistencia. "Es una pesadilla, una pesadilla que todavía no terminó. Y temo por Nahuel, la vida de Nahuel está en un hilo", expresó Griselda, con la voz quebrada.
La historia de Nahuel Gallo se suma a la de tantos otros secuestrados políticos en Venezuela, en un contexto donde la represión se intensifica cada día más. El reciente secuestro del dirigente opositor Freddy Superlano, captado en video mientras era interceptado por un grupo armado en Caracas, es solo un nuevo capítulo de una historia de terror que se repite una y otra vez. Mientras la comunidad internacional sigue denunciando las atrocidades del régimen de Maduro, una madre argentina clama por justicia y exige respuestas. Pero, hasta ahora, el silencio ha sido la única respuesta. "Son tantas cosas que tenés en el pecho y que querés hablar, gritar, y no podés. Es muy feo. Vos decís criar un hijo para que los políticos negocien con él... Es muy triste, es horrible", concluyó Griselda.