Evelina Cabrera es una referente influyente del fútbol femenino. Es entrenadora, manager, dirigente y experta en coaching. Escribió dos libros (está escribiendo el tercero) y creó la Asociación Femenina de Fútbol. Sin embargo, las posibilidades de proyectar sus conocimientos en Argentina habían quedado reducidas a ser jurado en Relatoras, el reality que busca una relatora de fútbol (como un hallazgo extraordinario) y que conduce Mariano Peluffo en la TV Pública, sin chances de ejercer en el terreno que más le gusta: la cancha.
Por eso, cuando dirigentes de Pachuca, club de Primera División del fútbol mexicano, le propusieron emigrar por tres meses, a prueba, no dudó. "Si de mí dependía, me tenía fe. Vine por poquito tiempo pero con todas las ganas de demostrar que se podía hacer más. Por suerte, no me equivoqué", cuenta a BigBang con una alegría desbordante tras entrenar en plena pretemporada azteca. Y no es para menos. La propuesta inicial fue ser mentora del área de Desarrollo Humano y, de repente, se encontró con el interés de extender el vínculo por un año y no sólo con los equipos femeninos, pues le ofrecieron ser Auxiliar de la U20 masculina y así se convirtió en la primera mujer en ocupar un puesto en un cuerpo técnico masculino en México.
Pachuca es un club escuela de México que tiene especial énfasis en potenciar a sus jugadores brindando apoyo y contención más allá de lo técnico y táctico del deporte poniendo el ojo en las Fuerzas Básicas (los niños y juveniles con proyección al primer equipo). Uno de los integrantes del cuerpo técnico le mostró a Marcos Garcés, Director Deportivo del club, uno de los libros que escribió Evelina. La lectura de "Alta Negra" fue lo que lo llevó a considerarla para un trabajo más global y por más tiempo. Garcés sintió que ella era compatible con lo que el club pretende de sus jugadores y la consideró clave para ese proceso. "Fue todo demasiado rápido pero no lo cuestiono sino más bien lo disfruto", inicia contando Evelina después de la primera práctica matutina. Y agregó: "Cuando le agradecí por la oportunidad, haciendo foco en que era mujer, fue muy tajante: 'Usted está aquí por capacidad, no por ser mujer'. Y tenía razón en lo que me marcó. Yo que lucho por derechos e igualdad había caído en lo que reclamo".
-¿En Argentina todas las puertas estaban cerradas?
-En Argentina siempre trabajé para el fútbol femenino. La cantidad de cosas que hice lograron que tengan trascendencia global. Cerrar un G-20 o hablar en Nueva York para la sede de las Naciones Unidas o que la BBC de Londres me elija como una de las mujeres más influyentes del mundo me ubicaron en un lugar de mayor trascendencia. Hay un montón de cosas que hice allá que me ubicaron en un lugar de reconocimiento. Sobre todo con las pibas en los barrios, lo que me llena de felicidad y orgullo. Tengo el amor de muchos pero sin espacio para llevarlo al plano de la ejecución.
-¿En qué lugar sentís que te ubican?
-Me ubiqué. Siempre luché por la igualdad de derechos y me pusieron en el lugar de consejera, por mi experiencia de vida, para ayudar a las mujeres que sufren violencia de género y esas cuestiones. Jamás me tuvieron en cuenta en un espacio netamente masculino o en un espacio compartido por los dos géneros. Por eso me sorprendió lo que me pidieron aquí en México.
-¿Y por qué crees que allá sí y aquí no?
-Creo que la que se ubicó, porque siempre dividió, fui yo. Siento que la forma en la que lo encaré fue un grave error mío porque siempre dividí. Trabajar con hombres también es necesario porque también hay que hablarles de la perspectiva de género. "Esto es violento, no podes hacerlo", y así. Parece algo obvio pero a veces no lo es, hay que marcarlo. Trabajar con ellos es tan o más necesario. Trabajar previniendo es clave también. Es pura autocrítica la que tengo que hacer.
-Siempre se habla de la protección de las mujeres y no de la prevención con ellos...
-Exacto. "Esto es abuso, esto está mal." Lo obvio pero que claramente no sucede. Está bien ayudar a quienes son víctimas de la violencia machista pero también hay que erradicar de raíz con la otra parte también.
-¿Allá te hizo click el asunto?
-No, fue en Argentina, en diciembre. Estaba en Azul, Quilmes, ayudando y entrenando a unas nenas y se me acerca un nene y me dice: "¿Por qué no nos entrena a nosotros? ¿Les molestamos?". Me sentí shockeada. Me abrió la cabeza: ¡¡¡Tenía razón ese nene!!! Yo también tengo que trabajar con ellos y no solo con ellas porque yo también tengo que aprender. En base a eso, en enero, armé un proyecto para trabajar con ambos. Restablecer objetivos, trabajar en equipo, el stress, la exigencia, educación sexual, sensibilización de género. Muy global y muy necesario. Lo propuse para todos los clubes de Argentina.
-¿Y qué pasó?
-Me echaron, no me dieron bola. Me guardé el proyecto. Pensé que sería más sencillo que me presten atención porque me avala una trayectoria y además somos miembros de A.F.A., somos serias. Fue un golpe que no esperé ese rechazo. En el medio, falleció mi mamá del corazón y me agarré un bajón terrible. Pero me llamaron de Pachuca porque habían leído uno de mis libros. Fui contenta pero sin mucha expectativa. Estoy acostumbrada a remar. Fui por tres meses y después, extendieron por un año permitiéndole seguir trabajando con los chicos más allá de cómo jueguen.
-¿Y cómo te sientes sola en otro país?
-Extraño horrores, a veces la paso mal pero conozco otra cultura, con otra idiosincrasia muy diferente a la nuestra y me estoy adaptando. Aprendo, tengo nuevos desafíos y eso me motiva. Dice que México es machista pero me abrió las puertas que en mi país me cerraron. No digo que no lo sean pero se animan y caminan de la mano. Al menos intentan abrirse y entender. Ser extranjera y mujer no es sencillo pero me están dando una mano para que todo fluya.
-¿Pensaste en volver por la soledad?
-Lo pensé. Extraño horrores pero necesito esto y cuando me propusieron un nuevo desafío me acomodé. Los desafíos me motivan siempre. Mi meta en la vida era que mis viejos y hermanos me quieran y mi familia me quiere. Mis amigos también. Siento que voy bien. Mi objetivo en la vida ya está cumplido pero siempre busco motivaciones.
-Los dirigentes te llamaron pero los jugadores, ¿te aceptaron o les costó?
-Los jugadores de entrada no entendían mucho mi presencia. Me miraron de reojo pero sólo la primera semana pero supongo que miran de reojo a todos los que se suman si no los conocen. A la semana, trabajamos muy bien con muy buen vínculo. Los de la U20 de entrada se alejaban y hoy estamos muy unidos. Hoy soy uno más. Tienen confianza en mí, me cuentan todo: sus aciertos y sus problemas. Siento que avanzamos mucho y eso se ve reflejado no sólo en un campo de juego si no en la vida.
-El objetivo está propuesto, ¿cuál es tu meta?
-Cumplir con los objetivos para los que fui contratada y volver a la Argentina. Un año puedo aguantar sola. Mucho más, no.
-¿Es utópico pensar que lo que haces allá lo podés hacer acá?
-No lo sé. Sinceramente. Algo voy a hacer pero yo tengo objetivos que voy cumpliendo. Yo quería ver si podía hacer esto. Ya lo estoy haciendo. No sé qué objetivo tendré acá a un año
¿Quien es Evelina?
Evelina Cabrera es una mujer que supo forjar su destino con mucho sacrificio y enfrentando sin descanso a los prejuicios. Es una de las tantas mujeres argentinas que con lucha y perseverancia supo ganarse un lugar en un terreno absolutamente machista. En este caso en el fútbol. Hoy lucha por los derechos de las mujeres en ese deporte pero antes, las cosas no eran sencillas. La sonrisa la tiene tatuada: "Soy una agradecida, eso debe ser", susurra entre dientes a la distancia. Su camino estuvo plagado de piedras, de diferentes tamaños, pero para ella gracias a eso, hoy es quién es. Nada la victimiza, de todo capitaliza.De muy niña, a sus ocho años debía llevar a sus hermanos al colegio y abordar responsabilidades que no eran para una chiquita de su edad. De adolescente, más precisamente a los 16 años, cuando vio que sus padres se separaban y sintió que no le prestaban atención, se fue de su casa y empezó a ganarse la vida cuidando coches en la vía pública. De ese modo inició un camino muy cuesta arriba pero con absoluta decisión. "No es la vida que elegí pero fue lo que me tocó", afirma con cierta nostalgia. "Imposible es nada" podría ser tranquilamente su lema. Luego de varios contratiempos decidió torcer su destino porque lo que se vislumbraba no era lindo. Vivió en la calle y no se avergüenza de ello, es parte de su historia. En el inicio del amor sufrió golpes, destratos, sinsabores y dolor. Mucho dolor. Incluso intentó quitarse la vida pensando que no había otro camino.
Por suerte, todo eso quedó en el pasado pero claramente la marcó a fuego y le enseñó. Incluso ella siente que fue el puntapié de un nuevo destino, el diseñado por ella misma. Una tarde de merienda en el comedor infantil que solía frecuentar vio cómo una niña pedía por su vida, junto a su familia. Y entre lo ya vivido y ese instante empezó su cambio. De esa forma el fútbol llegó a su vida para no irse nunca jamás.
Empezó siendo entrenadora en un momento en el que el deporte relegaba a las mujeres sin posibilidad de un reconocimiento. Aún sucede pero de su mano, el fútbol femenino avanzó varios casilleros y si bien aún hay mucho camino por recorrer ella fue parte fundamental para que el cambio comience . Sus inquietudes la hicieron mirar más allá y se hizo dirigente creando la Asociación Femenina de Fútbol Argentino. "Aprendí a no juzgar al otro", afirma y quizás por eso, además, pudo recomponer el vínculo con sus padres. Escribió dos libros, está escribiendo el tercero, y es referente absoluto para una generación que ve en el fútbol femenino su destino de vida.
Pese a la distancia, Evelina continúa ligada a la Asociación Femenina de Fútbol y sigue ayudando al barrio Azul de Quilmes, a la fundación del Padre Mujica y a varios barrios carenciados con los que está ligada hace muchos años. No dejó a nadie en banda. "A México me vine con lo puesto, literal, eh. Le regalé toda la ropa a mi hermana y amigas. Me vine con la ropa puesta, como cuando me fui de mi casa".