01 Marzo de 2021 14:46
Aunque para Graciela, la mamá de Fernando Báez Sosa, todos los días son difíciles este martes 2 de marzo lo será aún más: su hijo habría cumplido 20 años.
"Es un año más que voy a pasar su cumpleaños sin él", se lamenta en diálogo con Crónica. "Era muy amiguero, ya desde chiquito. Le encantaba festejar su cumpleaños, siempre invitaba a sus amigos de primaria y secundaria".
Para recordar a su hijo, cuya habitación sigue intacta en el hogar familiar, Graciela decidió hacer un homenaje íntimo acompañada sólo por su marido Silvino.
"Quiero estar sola, en silencio, recordando los buenos momentos que pasamos con nuestro hijo. Extrañaré mucho no poder darle su abrazo, cantarle, compartir la torta, todo eso, no va a existir", dice.
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Si bien durante los siete meses posteriores al asesinato de Fernando a manos de una patota de rugbiers el matrimonio no trabajó, luego ambos decidieron retomar sus tareas: Graciela se dedica al cuidado de adultos mayores, mientras que Silvino trabaja en una clínica haciendo mantenimiento y como encargado del edificio en el que viven.
"No existe minuto, ni segundo que deje de pensar en Fer. Se me viene todo a la cabeza. Cuando llego a casa no está mi marido y lo saludo a Fer, ahí empiezo a bajonearme", relata Graciela.
Según recuerda, siempre trataron de darle "lo mejor" a su hijo y el retribuía con un excelente rendimiento en la escuela que los hacía sentir "muy orgullosos".
"Fue un niño muy buscado. Era un chico muy bueno, muy travieso, pero también tímido. Muy dedicado a sus estudios", agrega. "Cuando se pierde un hijo, se pierde todo, la noción del día, de la noche, las ganas de vivir. Siento que camino sin sentido. Antes era distinto, estaba mi hijo, tenía ganas de luchar para darle lo mejor. Ahora es vivir al día a día sin tener un motivo".
Todos los domingos a la mañana, Graciela y Silvino visitan la tumba de Fernando en el cementerio de Chacarita. Llevan sus sillas, se sientan y se quedan durante tres horas. "Tratamos los dos de sobrellevar juntos este calvario de nunca acabar, porque esto es para siempre, Fernando nunca va a volver", expresa.
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El único motivo que mantiene en pie a ambos es el futuro juicio oral a los ocho detenidos por el crimen, que permanecen alojados en la Alcaidía de Melchor Romero imputados por el delito de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas . Aún la fecha no fue fijada.
"No veo la hora de que llegue el momento y estos asesinos sean condenados. Que paguen lo que hicieron, porque la vida que llevamos nosotros, no es vida, estamos muertos. La pena máxima es lo que nosotros pedimos porque a mi hijo lo masacraron sin piedad alguna, quiero una justicia ejemplar para que no exista otro Fernando en esta vida", concluye Graciela.