08 Febrero de 2016 15:55
El 20 de febrero no será una jornada más en la vida política de Mauricio Macri. BigBang pudo confirmar que en esa fecha, un mes y diez días después de haber asumido su mandato, el presidente se mudará formalmente a la Quinta de Olivos.
Macri, cuando se reunió con los gobernadores en Olivos. Pronto vivirá allí.
Sin embargo, está contemplado que al principio, y hasta tanto estén terminadas definitivamente las refacciones que se llevan adelante en el lugar, el jefe de Estado viva temporalmente en la casa de huéspedes.
Mientras tanto, el ex mandatario de Boca sigue alojado en “Los Abrojos”, un campo de nueve hectáreas ubicado en la localidad de Los Polvorines, a metros de Campo de Mayo, y equipado con tres casonas, cancha de tenis y paddle, dos de fútbol y mucho verde alrededor.
Una vista aérea de la quinta “Los Abrojos”, donde reside ahora.
La elección no es casual, más allá de lo que representa para su historia personal y familiar. En ese lugar, que supo pertenecer a Franco, su padre, el ex jefe de Gobierno porteño le ofreció la vicepresidencia a Gabriela Michetti y, yendo más atrás en el tiempo, convenció a Miguel del Sel de comenzar su carrera política.
Allí, Macri le ofreció a Gabriela Michetti ser su compañera de fórmula.
Austera, de una sola planta y con cuatro habitaciones -una para cada uno de sus hijos- la nueva morada del presidente fue redecorada por su mujer, Juliana Awada, quien la vistió con sillones blancos y un espejo de agua.
El comedor contaba con un jacuzzi que el propio Macri mandó a demoler por falta de uso, y en la antegalería hay una mesa de ping pong y un televisor LED para los ratos de ocio.
Claudio, el histórico parrillero, lo espera con el asado a gusto cada vez que el líder de Cambiemos aterriza allí y hay dos mucamas encargadas de los quehaceres domésticos.
Como no podía ser de otra manera, las canchas de fútbol no tienen nada que envidiarle a las de un equipo de Primera División. De hecho, el Deportivo Morón de un histórico “xeneize” como Blas Armando Giunta ha utilizado las instalaciones para entrenarse.
En la cancha de fútbol de “Los Abrojos” entrenó el Morón de Blas Giunta.
Y, si bien ahora prefiere jugar al tenis y descansar, Macri solía despuntar el vicio por la pelota con su equipo “Los Cardenales”.
Mientras tanto, la residencia de Olivos, donde cuando apenas asumió Macri se encontraron con paredes con humedad, muebles añejos, cortinas oscuras y falta de mantenimiento generalizado, comienza a cambiar su cara y apenas restan detalles para que el matrimonio presidencial se pueda sentir como en su casa.
El rol de Juliana
“No he encontrado cosas insólitas, pero sin duda no era una casa adaptada a una niña. Quiero darle calor de hogar, poner nuestra impronta familiar, que sea un lugar donde podamos vivir una vida lo más parecida a la que teníamos. Vamos a recuperar la huerta que existía, para poder cosechar nuestras propias hierbas y hortalizas para cocinar, que es uno de mis pasatiempos”, expresó la Primera Dama durante una entrevista que le concedió a la sección Gente y Estilo del diario español ABC.
Juliana Awada supervisa cada detalle de las refacciones en Olivos.
Awada, quien monitorea cada detalle de las refacciones -que alcanzan también a la residencia de huéspedes-, le reconoció a su círculo íntimo que necesita “sentir que es mi casa para dormir ahí”. Por eso, entre otras cosas tiene contemplado hacer una huerta en los jardines como la que su par estadounidense, Michelle Obama, llevó adelante en la Casa Blanca.