El hecho de que la llegada de Yoko Ono a la vida de John Lennon coincidiera con el momento interno más turbulento de los Beatles hizo que muchos acusaran injustamente a la artista japonesa -que hoy cumple 86 años- de causar la separación de la banda.
Sin embargo, en ese punto suele olvidarse la palabra clave de otro gran protagonista, Paul McCartney, quien en una entrevista con el periodista David Frost quitó toda culpa de los hombros de Yoko.
"Ella definitivamente no rompió el grupo. No creo que puedas culparla de nada", señaló el músico, asegurando que a su juicio Lennon hubiera dejado la banda de todas formas. "Era el momento de John para irse", subrayó.
McCartney además elogió la visión artística de Ono opinando que "su atractivo fue su parte más vanguardista, su visión de las cosas" y explicando que le enseñó a su marido "una forma diferente de ser que le resultaba muy atractiva".
Una vida intensa
Nacida el 18 de febrero de 1933 en Tokio, Yoko disfrutó en su infancia de los privilegios de una familia de buen pasar económico: su padre era un prestigioso banquero.
Ono estudio filosofía, composición y poesía contemporánea.
Conscientes de sus inclinaciones artísticas, sus progenitores la enviaron a una escuela especial dedicada a cultivar el talento musical de los niños. Años después, Ono se convirtió en la primera mujer en ingresar a la facultad de Filosofía de la universidad de Gakushuin.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, la familia se afincó en Nueva York, donde Yoko se dedicó a estudiar composición y poesía contemporánea. Poco a poco, su atrevido arte conceptual captó la atención del universo bohemio de la ciudad.
Antes de conocer a Lennon, la artista se casó con el músico Toshi Ichiyanagi, de quien se divorció en 1962. Luego encaró una turbulenta relación con el productor de cine Anthony Cox, junto a quien tuvo a su hija Kyoko.
Yoko y su hija Kyoko se vieron forzadas a vivir separadas durante largos años.
Su maternidad se volvió dramática cuando, algunos años luego de separarse de Cox, éste secuestró a la pequeña y desapareció. Yoko buscó incansablemente durante años a la niña y recién pudo reencontrarse con ella cuando ya era una mujer adulta. Hoy tienen una cercana y afectuosa relación.
Su gran amor
Yoko y John se conocieron en 1966 durante una exposición de la artista y se fascinaron mutuamente a primera vista. El músico rompió inmediatamente la relación con su entonces esposa, Cynthia Powell, y Ono hizo lo propio con Cox.
La pareja contrajo matrimonio en la ciudad española de Gibraltar en 1969 y seis años después le dieron la bienvenida a su hijo Sean. Convertido en un hombre de familia, Lennon se dedicó a disfrutar de un período calmo de su vida que se vio brutalmente interrumpido en 1980 por su asesinato a manos de Mark Chapman.
Yoko junto a Sean, su hijo junto a John Lennon.
A pesar de su dolor, Ono se negó a ser definida únicamente por su cualidad de viuda de uno de los músicos más legendarios de la historia: su actividad continua la mantuvo como una voz respetada en el universo del arte, milita abiertamente su feminismo, y hoy transita una existencia relajada y activa rodeada del amor de sus hijos.