31 Agosto de 2016 09:11
Fue como aquellos neonazis que aseguran tener amigos judíos. O como aquella vez que Mirtha Legrand le dijo a José Luis Chilavert que tenía una alta estima por la comunidad paraguaya porque históricamente su personal de servicio era de esa nacionalidad. El encargado de La Biela, Carlos Gutiérrez, intentó desmentir que el lunes 29 de agosto haya discriminado y echado a una pareja lesbiana del bar por su condición sexual. Pero su inconsciente lo traicionó y dijo: "Si hubiese sido una pareja normal, de un hombre y una mujer" habría "actuado igual" porque "se estaban acariciando mal".
Belén Otero, una de las chicas echadas de La Biela, convocó a un "tortazo".
En diálogo con Radio Con Vos, Gutiérrez insistió con su versión de los hechos: "Se estaban manoseando, se estaban besando, no es que estaban acariciándose, no es el lugar para eso". El encargado dijo: que la gente que estaba en el local "comenzó a mirar hacia donde estaban las chicas, y a comentar. Enseguida te das cuenta que ese es el límite, cuando la gente se siente incómoda con el espectáculo que estaban dando".
Sin embargo, Belén Arena negó haber dado "espectáculo" alguno y contó a Canal 9 que "Mi pareja tenía una situación personal con su mamá, se estaba peleando y estaba llorando y yo lo que hice fue acercarme y consolarla, le acaricié la mejilla y el hombro (...) ni siquiera nos dimos un beso".
"Convoco a un besazo multitudinario y homosexual... (Belén Otero)
Belén denunció los hechos en una comisaría y a través de su muro de Facebook, y llamó a un "Tortazo público" para el lunes 5 de septiembre, a las 20, frente a La Biela, uno de los bares tradicionales de la Recoleta, ubicado en Quintana al 500. "Convoco a un besazo multitudinario y homosexual para que seamos mayoría y la actualidad y la historia tengan algún sentido para todxs".
Convocatoria lanzada por Belén Arena en su muro de Facebook.
La convocatoria tuvo una amplia difusión a través de las redes sociales y recibió la adhesión de diferentes colectivos feministas. Más allá de sus posibles consecuencias penales, en este caso la discriminación será objeto de una condena social, cultural y política. Como para que el encargado del bar -y otros que piensan como él - lo evalúe dos veces antes de volver a discriminar.