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El fin de las "villas fantasma": las sumarán a los mapas

Un grupo de ONGs desarrolla esta iniciativa que apunta a visibilizar una problemática acuciante y poco atendida por el Estado. En la Ciudad hay 14 villas y 24 asentamientos donde viven unas 270.000 personas. Pero la gran mayoría no aparece en los mapas. Los reclamos.

22 Junio de 2015 16:33
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La villa 31 desde un dron.

Están allí y crecen. Imposible no verlas, incluso desde los balcones de los edificios más lujosos de la Ciudad. Las 14 villas y 24 asentamientos son parte de la geografía de Buenos Aires, pero no están en los mapas oficiales, pese las habitan entre 250.000 y 270.000 personas. Las calles no tienen nombre y ni quiera aparecen en Google maps. Ahora se intentará darles a estas tierras ocupadas, semiurbanizadas y carentes y marginales, una mayor visibilidad. 

Villa 31, la más desarrollada y poblada no está en los mapas oficiales. 

Una grupo de ONGs conformados por Avina, Wingu y ACIJ está trazando los mapas de esa realidad para que sepan dónde ir las ambulancias y los habitantes puedan reclamar cloacas, electricidad, agua corriente.  "Queremos colocar estos barrios en los mapas por una cuestión simbólica pero sobre todo para que los vecinos se animen a dar visibilidad a sus problemas, a reclamar, a asumir que tienen los mismos derechos, queremos acabar con la segregación", asegura a El País Sebastián Pilo, codirector de ACIJ, la encargada de desarrollar el proyecto sobre el terreno.

La 1-11- 14, en Flores, una de las más peligrosas. 

La idea, que ya se desarrolla en cinco villas de Buenos Aires -Piletones, Zavaleta, 21-24, 20 y Fátima,  y se hará con todas, incluida la famosa 31, la más representativa del fenómeno (https://www.caminosdelavilla.org). La tarea consiste en acudir con voluntarios de las ONG y con líderes locales, los llamados punteros, para trazar poco a poco ,el mapa de cada una de las calles, y la ubicación de las escuelas que hay dentro de las villas, los centros de salud, casi siempre precarios, los comedores sociales, los lugares de reunión de la comunidad.

Desde 2010, las villas crecieron un 70% y desde el 2001 un 150%. En 1995, en la Villa 31 vivían menos de 8.000 personas. Hoy rondan las 40.000, más de la mitad extranjeros. Tantos que por primera vez han puesto tres semáforos para ordenar el tráfico caótico de sus en sus calles estrechas.

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