A medida que la distancia social se vuelve una condición sanitaria en todo el mundo, muchos buscan regresar a cierta "normalidad", pero incorporándola como norma, incluyendo los que buscan ir de fiesta o a bailar.
En la ciudad norteamericana de Seattle, un grupo de vecinos decidió juntarse a bailar en las veredas, marcando la distancia necesaria con trazos de tiza en el piso.
La idea fue de la psicoterapeuta Anne Phillips, convencida de que el baile es una manera ideal de calmar al sistema nervioso y combatir el estrés.
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Mientras algunos vecinos salieron afuera a bailar, otros decidieron sumarse a la fiesta desde sus porches y balcones. La lista de canciones fue armada de modo colaborativi por todos a través del intercambio de mails y chats.
En East Richmond, mientras tanto, un grupo de habitantes organizó una "disco de cuarentena" en una esquina. Las organizadoras fueron tres vecinas que viven en la zona hace más de 40 años y el encuentro tuvo tanto éxito que se volvió semanal y se repite todos los viernes.
Experiencias europeas
En Europa, el club al aire libre Coconut Beach de Alemania fue uno de los primeros que experimentó con eventos con distancia social. En la primera experiencia, decidieron ponerse a la venta sólo 100 entradas para un espacio donde caben 2000 personas. Se agotaron en 15 minutos.A cada integrante del público se le asignó una mesa y un círculo trazado con tiza en el piso. Cabe destacar que el uso de barbijo era obligatorio en todo momento, excepto para bailar.
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Y desde Eslovaquia, un video se volvió viral mostrando una fiesta electrónica al aire libre donde sus integrantes bailaban cuidadosamente separados en espacios demarcados con cinta.
También en parques
Los parques también son escenario de postales similares. En Domino Park, en el barrio neoyorquino de Williamsburg, la distancia social se promueve e indica dibujando círculos sobre el pasto.
Cada uno de los espacios está separado entre sí por 1,8 metros. En total son 30 círculos dispuestos en fila, cada uno con un diámetro de 2,4 metros, espacio suficiente para disfrutar de un picnic en grupo, sentarse a descansar o hacer ejercicio.
Una demarcación similar es la que puede observarse en las ferias de la Ciudad de Buenos Aires, donde círculos amarillos pintados en el pavimiento sirven como indicación de dónde pararse para hacer cola y comprar.