02 Noviembre de 2015 03:48
Un obispo argentino renunció a su cargo por presiones directas del Vaticano. Se trata de Oscar Sarlinga, de 52 años, religioso de Zárate Campana que fue nombrado por el propio Papa Benedicto XVI el 3 de febrero de 2006.
Sarlinga está en la mira por su comportamiento al frente del obispado de Zarate Campana.
Sus años al frente de la diócesis habrían estado manchados de escándalos económicos y financieros, entre los que se destacan la supuesta compra de un semi-piso en el barrio porteño de Recoleta, maltratos a sacerdotes y laicos y denuncias de supuestas convivencia con una mujer que sería su esposa y la hija de ambos.
En su despedida, el obispo destacó su cercanía y diálogo con el Papa Francisco: "Tengo que decir con toda justicia y de comunión que en el diálogo en sucesivo con el Santo Padre Francisco me ha expresado su comprensión y ha acogido mi petición".
Otros tiempos. El papa Francisco junto a Sarlinga en la Catedral de Buenos Aires.
Sin embargo, en el entorno de Sarlinga afirman que la relación con el Sumo Pontífice nunca fue la mejor. Inclusive, a pocas semanas de haber sido electo Francisco, el obispo viajó al Vaticano para saludar a quien había participado de su ordenación como obispo el 17 de mayo de 2003.
Según trascendió, al verlo en la fila que habitualmente hacen los prelados al finalizar la audiencia general de los miércoles, Francisco le indicó a Sarlinga que siguiera de largo y no se detuviera a conversar con él, según consigna el sitio Minutouno.
El religioso es cercano a Esteban Caselli, ex embajador menemista ante la Santa Sede, y a Tarcisio Bertone, ex Secretario de Estado del Vaticano. Su vertiginosa carrera lo llevó a convertirse en uno de los obispos más jóvenes de Argentina, pero su puesto comenzó a tambalear en enero de 2014 cuando recibió la visita del cardenal Mario Poli, sucesor de Jorge Bergoglio en Buenos Aires, a quien le solicitaron desde el Vaticano observar con especial atención la situación de Sarlinga.
La relación de Sarlinga con el Sumo Pontífice no sería la mejor.
El obispo en la mira quedaría como administrador apostólico hasta que el Vaticano formalice el nombre del sucesor, que ya se encontraría definido y por participar en la próxima asamblea plenaria de obispos que tendrá lugar en Pilar del 9 al 13 de noviembre. Una vez que asuma el nuevo obispo, Sarlinga podría trasladarse al exterior para seguir desempeñándose como sacerdote en algún lugar donde su figura no sea conocida.