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El orgullo como respuesta: la dura vida de Carlos Jáuregui, el militante gay que interpeló a los argentinos

Fundador de la CHA y de Gays DC, luchó para que la comunidad gay argentina ganara visibilidad.

22 Septiembre de 2019 12:56
jauregui

El 22 de septiembre de 1957, hace 62 años, nacía Carlos Jáuregui, pilar fundacional de la militancia LGBT en los años posteriores al regreso de la democracia en Argentina, cuya vida fue truncada súbitamente por el SIDA cuando tenía apenas 38 años.

Sin embargo, logró dejar un enorme legado a través de la fundación en 1984 de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), de la cuál también fue presidente, y cinco años después, de la asociación Gays por los Derechos Civiles (Gays DC). 

El nacimiento de un militante

El gran click militante en la vida de Jáuregui ocurrió en 1981. Luego de graduarse en Historia en la Universidad Nacional de La Plata, había partido a Francia para encarar un posgrado en historia medieval en el École Pratique des Hautes Études de París. Allí, concurrió por primera vez a una marcha del orgullo gay. 

"Lloré como nunca cuando vi la primera marcha, y dije que si volvía a la Argentina quería trabajar en algo así. No tenía experiencia en militancia política. Tuve la certeza de que había descubierto algo que era lo que realmente quería hacer. Así dejé la investigación y dediqué mi vida a la militancia gay", relató años después en diálogo con la periodista Patricia Narváez.

"Ahí, en Francia, yo era testigo de cómo era posible vivir en una sociedad libre. Fue increíble para mí empezar a descubrir cómo era posible organizarse como comunidad, ver esa marcha y ver que, detrás del movimiento, existía todo un movimiento político claro, concreto, que luchaba por reivindicaciones muy precisas", recordó.

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Convencido de que el acto de darse a conocer y visibilizarse en la arena pública era un paso fundamental para la comunidad homosexual argentina, Jáuregui y la CHA comenzaron a organizar las Marchas del Orgullo Lésbico Gay. Además, el activista participaba como entrevistado en programas de televisión, escribiendo en diarios y revistas, y sorprendiendo con la frontal asunción pública de su sexualidad: en 1984 apareció abrazado al también militante Raúl Soria en la tapa de la revista Siete Días. En 1987 también publicó libro Homosexualidad en Argentina.

La libertad como derecho

Tal como describió tiempo después la diputada Diana Maffía -al presentar en el 2010 un proyecto para que una plaza de Constitución llevara el nombre de Jaúregui- la real importancia de su activismo tuvo que ver con el hecho de que por primera vez la aceptación de la diversidad sexual se "trabajó como un derecho humano".

Así, la CHA actuó conjuntamente con otros organismos de derechos humanos y marchó cuándo la CONADEP le entregó al presidente Raúl Alfonsín el informe Nunca más sobre las atrocidades cometidas por la última dictadura, impulsando la denuncia sobre la desaparición y tortura de detenidos-desparecidos a causa de su condición sexual. 

Las semillas de la unión civil

Pronto comenzaron a surgir otras necesidades: la muerte de Pablo Azcona, pareja de Jáuregui, en 1988, lo llevó a reflexionar sobre la urgencia de que se promulgara una ley de unión civil homosexual, ya que no pudo quedarse con el departamento que compartían al no tener vínculo legal con él. 

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"Yo sentía que ese lugar me correspondía y, de hecho, si hubiésemos estado casados legalmente me hubiera correspondido", expresó. "Años atrás, la represión policial era nuestra principal preocupación. A partir del SIDA, nuestro mayor problema es la herencia".

Por desgracia, Jáuregui no vivió para ver realizada esa idea. Desde Gays DC impulsó un proyecto de unión civil, presentado por el diputado Héctor Polino del Partido Socialista, que finalmente no fue aprobado. 

Sin embargo, si tuvo un gran triunfo póstumo: en 1994, el cardenal y arzobispo de Buenos Aires Antonio Quarracino había declarado que los homosexuales deberían ser "encerrados en un ghetto" ya que eran "una sucia mancha en el rostro de la Nación". Jáuregui intentó querellarlo por discriminación pero la orientación sexual en aquel entonces no estaba contemplada como causal en la ley. 

Así, cuando la muerte lo encontró el 20 de agosto de 1998, se encontraba militando para que la prohibición de la discriminación por orientación sexual fuera incluida en la nueva Constitución de la Ciudad de Buenos Aires. Poco más de una semana después de su muerte, la cláusula fue aprobada por unanimidad.