El papa Francisco se refirió por primera vez al nuevo escándalo en torno al robo de documentos del Vaticano y redobló la apuesta ante sus detractores: “Quiero asegurarles que este triste hecho no me desvía del trabajo de reformas que sigue adelante”. Las filtraciones evidencian la feroz interna en la Iglesia.
Con fuertes críticas hacia los sectores que se oponen a sus cambios y su gestión al frente del Vaticano, el Sumo Pontífice calificó hoy de "acto deplorable" la sustracción de documentos reservados del Vaticano y aseguró que seguirá adelante con sus “políticas reformistas”.
Francisco enfrenta a los sectores más conservadores.
Su mensaje fue enviado tras el rezo del Angelus dominical en que Francisco catalogó de “delito” el robo de documentos. “Es una equivocación. Es un acto deplorable y que no ayuda", sostuvo el Papa, al referirse a la filtración de documentos económicos del Vaticano que se han publicado en dos libros y por los que fueron detenidos el pasado fin de semana el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda y la italiana Francesca Chaouqui.
Ante cientos de fieles reunidos en la plaza San Pedro, el Papa prometió continuar con su trabajo: "Quiero asegurarles que este triste hecho no me desvía de mi misisón sigue adelante con mis colaboradores y el apoyo de todos ustedes”.
Interna en el Vaticano
De un tiempo a esta parte, los enemigos de Francisco intensificaron sus cuestionamientos hacia las políticas que el Sumo Pontífice lleva adelante en una Iglesia revolucionada desde su llegada. En el último sínodo, trece obispos se pronunciaron cuestionaron a Francisco por "la ausencia de propuestas y de las correspondientes discusiones y votaciones” para decidir sobre las reformas de la Iglesia. Creen que Jorge Bergoglio, adoptó una actitud autoritaria en el último tramo de su gestión.
Trece obispos emitieron fuertes críticas hacia Francisco en el último Sínodo.
En ese sentido, exigieron que “un debate abierto” y pidieron que se “restablezca la redacción de propuestas que deberán ser votadas por todo el sínodo". La lista de enemigos de Francisco es extensa. El ex vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, fue inspirador de algunas de las críticas más fuertes hacia su persona.
El ex vicepresidente de EE.UU, señalado como uno de los enemigos de Francisco.
Los enemigos internos del Papa, que se estima estarían arropados por cardenales, son numerosos grupos católicos ultraconservadores tales como sectores del Opus Dei y “Voice of The Family”, quienes consideran que Francisco está desatando una guerra entre “la Iglesia y la antiiglesia”.
El cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, es otro de los apuntados por el entorno de Francisco como uno de sus detractores. Burke cargó contra el Pontífice al considerar que “algunos cristianos confunden la misericordia con la tolerancia”, en alusión a los dichos de Francisco que cada día invita a ser un poco más misericordiosos.
El cardenal estadounidense Raymond Leo Burke criticó el exceso de “misericordia” del Papa.
Las críticas a Francisco se centran en su posición sobre el divorcio y sus consideraciones hacia la comunidad gay. ¿Quién soy yo para juzgar a una persona gay?, se preguntó Francisco. Por último, sus detractores lo acusan de exceso de humildad y bondad.
En las primeras palabras de Francisco sobre este escándalo, indicó que él mismo había "pedido hacer ese estudio" (sobre las finanzas vaticanas) y que tanto él como sus colaboradores, a estos documentos "ya los conocían bien". Y aseguró que "ya se han tomado medidas que están dando sus frutos".
Enemigos íntimos
La apuntada de haber facilitado los documentos secretos del Vaticano es la joven laica Francesca Chaouqui, experta en relaciones públicas. La italiana, de 33 años y de origen marroquí, era una especie de doble agente, experta en marketing, nombrada en 2013 por el pontífice argentino para formar parte de la comisión que estudió por casi un año la reforma de las entidades económicas y administrativas de la Santa Sede.
Francesca Chaouqui, apuntada de haber filtrado los documentos del Vaticano.
Es por ello que la mujer conoce muchos secretos sobre uno de los asuntos más delicados para la Iglesia: el uso de las enormes sumas de dinero que recibe y transitan por el Banco de Vaticano.