En octubre pasado, una mujer, vestida sólo con un camisón rosa, amagó con lanzarse al vacio desde un sexto piso de un edificio en Recoleta. Dos agentes de Policía de la Ciudad lograron rescatarla a tiempo e impedir el suicidio. El miércoles encontraron a otra mujer de 50 años sin vida en una playa en Miramar. Según los peritos también se trató de un suicidio. Hace casi dos meses un hombre se quitó la vida en Ciudad Universitaria. Las noticias sobre suicidios son más frecuentes y se convierten en pruebas de una problemática en crecimiento. La combinación de la depresión, crisis económica y otros problemas personales son alarmantes para los especialistas.
La problemática del suicidio.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) anualmente, cerca de 800 mil personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. Cada suicidio es una tragedia que afecta a familias, comunidades y países.
Se puede producir a cualquier edad. Incluso en 2016 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 20 años en todo el mundo.
El suicidio no sólo se produce en los países de altos ingresos, sino que es un fenómeno global que afecta a todas las regiones del mundo. De hecho, en 2016, más del 79% de los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos.
Fernanda Azcoitia, presidenta del Centro de Asistencia al Suicida y psicóloga especializada en suicidología confirmó a BigBang que es complejo determinar el número de muertes por suicidio.
Fernanda Azcoitia. Foto: Almagro Revista
“Las estadísticas son todo un tema complicado, porque al no haber una ley ni un programa referido a la temática del suicidio no hay forma de recolección fidedigna de datos ni de comparación. Sumale que el suicidio sigue siendo un tema sumamente tabú. Además, existen un montón de muertes por sobredosis que en realidad son suicidios, tienen que ver con una falta de cuidado de la vida. Hay un montón de accidentes que figuran como accidentes pero, ¿cómo determinás si estrellarse contra una columna fue un accidente o fue un acto intencional?”, resume.
Pese a ello, la Dirección de Estadísticas e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación informa que en 2016 -el último año con información disponible- en la Argentina hubo 3.139 muertes por suicidio o secuelas de intento de suicidio. De ellas, los datos indican que 850 correspondieron a adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años, el grupo etáreo más vulnerable de todos. Haciendo un cálculo, en promedio mueren 8,6 personas por día a causa de suicidio, y dos de esas personas no llegaban a los 25 años de edad.
Pero los números no alcanzan para describir la problemática. La psicóloga menciona que ante el suicidio de una personalidad reconocida se produce un efecto disparador en los que planificaban también quitarse la vida. "Por eso mismo se define como una epidemia y pese a que el 11 de marzo de 2015 se sancionó la Ley Nacional de Prevención del Suicidio, no existe desde el Estado un programa activo para su abordaje. Es muy difícil contener a una persona que piensa en morir y más en tiempos en los que las crisis y los problemas externos presionan a la persona", sumó.
Azcoitia es parte del equipo de voluntarios, que son formados durante un año para saber cómo atender los llamados de personas que buscan ayuda para evitar concretar el suicidio. El equipo lleva adelante el Centro de Asistencia al Suicida (CAS), una organización fundada en 1967 y se sostienen con una cuota mensual que aportan los mismos integrantes. Lo hacen porque tienen en claro que quieren ayudar a vivir.
“Un suicida no se produce de un momento al otro. Es un proceso, va en escala. Es por eso que debemos difundir y prevenir. Hablar del tema y evitar los factores de riesgos", resume haciendo referencia a lo que puede llevar a una persona a desear no vivir. Por ejemplo, las adicciones, el bullying, la soledad, los abusos, la falta de identidad, los problemas de sueño y descanso, entre otros.
"La ansiedad y la depresión son dos tormentas constantes que pueden también ser factores de riesgo si no son tratados a tiempo y por profesionales. Nosotros desde la línea 135 escuchamos. Los acompañamos, no se resume en un llamado. Es un acompañamiento para que encuentren ayuda profesional", explica.
PREVENCIÓN Y CONTROL
Los suicidios son prevenibles. Existen algunas medidas que se pueden adoptar entre la población, los grupos de población y las personas para prevenir el suicidio y los intentos de cometerlo. Algunas de las medidas recomendadas desde la OMS:
Restringir el acceso a los medios de suicidio, por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos.
Información responsable por parte de los medios de comunicación
Introducción de políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol
Identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo.
LÍNEA DE ATENCIÓN *135
* Para los interesados en sumarse como voluntarios, la formación comienza en marzo. Más información en
Línea de prevención del suicidio | Ayuda al suicida | CAS Buenos Aires