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El temporal de Bahía Blanca arrasó con su vida pero eligió resistir: Cristian Rodríguez, historia de resiliencia y supervivencia

Un pueblo unido y un Estado ausente.

por Jimena Báez

20 Marzo de 2025 12:52
Bahía Blanca
Bahía Blanca

Bahía Blanca, la ciudad próspera del sur de la provincia de Buenos Aires, fue el escenario de una de las peores tragedias naturales de su historia reciente y de un abandono estatal descomunal. Un devastador temporal azotó la región, dejando a su paso una estela de destrucción, pérdidas humanas y materiales, y una comunidad que clama por respuestas y apoyo. 

El fenómeno climático se desató de manera abrupta, con precipitaciones que alcanzaron niveles sin precedentes. En tan solo 12 horas, se registraron 290 litros por metro cuadrado de lluvia, lo que provocó el desborde de los canales Maldonado y Napostá, que atraviesan la ciudad. Este desborde inundó vastas zonas urbanas, convirtiendo calles en ríos caudalosos y anegando barrios enteros. 

Bahía Blanca sumergida en agua: una ciudad destruida material y socialmente
Bahía Blanca sumergida en agua: una ciudad destruida material y socialmente

Las consecuencias del temporal fueron trágicas, ya que los ciudadanos lucharon por sus vidas, perdieron sus pertenencias y guardaron en sus mentes imágenes que no podrán olvidar jamás. En este contexto, BigBang dialogó con Cristian Rodríguez (47), damnificado de las inundaciones de Bahía Blanca. El hombre llegó a Capital Federal con el alma a cuestas, lágrimas en los ojos y una mochila invisible cargada de heridas, esperanzas y el anhelo ferviente de dejar atrás el dolor.

El entrevistado se encontraba hace unos meses viviendo en Neuquén, en un centro de día donde estaba superando algunos problemas personales. Hace unos meses había sido trasladado a Bahía Blanca, donde llegó para comenzar una nueva vida, dedicado al trabajo y donde conoció el amor de su actual mujer. Alquilaba un monoambiente cerca del Hospital Penna, entre el centro médico y la cancha de Villa Mitre, que según sus palabras "fue una de las peores zonas, de las más afectadas porque el arroyo Maldonado venía todo por la zona, la rodeaba".

El primer error que marca Cristian viene de la mano del servicio meteorológico, que había anunciado un chaparrón de una hora. Allí se desencadena una situación incontrolable, donde falla la defensoría civil que tampoco advirtió lo que se venía: "A mí me despertó una vecina a la madrugada. Cuando me toca la puerta el agua ya estaba por la mitad de la cama, en lo que tarde en vestirme ya subió hasta la ventana", contó. Inmediatamente dejó su vivienda: "La fuerza del agua rompía las puertas de las casas y se llevaba los electrométricos y hasta autos. Lo primero que agarré fue la campera y no me dio tiempo para nada más", explicó. 

Así se encuentra el arroyo Maldonado, lugar donde comenzó la catástrofe
Así se encuentra el arroyo Maldonado, lugar donde comenzó la catástrofe

Una vez fuera de su casa, se reunió con un grupo de vecinos con quienes intentó arroparse en el Hospital Penna pero se encontraron con un edificio completamente bajo agua, con enfermeras tratando de salvar pacientes, especialmente recién nacidos, y una corriente que se llevaba materiales y humanos con su fuerza: "Pasaron los de Defensa Civil y estaban llevando a todos a la terminal. Nos llevaron a todo y después empezó a ir gente por su cuenta. Estaba lleno. Así que vino el ejército también y comenzó a llevar gente al ejército", contó. 

La terminal fue el refugio de Cristian y de cientos de ciudadanos. En medio de la catástrofe, él hace hincapié en la solidaridad e la gente y recuerda con lágrimas en los ojos cómo todo un pueblo se unió, dejando de lado los problemas personales, para ayudar a quienes más lo necesitaban: "Estábamos con un muchacho que conseguimos una soga que nos dio un taxista y comenzamos a ayudar a la gente que la corriente del agua los traía a gran velocidad", comenzó contando su heroica función en el estacionamiento de colectivos. 

Con la voz entrecortada, Rodríguez pidió disculpas por su emoción, pero las lágrimas lo traicionaron. Con una mano temblorosa, intentó secarlas, como si al hacerlo pudiera borrar también el dolor que lo desbordaba: "Venía un señor caminando y lo arrastró la corriente, no dudé en tirarme y sacarlo. Era un hombre que tenía casi 80 años que había perdido todo". Según pudo saber tras salvarlo, el señor mayor de edad no era de Bahía Blanca, sino que había llegado a la ciudad a pasar la noche para a primera hora de aquel día unos estudios y regresar a su Tres Arroyos.

La fuerza del agua se llevó las pertenencias de los ciudadanos pero unió al pueblo para salir adelante
La fuerza del agua se llevó las pertenencias de los ciudadanos pero unió al pueblo para salir adelante

Cristian se quedó toda la noche en la terminal, sus pertenencias y la falta de comunicación con sus seres queridos no lo atormentaban, ya que estaba concentrado en dar una mano a quienes se encontraban junto a él. Al amanecer, por la falta de sistema decidió trasladarse al centro, donde había luz, para poder comprarse algo de comer con su tarjeta de débito y poder encontrar señal para comunicarse con su mujer que se encontraba en Tandil; sus ojos no creían la realidad que dejó la lluvia: una ciudad destruida y una sociedad desesperada, aquellos bahienses que no perdieron sus productos por causa del temporal, los terminaron perdiendo por los diferentes saqueos que se realizaron en la zona. 

Fue recién allí que pudo regresar a su casa: lo perdió todo. Desde sus muebles hasta su ropa. Con lágrimas en los ojos, y con un pedido de disculpas nuevamente, contó que, si bien agradece estar con vida y lo material pasó a un segundo plano, le dolía haber perdido cosas que no terminó de pagar como su heladera y el televisor.

Un estado ausente, una mentira sin fin 

Hasta la fecha, tanto los medios de comunicación como el gobierno de La Libertad Avanza anunciaron al menos 16 víctimas fatales, y la búsqueda de desaparecidos continúa, incluyendo a personas adultas, menores y mascotas. 

Al momento de dialogar sobre esta persona y el anunció de los políticos, el hombre reconoció que en Bahía Blanca siempre "se ocultó la verdad", y son al menos 60 perdonas fallecidas.

A días de la tragedia, Milei llegó a Bahía Blanca obligado por la presión social
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Según el damnificado, el Estado falló desde que el servicio meteorológico anunció un chaparrón de una hora, así como la defensoría civil, que está para proteger a los ciudadanos, no les advirtió la situación. Según su relato, no recibieron ayuda de las autoridades, sino que fue el mismo pueblo quien se unió para atravesar la adversidad

Una vez que el agua logró baja un poco, el presidente Javier Milei y la ministra de seguridad, Patricia Bullrich, llegaron a Bahía Blanca: una visita que desde el punto de vista de Cristian fue forzada por la sociedad, y no fue más que un circo para las cámaras de televisión. 

Así mismo, el sobreviviente reconoce otra traición al llegar a Capital Federal. Tras perderlo todo y afectado emocionalmente, se refugió en la terminal de Retiro por dos días; allí dos adolescentes le robaron el celular "al frente de cuatro policías que no hicieron nada". Una fuerza pública que hace semanas muestra su capacidad de violencia a la hora de reprimir en las marchas sociales, pero que hace la vista gorda cuando roban a un simple ciudadano.

Con la mirada perdida y el corazón cargado de incertidumbre comenzará una nueva vida en Chaco
Con la mirada perdida y el corazón cargado de incertidumbre comenzará una nueva vida en Chaco

Llegó a la ciudad con el anhelo de reconstruirse, pero la indiferencia del sistema político y la fuerza de la catástrofe natural destrozaron sus sueños. Solo le quedó la desilusión, marcada como una cicatriz en su historia, que le impide visualizarse nuevamente en Bahía Blanca. En este momento recordó una situación que piensa lo acompañará hasta sus últimos días: un hombre sostenía de la mano a su hijo, la corriente del agua lo traicionó y el menor se soltó, quedando perdido bajo litros de agua.

El miércoles, a las 8 de la noche, Cristian Rodríguez subió al colectivo que lo llevaría a Chaco, con la mirada perdida y el corazón cargado de incertidumbre. Busca un refugio, un trabajo, una oportunidad para empezar de nuevo. Susurró para sí mismo, con un suspiro que era más esperanza que certeza: "La vida sigue".

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