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El Wagner bueno: "El problema de mi hermano comenzó en la adolescencia"

El gemelo del hombre que confesó haber asesinado a Micaela García relató a BigBang cómo fue la crianza de ambos. No habla con su hermano hace años y asegura que no quiere volver a verlo. Su infancia.

por Agusti­n Gulman

16 Abril de 2017 18:15
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Maximiliano Wagner carga con un estigma, un karma, que probablemente arrastre para toda la vida. Su rostro es el mismo de su hermano gemelo, Sebastián Wagner, el principal imputado por el crimen de Micaela García, la joven entrerriana de 21 años que apareció sin vida ocho días atrás, luego de permanecer desaparecida una semana.

Maximiliano desnuda sus sentimientos. El karma del gemelo asesino.

Está tranquilo. Hizo un viaje relámpago a Buenos Aires para ser entrevistado en un programa de TV. La última semana no fue sencilla. El viernes 7 de abril su hermano gemelo fue detenido en Moreno, provincia de Buenos Aires. Desde hacía días era buscado intensamente. Creían que tenía que ver con la desaparición de Micaela. Tres días después Sebastián Wagner confesaría ante el fiscal Ignacio Telenta su participación en el crimen, e involucraría a otro hombre, Néstor Pavón.

Wagner fue detenido el viernes por la noche. Hoy sería indagado.

Sebastián Wagner confesó la semana pasada el crimen de Micaela García.

En diálogo con BigBang, Maximiliano Wagner recuerda cómo fue la infancia de ambos y asegura que no tiene relación con su hermano desde hace años. Vivieron juntos hasta la adolescencia y nunca conocieron a su padre. Su madre, Gabriela, los tuvo a los 14 años. En la escuela y en el barrio, Sebastián se hacía pasar por su gemelo. Cuando se enteró que su hermano era el principal sospechoso, Maximiliano fue más que enfático: "Ojalá que no salga nunca de la cárcel". 

En 2012, Sebastián lo acusó de haber violado a una adolescente. Ya tenía una condena por una doble violación. Ese caso era el tercero. Si hubiera sido condenado, la Justicia lo hubiera considerado un violador serial, y la pena habría sido la máxima: perpetua. Pero en medio de la audiencia, miró al tribunal, al fiscal y a los abogados y disparó: "En este caso no fui yo, fue mi hermano gemelo". Empezó otra investigación, estudios de ADN y pericias. 

Maximiliano vive y trabaja en Entre Ríos. Tiene un hijo pequeño y quiere "mirar para adelante".

Como el ADN de los gemelos era idéntico no se pudo probar si la versión de Sebastián era real. Tras numerosos informes, la Justicia dictó la falta de mérito para ambos. El caso quedó impune.

Los gemelos Wagner tuvieron la misma educación, pero tomaron caminos diferentes. Uno es querido y honesto en su ciudad. El otro es aborrecido por violador y presunto femicida.

- ¿Cómo recordás el momento en el que tu hermano te acusó de la tercera violación?

Fue duro. Un compañero de trabajo me recomendó un abogado, le conté lo que estaba pasando y me dijo que no se podía hacer nada, que lo único era un ADN. Yo creía que era mellizo, me sometí sin problema, quería hacerlo lo antes posible. Después que me hice el ADN, pasaron varios meses, resultó que soy gemelo, en ese momento me enteré.

Sebastián Wagner fue condenado años atrás por dos violaciones.

- El fiscal Diego Young, que investigó a tu hermano, contó que en la tercera causa dijo: “En este caso no soy yo, fue mi hermano gemelo”. Te imputaba el delito a vos. ¿Después de ese momento lo volviste a ver?

No, no, no. Ya casi no hablaba con él, ni me veía. Después de ahí nunca más hablé. Ni un mensaje ni una llamada. Nada. Él ya estaba en Gualeguay y yo en Concepción del Uruguay.

- ¿Cómo es la relación con tu mamá?

Con mi mamá no es la relación que tendría que ser. Mi madre es una mujer buenísima, pero a la vez es muy fría. Ella no es capaz de mandarme un mensaje diciendo: 'che, hijo, ¿cómo andás? No demuestra afecto.

Micaela García, la joven de 21 años que fue asesinada en la provincia de Entre Ríos.

- ¿Cuando ustedes eran chicos eso era igual?

Sí, más vale. Siempre fue así.

- ¿Tenés algún recuerdo feliz con tu hermano Sebastián?

Sí, cuando éramos chicos sí, más vale. Compartíamos cumpleaños y jugábamos juntos, con kartings, cosas de gurises, íbamos a cazar pajaritos, teníamos juguetes. El problema empezó después de la adolescencia, ahí empezó a cambiar todo: creció y ya era un hombre, no es que fue toda la vida como ahora. Cuando éramos chicos hacía travesuras, como todos, pero después él eligió la droga y el mal camino y yo no. Está en él, hizo su vida y su camino.

- ¿Qué sentiste cuando lo condenaron como violador?

Me sentí mal. Uno no quiere que un hermano esté preso, tampoco que viole. Pero si él lo hizo, que lo pague, como tiene que ser.

Sebastián Wagner, años atrás, durante el juicio abreviado por las dos violaciones que cometió.

- Tu mamá llamó a la Policía cuando él se ocultaba en Moreno. ¿Sabés cómo fue ese momento?

Sí, mi vieja estaba en la casa de al lado y escuchó que él hablaba con mi hermano Tomás. Ella misma salió escondida a denunciarlo.

- ¿Sos feliz, alegre?

Sí, más vale. Yo estoy feliz con mi hijo, con mis compañeros de trabajo y mis amigos. Gracias a Dios, sí, a pesar de este color gris.

- El parecido entre ustedes es muy impactante. ¿Cómo es cargar con el mismo rostro que el del hombre que violó y presuntamente asesinó?

Es muy difícil. No tengo una respuesta. Yo creo que tengo que salir y levantar la frente, mirar para adelante. No sabría explicar qué se siente. Me va a seguir pasando. Tengo que seguir con mi vida. No tengo explicación a lo que se siente, pero tengo que seguir, por mí y por hijo. Tengo que seguir y ser fuerte.

Días atrás, Maximiliano dijo que le gustaría reunirse con la familia de Micaela García.

- Hace unos días dijiste “ojalá que esté preso de por vida”. ¿Con el correr de los años crees que podrías perdonarlo o ir a verlo a la cárcel?

No, no. Esto no tiene perdón de Dios. Yo esto no lo perdono. Que lo perdone Dios. Aparte prefiero que esté preso y no libre, matando gente. Él ya no puede con su ser, es una enfermedad y él no puede con eso. Para el bien de todos, tendría que estar preso. Si lo dejan libre hace las cosas mal, lastima gente y familias. ¿Para qué lo sueltan? Ya no es gente. Yo no le deseo la muerte a nadie, pero yo no quiero tener más relación con él, quiero rehacer mi vida. Que él haga su vida y yo hago la mía. No me puedo hacer problema por los demás, porque con los años tengo mis problemas.

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