Cada día y cada noche le apuntan cientos de cámaras de fotos y celulares de turistas. Por día, miles de personas lo rodean, pero sólo unos pocos privilegiados tuvieron la posibilidad de subir hasta lo más alto. Esconde misterios y es portador de unos cuantos datos curiosos y llamativos. Hoy, el Obelisco cumple 81 años y 81 vecinos de la Ciudad pudieron trepar hasta arriba y mirar por las cuatro pequeñas ventanas que tiene en la cima.
Si se traza un paralelo, bien podría ser como la Torre Eiffel, de París, o la Estatua de la Libertad, en Nueva York. El Obelisco es más que un monumento imperdible para los turistas que visitan la Capital Federal. Es un punto de encuentro, un lugar de referencia. Escenario de batallas campales, de marchas, de festejos y espectáculos masivos donde se llegaron a reunir millones de personas.
A la cima se sube por una escalera marinera de 206 escalones. Una altura de 67,5 metros.
Hoy el Obelisco cumplió 81 años y el Gobierno porteño, al igual que lo hizo el año pasado, permitió que 81 vecinos que debieron inscribirse varios días atrás en la web de la Ciudad, puedan subir hasta la cima. Para muchos, lograr ese cometido no es una tarea nada sencilla. Si bien son apenas 67,5 metros, son 206 escalones por medio de una escalera marinera que cuenta con apenas siete descansos cada ocho metros y uno cada seis.
El interior poco conocido del Obelisco es un misterio para muchos. Tal vez por esa razón se inscribieron más de 16.000 personas, unos cuatro mil más que el año pasado. Sin embargo, lejos está de ser el edificio más alto de la ciudad. Los 67,5 metros equivaldrían, aproximadamente, a unos 17 pisos. La Torre Interama del viejo Parque de la Ciudad, en Villa Lugano, tiene 200 metros de altura. Desde allí, recuerdan los memoriosos que subieron, los días despejados podía observarse la costa uruguaya.
SIETE DATOS CURIOSOS DEL OBELISCO
La elección del lugar, hoy más que céntrico, no tuvo nada que ver con una cuestión de ubicación. Se definió esa zona porque allí se izó por primera vez la bandera de la Argentina en Buenos Aires.
Si se hiciera hoy, la construcción del monumento tendría elevadísimos costos y probablemente generaría un gran trastorno de tránsito para las cientos de miles de personas que transitan a diario la multitudinaria esquina de Corrientes y Callao. Sin embargo, en 1936 costó apenas 200 mil pesos y se demoró apenas dos meses.
La construcción se demoró apenas sesenta días y costó $200 mil.
Dos años después, en la madrugada del 21 de junio de 1938, hubo un desprendimiento de piedra, el material con el que se había realizado parte del revestimiento. La caída, destruyó unas gradas que se habían utilizado el día anterior, en un acto del entonces presidente Roberto Ortiz. Por eso, se definió quitar ese material y reemplazarlo con revoque de cemento. Para pintarlo, se utilizaron 620 litros.
En 1939 una ordenanza del Concejo Deliberante de la Ciudad sancionó la demolición del monumento, que se había transformado no sólo en un escenario de protestas, sino también de burlas. Por 23 votos, se aprobó la demolición. Las razones eran tres: económicas, estéticas y de seguridad pública. Sin embargo, la ordenanza fue vetada y el Obelisco continuó en pie.
Con motivo del aniversario, 81 personas pudieron subir hasta lo más alto del monumento.
Más acá en el tiempo, el 20 de septiembre de 2015, amaneció de un modo muy particular. Los porteños se asombraron al notar que la clásica punta con las cuatro pequeñas ventanas habías desaparecido. No se veía. Algo raro estaba pasando. Horas después, se supo que se trataba de una intervención del artista Leandro Erlich, que generó una ilusión óptica.
En 2015, el artista Leandro Erlich hizo una llamativa intervención artística y lo dejó "sin punta".
El vandalismo se hizo notar en varias ocasiones. No fueron pocos los que intentaron ingresar ni los que hicieron pintadas o desplegaron banderas. Esa fue la razón por la que en 1987 se decidió instalar la reja que recubre al monumento en su base, en plena Plaza de la República.
Para que avance la obra del Obelisco se debió demoler una iglesia que se hallaba allí. El arquitecto encargado de la obra fue Alberto Prebisch, el mismo que construyó el teatro Gran Rex, vecino al Obelisco. Un enigma que rondó alrededor del monumento es que allí la Unión Cívica Radical quería construir un monumento a Hipólito Yrigoyen.