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En su día, el otro Sarmiento: piedras, pandillas y rateos

El prócer argentino fue travieso y pícaro durante su infancia y, lejos de la figura inmaculada con la que se lo conoce, era un alumno “regular” y lideraba la pandilla de su barrio. BigBang te acerca el lado humano del padre de la educación argentina.

por Bruno Yacono Alarcón

11 Septiembre de 2015 07:55
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Domingo Faustino Sarmiento promovió la educación y se destacó como escritor, aunque también fue travieso y pícaro. Fue presidente de la república y tuvo una fuerte influencia en el proceso de organización nacional, aunque también fue el líder de una banda de pandilleros. En el día del maestro, el historiador Felipe Pigna dialogó en exclusiva con BigBang para exponer el lado humano del gran prócer argentino y conocer su desempeño en la escuela. El padre de la educación, ¿fue buen alumno?

Sarmiento, uno de los máximos referentes de la historia argentina, fue un chico común y corriente. 

La primera vez que tuvo contacto con la educación fue en su propia casa, cuando su tío José Manuel Eufrasio Quiroga Sarmiento le enseñó a leer. En esas primeras páginas encontró una particular atracción por el aprendizaje que lo convertiría, tiempo después, en un gran autodidacta. Lejos de la imagen inmaculada que ofrecen los textos escolares, Sarmiento no fue un niño prodigio, sino todo lo contrario: era travieso, pícaro y lideraba una pequeña pandilla junto a sus amigos del barrio.

Libros y hijos. Nunca se destacó como alumno aunque sí amaba leer en sus tiempos libres. 

Tiempo después, comenzó a asistir a una escuela cercana a su casa, la misma que fue testigo de sus primeras travesuras. “Hay un mito acerca de que Sarmiento iba a la escuela hasta en los días de lluvia, aunque no es cierto. Primero el régimen de lluvia en San Juan es bajo y, en caso de que lloviera, estaba realmente cerca de la escuela”, explica Pigna.

El reconocido escritor e historiador contó detalles sobre el lado humano del prócer nacional. 

El reconocido historiador cuenta que el propio Sarmiento reconoció “ser travieso” y que se convirtió en el líder de una especie de “pandilla” barrial. “Encabezaba una pandilla de chicos muy traviesos, él mismo desmiente a sus biógrafos. Esto abona que Sarmiento era una persona normal”, manifestó.

En sus días por su ciudad natal, “Sarmiento y su pandilla” realizaban una actividad muy particular en su tiempo libre. “Con su banda de amigos arrojaban piedras, es una zona de montañas y se divertían con eso. Alborotaban a la gente, eran chicos normales”, contó el escritor argentino.

Piedras y travesuras. Según Pigna, Sarmiento lideraba una pandilla junto a sus amigos de San Juan.

El ex presidente argentino nunca se destacó demasiado en sus notas y, según Pigna, era un “alumno regular”. Sobresaliente por su capacidad de aprendizaje, Sarmiento pasaba horas frente a libros que eran de su interés. “Era un enorme autodidacta. Trabajaba en un almacén y una señora que siempre lo encontraba leyendo se enojaba porque no podía entender que un chico tan pobre leyera sobre Roma”, contó Pigna.

El propulsor de la educación en el país sufrió en carne propia las dificultades del acceso a la educación universitaria. Sus origines humildes le imposibilitaron poder estudiar en Buenos Aires, por lo que nunca obtuvo una licenciatura. Sin embargo, luchó para que los argentinos puedan acceder al aprendizaje. 

Sus amores 

Sarmiento nunca tuvo novia en la escuela, aunque Pigna detalla que “era un hombre muy enamoradizo durante su adolescencia y con mucho éxito con las mujeres”. Y aclara, entre risas, que tuvo importantes conquistas “a pesar del aspecto de su rostro”. 

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