El cuerpo de Eduardo Lorenzo, el sacerdote que se suicidó luego de que se pidiera su detención por abuso sexual, fue objeto de una misa en la mañana del miércoles en la parroquia Inmaculada Madre de Dios en Gonnet, la misma donde tuvieron lugar los hechos que se le imputaban.
"Revictimización brutal"
El Arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, estuvo presente en la ceremonia, que despertó el lógico enojo de los querellantes de la causa, quienes le dirigieron un mensaje señalándole que "no tiene ningún derecho a convertir las exequias de Eduardo Lorenzo en la revictimización brutal de quienes lo denunciaron, propia de los perversos que no pueden conectar con el dolor del otro"."No permita que el escenario del crimen sea el escenario épico de la despedida de un hombre cuya memoria deberán honrar sin insultar a las personas que fueron crucificadas en ese mismo lugar", le solicitaron los denunciantes a Fernández, que no los recibió.
No permita que el escenario del crimen sea el escenario épico de la despedida de un hombre cuya memoria deberán honrar sin insultar a las personas que fueron crucificadas en ese mismo lugar"
Rezo y enojo
En ese sentido, Julio César Frutos -querellante y familiar de una de las víctimas de Lorenzo- señaló que la misa en su honor "lastimó despiadadamente a las víctimas de abuso" y subrayó que "incluso en las instalaciones donde se celebra la misa se indicaron ataques sexuales por parte del fallecido".“Es una reivindicación del encubrimiento", agregó por su parte la psicóloga Liliana Rodríguez, que asesora a la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos en diálogo con Página 12. "Es una provocación absoluta de la Iglesia, coherente con la postura que viene tomando en el caso".
Por su parte, el arzobispo Fernández señaló que "el objetivo único de la misa es rezar por el consuelo de los familiares del difunto" y aseguró que entiende "el sufrimiento de las personas que han hecho acusaciones".