En octubre de 2018, en Hospital Garrahan dio inicio a un estudio que buscaba determinar si el aceite de cannabis era efectivo y seguro para tratar a los pacientes con epilepsia refractaria. En ese momento desde el centro médico habían informado que iban a participar del ensayo 49 chicos, todos menores de edad.
Un año después, desde el Garrahan confirmaron que con este tratamiento se logró evitar dos de cada tres crisis, debido a que el 80% de los pacientes tuvieron una respuesta sumamente efectiva al tratamiento.
"Luego de un año de intenso trabajo, el estudio sobre la efectividad y seguridad del aceite de cannabis en niños con epilepsias refractarias concluyó la etapa más importante, que superó ampliamente las expectativas", anunciaron en un comunicado que hizo público el hospital, en el que además afirmaron que este estudio fue el primero en Latinoamérica en trabajar con chicos durante un año entero.
En detalle, el análisis demostró que de los 49 pacientes con seguimiento suficiente, es decir el 80%, tuvieron una respuesta positiva con reducción en el número de crisis, ya que el promedio grupal inicial de 959 crisis por mes (unas 30 diarias) disminuyó a 381 mensuales (13 por día), lo que equivale a una reducción del 60%.
"Esto significa que el tratamiento evitó casi dos de cada tres crisis, mientras que cinco niños están libres de crisis en la actualidad", agregaron los investigadores en el comunicado.
Del mismo modo, el presidente del Garrahan, Carlos Kambourian, afirmó que "los números son muy positivos" y "permiten ver una gran reducción de cantidad de crisis y mejoras en la calidad de vida". En este sentido, indicó que desde el hospital van a trabajar en conjunto con las autoridades nacionales, para decidir el camino a seguir en el menor tiempo posible.
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Por su parte, Roberto Caraballo, jefe del servicio de Neurología del Garrahan e investigador principal del estudio, señaló que los resultados indicaron además que los padres de los pacientes reportaron mejoras en los aspectos cognitivos, conductuales y motores de sus hijos, lo que "repercute en la calidad de vida en los pacientes y sus familias"."El estudio continúa incorporando pacientes, y para los chicos que ya ingresaron el seguimiento se prolongará un año más para corroborar que los resultados se mantengan en el tiempo y evaluar el impacto sobre el desarrollo neurocognitivo", agregó el doctor.
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En cuanto a los efectos adversos, la investigación mostró que fueron en general de leves a moderados, y que la mayoría se controló con el ajuste de la dosis de cannabidiol o alguna medicación antiepiléptica.Los niños que participaron de la investigación del Garrahan padecen formas severas de la enfermedad y no respondían a los tratamientos anticonvulsivantes tradicionales, por lo que se decidió, junto a las familias, incorporarlos en el este estudio con la intención de finalmente encontrar algo que los ayudara.