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"Extrañamiento": la estrategia del asesino de la familia Bagnato para quedar libre

El pedido fue rechazado por el juez de Ejecución Penal. Quería irse a su país de origen con la pena extinguida. El relato de Matías Bagnato.

por Agusti­n Gulman

05 Mayo de 2017 17:20
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Finalmente el asesino de la familia de Matías Bagnato, Fructuoso Álvarez González, continuará detenido en el penal de Ezeiza. El asesino había presentado un recurso de “extrañamiento” ante el juez de Ejecución Penal, José Pérez Arias, que hoy confirmó el rechazo. En qué consiste y cómo fue el proceso judicial. El temor de Bagnato.

Álvarez González es el autor de la Masacre de Flores. El 17 de febrero de 1994 asesinó a toda la familia Bagnato, cuando Matías tenía apenas 16 años. Esa madrugada, ingresó a la vivienda de la calle Baldomero Fernández Moreno al 1900, la prendió fuego y mató a José Bagnato (42), su esposa Alicia Plaza (40), sus hijos Fernando (14) y Alejandro (9), y a Nicolás Borda (11), un amigo de uno de los niños que se había quedado a dormir.

Fructuoso Álvarez González, al momento de ser detenido, en 1994.

Tiempo atrás el asesino presentó un pedido bajo el argumento del extrañamiento, amparándose en su identidad española. Se trata de un beneficio al que pueden acceder quienes sean extranjeros y hayan cumplido la mitad de la condena.

Si se lo otorgan, el trámite legal que prevé la Ley de Migraciones es una deportación a su país de origen. La pena queda extinguida, pero la persona no puede regresar al país. Lo llamativo del caso es que Álvarez González ya había sido extraditado a España, en 2004. Permanecía en prisión, pero en 2008 fue liberado “por un error”. Luego, regresó a la Argentina. Bagnato no lo duda. Cree que quiere venganza. Años después fue recapturado y hoy pasa sus días en el Penal de Ezeiza.

Matías Bagnato relató a BigBang la angustia que sufrió durante las últimas semanas.

Un ejemplo del pedido de extrañamiento fue el caso de Luis Mario Vitette Sellanes, uno de los autores del “robo del siglo” al Banco Río, en 2006. El condenado ladrón hizo el pedido bajo la ley de extrañamiento, en 2013. Desde entonces, vive en Uruguay, pero no puede regresar a la Argentina.

De todos modos, Pérez Arias finalmente rechazó el pedido, aunque la angustia de Bagnato no fue menor. “Le relaté todo al juez. Pero yo tenía miedo, porque en esta instancia yo no soy parte, no puedo presentar escritos ni recursos. La semana pasada me reuní con el juez y cuatro o cinco psicólogos y psiquiatras que querían escuchar mi testimonio”, relató el único sobreviviente de la masacre de Flores a BigBang, tras conocer el rechazo del juez a Álvarez González.

Luis Mario Vitette Sellanes, ladrón del Banco Río, recurrió a ese beneficio años atrás.

Sin embargo, aunque se esperaba el fallo para el viernes pasado, la decisión de la Justicia se demoró siete días. El temor de Bagnato y su abuela, de noventa años, comenzaba a crecer con el correr de la semana. Desde el Juzgado no lo llamaban y sospechaba que le otorgarían el beneficio.

“Como no me decían, se me vino el mundo abajo. Ayer llamé y me dijeron 'mañana (por hoy) te vas a enterar. Después de dar mi testimonio, me esperaba este fallo. Pero al no tener novedades me angustié mucho”, agregó Bagnato. “Él ya lo había pedido, ya lo había solicitado. Yo estoy convencido de que si se va, es para volver. Le dije al juez: '¿Usted se va a poner en la frontera a controlar que no entre?'”, comentó.

Fructuoso Álvarez González permanece detenido en el Penal de Ezeiza.

- ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando supiste del fallo?

- Pensé en mi abuela, eso me hace pelota. Ella tiene 90 años. ¿Cómo le explico si queda libre? Cuando me enteré, me tranquilicé, no paraba de llorar. Le avisé a ella y lloramos juntos, abrazados.

- ¿Cuál era tu miedo?

- Que después de irse a España, fuera a Uruguay. Yo no tengo seguridad si le dan ese beneficio. No tengo opciones. Lo único que me quedaba si lo dejaban libre era volver a vivir con los policías de custodia en mi casa las 24 horas. Ya estuve así un año y medio y eso no es vida. Prácticamente no me dejaban salir, no podía ni manejar mi auto, menos ir a trabajar. Vivía todo el día encerrado. Vivía preso y él estaba libre, ese tiempo sufrimos muchísimo, me estaba volviendo loco. Yo no creo que se haya hecho justicia ahora, pero es un alivio; es algo momentáneo. Por ahora la Justicia está logrando lo que Fructuoso no puede lograr: no me puede matar.

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