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Falta de trabajo, hambre y sobreprecios: cómo se vive la cuarentena en los barrios más humildes de Buenos Aires

Muchos de los vecinos deben asistir a comedores o aprovechar las ollas populares para poder comer.

por Agustina Acciardi

20 Abril de 2020 17:07
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Desde que comenzó la cuarentena en nuestro país por el avance del COVID-19, mucho se habla de los diferentes sectores de la economía que se ven afectados con la falta de trabajo. Aunque en las redes sociales y medios de comunicación se menciona que la clase media sufre de graves problemas para poder llegar a fin de mes, lo que más le preocupa al Gobierno de Alberto Fernández son los sectores vulnerables del país, donde la falta de empleo y el hambre hacen estragos.

En diálogo con BigBang, Natalia Zaracho, referente del Frente Patria Grande que conduce Juan Grabois, explicó que los vecinos de los barrios humildes la están pasando muy mal, porque hay demasiada demanda de alimentos, y los comedores ya no dan abasto.

Aunque ella trabaja en un centro de jubilados de Villa Fiorito, donde habitualmente se le da de comer a personas de la tercera edad, lo cierto es que está en contacto directo con referentes de otras organizaciones, y todos aseguran que la situación es compleja en los diferentes barrios.

"Yo trabajo en una cooperadora de cartoneros, la mayoría de los compañeros trabajan en Lomas de Zamora y Lanús y no pueden ir a trabajar directamente. Antes veníamos de cuatro años que la pasábamos mal, pero podías subirte al colectivo y traer cosas para vender en la feria. Ahora con esta situación, no", aseguró la militante de 30 años.

Sobre esto, agregó que el comedor comunitario en el que trabaja se dedica a ayudar a los mayores, pero que ahora le da de comer a 450 personas, mientras que a los abuelos se les entregan viandas con alimentos en sus casas, con el objetivo de evitar que salgan y corran el riesgo de enfermarse.

Según Zaracho, todos los días se suma gente nueva que se acerca en busca de un plato, ya que antes de la cuarentena muchos tenían un empleo informal que les permitía vivir al día, aunque ahora es posibilidad desapareció por completo. Algunos no pueden siquiera salir, mientras que otros no tienen para quién trabajar.

"Nosotros esto lo pasamos todos los días, pero ahora se está haciendo visible. Esta es una muestra de porqué es necesario un Estado presente, que además trabaje en conjunto con las organizaciones sociales, que somos los que estamos presentes en el lugar", dijo.

Para tratar de calmar la situación, varias organizaciones realizan ollas comunitarias, aunque también están las ollas que llevan a cabo los vecinos, donde cada uno aporta lo que tiene para poder ayudar a quienes la pasan peor. "Ahí todos se juntan y comparten", sostuvo la militante.

La cuarentena impuesta en todo el país por la pandemia del coronavirus  dejó al descubierto los graves problemas sanitarios a los que los vecinos deben enfrentarse en las zonas más carenciadas.

"Más allá del tema de la falta de comida, hay emergencia sanitaria. Las salitas dan turno y son para las prioridades. Los primeros días había controles en los barrios, pero la verdad es muy difícil mantener un aislamiento en lugares chicos, donde viven muchas personas. Y además, cuando no tenés nada para comer, la gente tiene que salir de sus casas", se lamentó.

Aunque Zaracho asegura que desde el centro de jubilados brindan información acerca de cómo cuidarse ante el coronavirus, lo cierto es que en las calles de los barrios un barbijo cuesta $80, mientras que algunos se dedican a cobrar $100 por imprimir un permiso de circulación para quienes lo necesitan.

"Siempre están los vivos que quieren sacar provecho de la situación. Acá los pecios son caros, y nadie los controla. Nosotros tenemos que comprar en los barrios y terminás pagando cualquier cosa", aseguró Zaracho, y agregó: "Hay que ser consciente que la gente se va a empezar a morir por otras cosas, tienen enfermedades y no tienen plata ni para viajar para buscar la medicación".

En cuanto a la problemática actual de la educación, con las clases presenciales suspendidas desde hace varias semanas, la trabajadora de la economía popular sostuvo que resulta muy complejo que los chicos puedan acceder a estudiar en una situación así, ya que muchos no tienen Internet en sus casas ni tampoco cuentan con un celular para poder conectarse virtualmente con sus maestros.

"Desde el Gobierno de la Provincia se le entregó mercadería a las escuelas para que le den comida, y eso lo repartieron entre las familias. Después para el secundario entregaron algunos manuales, con tareas para hacer para aquellos chicos que no pueden acceder a Internet", aclaró.

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A pesar de que la referente considera que las medidas tomadas por el Gobierno han sido acertadas, cree que es necesario que el camino se profundice y que se ataquen las necesidades urgentes.

"Nosotros todos los días pensamos cómo cambiar esto de raíz, para que cada uno pueda comer en su casa y tenga derecho a una vivienda. En este momento necesitamos la solidaridad de todos, que se preocupen por el que la está pasando mal. Y además, no solo queremos ayudar a la gente, sino empezar a discutir para que se puedan llegar a soluciones", cerró.

Las medidas del Gobierno ante la crisis

Según un informe elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Daniel Arroyo, la cartera aumentó en $4000 millones (desde el inicio de la cuarentena obligatoria) la partida de 7.700 millones destinada hasta marzo último a financiar la política alimentaria, a través de la Tarjeta Alimentar.

Del mismo modo, desde el comienzo del aislamiento social implementado el pasado 20 de marzo, el ministerio transfirió a las provincias casi $2.700 millones para ayudar a los comedores escolares y aumentó entre el 100 y el 150 % esas partidas, que no se actualizaban desde el 2015.

También se organizó un sistema de viandas o módulos alimentarios, los cuales fueron distribuidos para poder llevar a cabo las medidas de cuidado en medio de la pandemia.

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