El femicidio ocurrido en el country Martindale de Pilar instala la pregunta de cuál es el estrato social más afectado por la violencia de género y hecha por tierra la idea de que en las “clases altas” no suceden este tipo de casos. La violencia no se detiene por el nivel económico, ni por la zona de residencia. Justamente existen amenazas, control económico, golpes y muerte, como la de Claudia Schaeffer o la de Nora Dalmasso, cuya investigación quedó inconclusa.
Claudia Schaefer y Fernando Farré se movían en elevadas esferas sociales.
El común denominador entre las víctimas es el miedo que las deja en total aislamiento. Según publicó Diario Popular, el Instituto Wanda Taddei, que brinda asesoramiento y asistencia legal para víctimas de violencia, registra que 4 de cada 10 mujeres que solicitan algún tipo de orientación pertenecen a sectores sociales medios altos o directamente altos.
Mientras que el 95 por ciento de las mujeres de sectores bajos realiza tras el asesoramiento la denuncia formal, el Instituto señala que el índice en las clases más altas es ínfimo. Se animan a preguntar, pero no acuden a la Justicia.
El asesinato tuvo lugar durante una reunión para establecer la división de bienes.
El presidente de dicha institución, el abogado Julio Torrada, contó que recibió a la propia Schaeffer en dos ocasiones, en las que le recomendó con énfasis que realizara la denuncia y que se alejara de quien fue su femicida, Fernando Farré.
“Lo que ocurrió con Claudia es lamentable, desde todo punto de vista. La realidad es que estamos habituados a recibir a mujeres que pertenecen a núcleos sociales de altísimo poder adquisitivo, que luego de recibir asesoramiento no pueden continuar con los pasos siguientes. Comienzan con la denuncia y, si logran hacerla, muchas veces no las pueden continuar. El control que padecen es total. Ella hizo lo que pudo, pero aún así se falló desde la prevención y en el momento del hecho no se cumplió el protocolo de protección. Se la dejó sola", señaló el letrado.
“Ese mundo oculto de los barrios cerrados, silenciado, quedó expuesto con el femicidio de Claudia.
"Este caso es paradigmático respecto a la violencia de género, porque el flagelo está en el hogar más humilde, como en la mansión más costosa de un country. Los varones violentos, posesivos y machistas están en todas las clases sociales. Pega el albañil y pega el empresario. Pega el colectivero y pega el gerente de una multinacional. Ese mundo oculto de los barrios cerrados, silenciado, quedó expuesto con el femicidio de Claudia", finalizó Torrada.