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Femicidios por imitación: la macabra moda de "inspirarse" en el horror ajeno

¿Los femicidas se imitan? ¿Se copian las formas de matar? La palabra de dos expertos. Del caso Monzón al triple femicida de Mendoza. ¿La difusión mediática es peligrosa?

25 Diciembre de 2016 19:15
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El 10 de febrero de 2010, Wanda Taddei sufrió quemaduras gravísimas. Murió tras 11 días de agonía. No fue un accidente: quien la prendió fuego fue su pareja Eduardo Vázquez, baterista de Callejeros, y condenado a 18 años por el femicidio. A partir de ese caso, otras 15 mujeres fueron prendidas fuego por sus novios o maridos. Los psiquiatras forenses llegaron a una hipótesis que aterra: creen que existen los femicidios por imitación.

Vasquez y Taddei. Está detenido en el penal de Ezeiza.

¿La difusión de este tipo de crímenes ayuda a prevenir o todo lo contrario? Para el psiquiatra forense Mariano Castex, a veces la difusión mediática es peligrosa porque puede llegar a imponer “modas” en las formas de matar: “El ser humano imita en todos los órdenes. En el terreno de la violencia asesina llama más la atención por ser causal de crímenes horrendos. Los medios tienen un efecto de difícil evaluación: aun limitándose a dar a conocer la noticia con prudencia y madurez, el hecho de presentarla constituye en detonante para una imitación en el caso de las personas sensibles o proclives a ello”.

"El ser humano imita en todos los órdenes, aun en el horror

Coincidencia macabra

El triple crimen de Mendoza, cometido por Daniel Zalazar el 21 de octubre, presenta notorias similitudes con el asesinato de Romina Barría, la joven de 30 años apuñalada y prendida fuego en Santa Cruz. Dos femicidios, el mismo modus operandi y un factor en común: el "karateca" había sido también pareja de Barría. Asesinatos que inspiran asesinatos: los femicidios por imitación.

Los femicidios emblemáticos que generaron tendencias criminales.

Lejos de Río Gallegos, Zalazar se enteró del asesinato de Barría a través de sus amigos del secundario. La joven había sido apuñalada 14 veces por su pareja quien, tras el ataque, incendió la casa para ocultar el crimen. Veinte días después, el "karateca" repitió el modus operandi: apuñaló a Claudia Arias, a su tía y a su abuela. Tras herir de gravedad a una beba de diez meses (que sería su hija) y a otro de once, el estudiante de medicina intentó incendiar la vivienda para tapar las pruebas. Muchas similitudes, ¿no?

En la década del 80, el caso Monzón generó un efecto imitativo: otros hombres tiraron por el balcón a sus mujeres del mismo modo que el ex campeón mundial de boxeo, Carlos Monzón, mató a su mujer Alicia Muñiz. En la mayoría de los hechos, los acusados tomaban como ejemplo la misma defensa de Monzón: decían que había sido un accidente.

En los '90, después de que Fabián Tablado matara de 113 puñaladas a su novia Carolina Aló, el apuñalamiento se convirtió en una de las modalidades más empleadas.

En España, un estudio demostró que un 70% de los crímenes “machistas” se cometieron dos días después de que ocurriera un homicidio similar.

Su forma de matar generó "imitadores"

La matanza de Columbine, la escuela secundaria de Colorado donde el 20 de abril de 1999 dos jóvenes mataron a doce alumnos y un profesor, también causó un efecto contagio. Un estudio reveló que en los 50 días posteriores a la masacre, se registraron 350 amenazas de bombas en escuelas estadounidenses. Antes de ese hecho, sólo había dos denuncias por año.

El efecto imitación también ocurre con la difusión de suicidios. En Japón se lo llama “sindrome Yukiko”: una gran cantidad de jóvenes se mató después de la cobertura sensacionalista del suicidio del rockero estrella Yukiko.

¿Existe un efecto peligroso de imitación del delito? En diálogo con el médico legista y psiquiatra forense, Enrique Da Rosa, confirma que el fenómeno existe, pero queno es un hecho lineal.

“En el caso de Zalazar también se podría analizar que por su práctica con las artes marciales se haya fascinado por el uso de la katana y por eso haya apuñalado a sus víctimas, por ejemplo”, detalla para demostrar que el análisis debe realizarse minuciosamente.

“La imitación de delitos demuestra que es peligroso la mala difusión de los crímenes o casos policiales. En los medios se suman opiniones y terminan facilitando información sobre las variadas modalidades”, alerta.

“La más frecuente correlación de delitos son los suicidios

“La más frecuente correlación de delitos son los suicidios. En los países orientales, aumentó la cantidad de personas que eligen el camino darle el fin a su vida”, sostiene el especialista, y ejemplifica con un estudio realizado en Japón que valida esta tendencia que atenta contra la propia vida de las personas. “Elijen cómo morir e imitan a otros para matarse de la misma manera”, suma.

El potencial criminal

Da Rosa sostiene que se desarrollan distintos lineamientos que el potencial criminal “elige” a la hora de imitar el método del delito. Y no sólo sucede en casos de asesinatos o suicidios, como anteriormente explicó el experto, sino también en robos o estafas, entre otros.

“Existe una correlación, y ocurre en varios situaciones de delito. Puede tratarse porque quedaron con un grado de fascinación con un caso que conocieron, o notaron algo emblemático en algún otro suceso”, ejemplifica.

Ante la incontrolable ola de femicidios se realizaron marchas en reclamo.

La clave que remarca Da Rosa es que cuando la sociedad valida un método usado, se produce un efecto de contagio en las siguientes. “Pese a lo complejo que resulta ejemplificar rápidamente, se puede citar, lo que culturalmente se legitíma en ciertas comunidades con la lapidación, que en países de África, Asia u Oriente, se utiliza para contra los reos”, dice.

Asimismo, Da Rosa suma que “en el caso de los delincuentes, puede generar fascinación la historia de los ladrones fugitivos Bonnie y Clyde, al punto que sean imitadas sus acciones”.

¿Cómo una persona llega a cometer un crimen?

Sea imitando o no a un criminal, esta es una pregunta que Da Rosa responde en medio de la explicación. Sobre las teorías de qué es lo que se despertó en Zalazar para accionar de manera violenta y desmedida, es importante aclarar que todos tenemos reprimidos los deseos de matar, pero se sabe que no es moralmente correcto. Y lo que diferencia entre los que lo hacen y los que no, es el freno que nos limita a concretarlo.

“Los femicidas tienen una tendencia menor de poder llevar a cabo los frenos ante un nivel de frustración”, comenta.

Las víctimas del fuego

Wanda Taddei murió quemada.

Desde el femicidio de Wanda Taddei, ocurrido el 21 de febrero de 2010, se registraron ese mismo año, once casos similares. Luego ocurrieron 29 en 2011, otros 19 en 2012 y 17 en 2013. En total, fueron 76 mujeres muertas utilizando al fuego en el ataque machista. Los medios llamaron al nefasto fenómeno “Efecto Wanda”, nacido cuando el exbaterista de Callejeros asesinó de esa manera a su mujer.

De la gloria al horror              

Era la madrugada del domingo 14 de febrero de 1988. La ex modelo Alicia Muñiz había ido a Mar del Plata, a parar a la casa de su pareja, Carlos Monzón, y en donde también estaba su pequeño hijo, Maximiliano. Luego de una noche de casino, la pareja regresó a su propiedad en el barrio La Florida. Se escucharon gritos y una discusión, ruido de vidrios. El cuerpo sin vida de Muñíz estaba en el suelo del jardín, luego de caer desde el balcón.

113 PUÑALADAS

Fabián Tablado, en 1996 asesinó a su novia, Carolina Aló, de 113 puñaladas. El crimen comenzó con golpes que dejaron a la joven sin defensas, y terminó en un baño de sangre. El hecho ocurrió 27 de mayo de 1996 en la casa de la familia Tablado.

El crimen comenzó con golpes que dejaron a la joven sin defensas, y terminó en un baño de sangre. El hecho ocurrió 27 de mayo de 1996 en la casa de la familia Tablado. En el 2000 Tablado fue juzgado por un tribunal de San Isidro y condenado por homicidio simple a 24 años de prisión.

Con las dos terceras partes de la pena cumplida, más el régimen de "dos por uno", en febrero de 2010 quedó en condiciones de obtener su libertad.

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