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Fernando Cáceres, de la Selección al sueño de volver a caminar

A casi seis años de haber sido baleado en Ciudadela, el ex jugador de River, Boca e Independiente prefiere perdonar y mirar hacia adelante. Su proyecto formativo y el sueño del Nacional B.

18 Octubre de 2015 16:19
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Cualquiera en su misma situación podría guardar rencor, pero él prefiere perdonar a aquellos que, hace casi seis años, lo dejaron postrado en una silla de ruedas.

Fernando Cáceres sorprende al mirar atrás y decir que “lo que pasó, pasó” cuando se le pregunta por aquella noche del 1° de noviembre de 2009, cuando fue interceptado por cuatro delincuentes que le dispararon, provocándole la pérdida de su ojo derecho y perforándole la base del cráneo.

Así quedó el BMW en el que se movilizaba el ex jugador cuando fue baleado. 

“Quizá los chicos que me pegaron el tiro no encontraban otra salida. Tal vez fueron a buscar durante la semana muchos trabajos y no los consiguieron, entonces decidieron hacer algo que les quedaba mucho mejor”, afirma en una entrevista a Clarín. 

El “Negro” pasó por varios clubes de la Argentina y también jugó en España. 

“Ahí tal vez les hice un favor apareciendo. No hay rencor, son cosas que suceden, ya está”, concluye al respecto.

Decidido a luchar por su recuperación como peleaba cada pelota dentro de la cancha, el ex defensor de Argentinos, River, Boca, Independiente y la Selección Argentina, contribuye a la formación de chicos en el Fernando Cáceres Fútbol Club, en La Matanza.

“Uno intenta guiarlos, después la decisión es de ellos”, explica “El Negro” sobre ese proyecto nacido “entre familiares y amigos”.

Cáceres sueña con llevar a su equipo al Nacional B. 

“Mis sueños son dos”, asegura como aquél Maradona en su época de cebollita. “Primero caminar, y después llevar a este equipo hasta el Nacional B”, cierra con la ilusión a cuestas.

El apoyo del mundo del fútbol siempre estuvo presente. 

Y, aunque por ahora el primer objetivo es clasificarlo al Torneo Argentino C, cómo no tenerle fe a ese hombre al que hace seis años todos daban por muerto y hoy sorprende con su notable recuperación, pero sobre todo con su misericordia hacia aquellos que casi le quitan la vida.