por Alejo Paredes
19 Noviembre de 2020 17:44La pandemia de coronavirus no solo agravó la crisis social y económica del país, sino que además trajo consigo otros problemas referidos al cuidado y prevención de cada persona. Sin ir más lejos, a lo largo de la cuarentena disminuyó la cantidad de consultas médicas realizadas en el país: de hecho, ocho de cada diez argentinos cancelaron sus consultas médicas desde que fue decretado el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio por el COVID-19.
En medio de este panorama, este portal pudo saber que las visitas al consultorio para controles ginecológicos cayeron en un 50%. Esto quiere decir que la mitad de las mujeres decidieron no realizarse este año sus controles y chequeos por temor a un posible contagio de coronavirus. "Tuvimos que atender online desde hace meses y no se podía atender con protocolo en consultorios particulares. Así, disminuyó la oferta", le confió a este portal Flor Salort.
La médica ginecóloga y sexóloga (MN 100659), conocida por sus posteos en Instagram como @flordegineco, diálogo con BigBang remarcó que los controles ginecológicos son fundamentales en cada mujer para detectar algún tipo de enfermedad que, atendida a tiempo, puede curarse. Sin embargo, la pandemia causó que muchas mujeres, sobre todo de mediana y avanzada edad, dejarán de asistir a los controles.
Si bien Salort explicó que al principio era lógico estirar o postergar las consultas, a nueve meses del inicio de la pandemia aconseja retomar los controles, sobre todo para aquellas personas que en verdad necesitan tratar patologías graves. "Ya no se puede estirar, por suerte la gente de a poco bajó el miedo y los hospitales comenzaron a entender que estos estudios son necesarios y primordiales para la salud", sostuvo.
En ese sentido, la profesional, con diploma de honor de la Universidad de Buenos Aires y especialista en Tocoginecología, remarcó que cada mujer es diferente y aclaró que los tiempos de controles en cada persona son muy distintos. "Hay gente que sí necesita hacerse estudios cada año o cada 6 meses, pero existen casos de mujeres que se lo pueden hacer cada tres años, por ejemplo", explicó.Y sobre la cuarentena, resaltó que los controles ginecológicos estuvieron afectados de manera dramática durante al menos cinco meses: "Hubo cinco meses, de marzo a agosto, que fueron caóticos. El bajo nivel de consultas no es estrictamente ginecológico, sino que hay gente que tampoco no va al cardiólogo. La gente ha engordado muchísimo y hay un sedentarismo muy pronunciado a causa de la cuarentena. Hay muchísima obesidad infantil".
En ese sentido, la médica explicó que la gente dejó de moverse y que estos trastornos pueden generar diabetes y artrosis. Por esta razón, aconsejó retomar el ejercicio, salir a caminar al aire libre y recuperar el ritmo de vida saludable que llevábamos antes de la pandemia, siempre respetando los protocolos y el distanciamiento social. "El consejo no es esperar más, armarse de protocolos y visitar los consultorios si es necesario", remarcó.
Flor Salort, la médica que derriba mitos sexuales en Instagram
Además de su profesión como ginecóloga, Flor Salort es una muy reconocida sexóloga que encontró en las redes sociales, sobre todo en Instagram, la herramienta ideal para llevar consejos y buscar derribar mitos y miedos sobre el deseo sexual. El próximo 20 de noviembre presentará su primer streaming llamado "Del cerebro a la vagina", en el que tratará los miedos, el erotismo y cuáles son los prejuicios que quitan la libertad de ser.Tu show se titulatula del cerebro a la vagina, ¿cómo nació esta idea?
-Nace porque soy ginecóloga desde hace 20 años y hace mucho que escucho a mujeres que sienten muchas cosas sexualmente hablando y el cuerpo no les responde. El cerebro es el órgano sexual principal que tenemos, es nuestro gran motor y nuestro gran reflejo del alma.
Son muchas las señales que éste nos da y que en otras tantas oportunidades no escuchamos. En el sexo uno tiene que estar presente, tener presencia, debe hacer cruces de miradas, escuchar, saber qué te gusta, qué le gusta al otro y que tenemos ganas de dar.
No tener en claro esto provoca que, a veces, no nos encontramos y nos sintamos mal. Voy a explicar cómo nos desamóranos y enamoramos. Al ser una gran estudiosa de la neurociencia creo que lo que emociona se aprende mucho mejor, lo que mueve se recuerda, se memoriza.
En el streaming no es que me voy a poner a actuar, sino que voy a tener un espacio lúdico e interactivo para que educar en salud desde otro lugar. Voy a explicar cómo nos desamóranos y enamoramos.
Se va a profundizar mucho más en el deseo y en el “no tengo ganas”, lo que nos pasa cuando nos desenamoramos y cuando este deseo no es el mismo que antes. El cerebro en la vagina es eso, empezar a ver dónde comienza toda la excitación y cómo repercute en el cuerpo y la mente.
Las redes sociales juegan un papel fundamental en tu carrera, ¿esto siempre fue así?
-Como médica desde hace 20 años descubrí que la educación que se puede generar a través de las redes sociales es efectiva, popular, equitativa y muy rica. Cualquier persona que tiene un teléfono puede escuchar muchísimo más que, por ejemplo, la persona que paga por una charla.
Es una manera eficaz de llegar a la gente, sobre todo a los adolescentes que no consumen este tipo de charlas. Esto nos da una posibilidad valiosísima. Las redes sociales son un lugar para comunicar medicina. El cerebro aprende más de forma lúdica.
Abrí mi cuenta en el 2017, y hace tres años que estoy muy presente porque esto no se forma de la noche a la mañana. Es todo un trabajo, mucho tiempo. Siempre me gustó el tema de la comunicación, por eso hice la diplomatura en periodismo científico.
Por aquel entonces tenía Facebook, pero me costaba manejarlo. Un amigo mío, conocedor de redes, me dijo que me abra Instagram. Pero fue todo muy de a poquito. Me aconsejaron dar un servicio, dar un contenido que le sea valioso a las personas. Siento que intento dar algo de educación.
No todo es información. También trabajó a partir del ejemplo y de sucesos que me ocurren o ocurrieron a mi. Allí cuento mis miedos, me enamoré y desenamoré. Desde el primer momento que elegí ser ginecóloga lo hice para acompañar a las mujeres en distintas etapas de la vida, marcarles el camino porque la información da el poder, y el poder da la posibilidad de elegir. Y las redes sociales me facilitaron esta tarea.¿Cuáles son los prejuicios que quitan la libertad de ser y los mitos más frecuentes que querés derribar?
-Los prejuicios tienen que ver con la culpa del goce, el placer de tocarse, la obligación de gemir y de liberarse. Todo esto hace que una mujer llegue a sentirse culpable de no sentirse bien, de no poder disfrutar. La mujer vive eso mucho más que un hombre, porque es mucho más fácil tener celulitis o mucho más difícil tener cuerpos según la norma social indica.
Nos cuesta mucho encarar temas sexuales; no sabemos expresar lo que nos gusta o hay temor en comunicarlo. Existe miedo a gemir, de gozar, de que se note; tenemos miedo de que no se note; nos preocupa el tema de no ser buenas en la cama por todas las creencias que están establecidas.
Por otro lado, uno de los mitos más frecuentes es el orgasmo. No se acabó todo después de eso. Existe el mido de que si la mujer no tiene orgasmos es una frígida; o que si te tenés que tocar no es un buen orgasmo. También está el tema del punto G en la mujer, que es un punto que tenés que conocer para llegar al éxtasis o que necesita el cuerpo perfecto para satisfacer a su pareja. ¡Eso no existe!.
Tenemos dos metros cuadrados de piel para tocar y es una pena desperdiciarlos por el simple hecho de siempre acudir a la misma zona. Al 53% de las personas, por ejemplo, no le gusta el 69 y muchas veces al que no le gusta lo que debería por norma, se cohíbe. Falta conocimiento y salir de los estereotipos. Otro mito es el de que es "mejor sexo si acaban juntos o que los ancianos no tienen derecho a gozar".
¿La pandemia atentó contra los encuentros sexuales?
-Hasta que no nos vacunemos, esto va a pasar recién a mediados del año que viene, hay que cuidarse. Recién en una segunda dosis, el cuerpo va a generar anticuerpos. Ojo con relajarnos. Sexualmente hay que elegir con quien mantener relaciones. Más allá del preservativo, el sexo en persona tiene un alto riesgo de contagio. Hay que hacer un interrogatorio antes, lamentablemente.
Hay que ser conscientes y si tenés síntomas, no hay que mantener encuentros con nadie. Hay que hacer preguntas que nunca se hicieron. Como por ejemplo, dónde estuvieron antes y si tiene o tuvo contactos estrechos con la enfermedad. Esta no es una época para encontrarse con distintas personas. Hay que ser sincero porque se trata de una infección de transmisión estrecha. No cuidarse es una falta de respeto al otro.
Hay que cuidarse más. No hay que aflojar. A la hora de salir hay que tener distanciamiento social y si o si hay que estar a dos metros de distancia de otras familias en la playa ahora que arrancan las vacaciones.