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No nos callamos más

Florencia Freijo en BBN: "Una mujer en la sociedad no debe permitirse ser agredida en silencio"

La politóloga y escritora reflexiona sobre las redes sociales, los tiempos de la Justicia y anima a las mujeres a no callarse más.

06 Enero de 2024 13:18
María Florencia Freijo.

Argentina está en un momento de regresión de derechos, donde los ciudadanos y las ciudadanas tienen que volver a discutir y reordenar las prioridades para poder defender lo que ya fueron adquiridos. Pero en una sociedad revuelta, es importante tener un anclaje en las reflexiones contemporáneas y actuales para que sirvan de herramientas tanto para poder exigir por el respeto a ser bien tratadas, respetadas por la familia, la justicia, compañeros de trabajo y generar entornos seguros. 

Históricamente, las mujeres fueron educadas para soportar, para tolerar con una sonrisa aquello que es injusto y que al hombre se le da por default. Puestos laborales, posición económica abundante, cuestionamientos que únicamente se le hacen a las mujeres porque deben ser excelentes madres, hijas, hermanas, novias, esposas, mejor calladas, educadas. 

Flor Freijo.

Para poner un poco de luz en todas estas cuestiones, BigBang habló con la politóloga y escritora María Florencia Freijo, autora de (Mal)Educadas y Decididas, referente feminista y pensadora del sistema actual. Allí, Flor invitó a toda la sociedad a cuestionarse sobre el rol de la justicia en los casos de abuso sexual, el lugar que ocupan los medios de comunicación en la información y desinformación y la violencia en redes sociales.  Las mujeres, entonces, sí deben correr más rápido que los varones a pesar de estar más capacitadas, el techo de cristal continúa. 

Tomando como ejemplo el fallo del caso de Thelma-Darthés, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?

-La Justicia en sí, por supuesto, pero también los tiempos de la justicia. Desde el momento probatorio hay distintas instancias, por ejemplo, que una persona que pasa por diferentes instancias psicológicas no tenga que volver a hacerlo. Creo que hoy nos falta todavía distintos organismos que tengan una injerencia directa sobre los hechos de denuncias sexuales para que sean más expeditivos los tiempos de condena y si se quiere, ahí hay otra cuestión para rever dentro de la Justicia, que sería preguntarse qué es una condena por abuso sexual o acoso. Y acá salgo un poco del abuso y pienso en la violencia de género también, del golpe y demás... hay que pensar en trabajar de manera pedagógica con los violentos. Córdoba tiene un modelo muy interesante que se trata de un espacio de salud mental para quienes han ejercido violencia, que no es obligatorio, pero si hubiera una disposición desde el Estado debería ser obligatorio que muestra la no reincidencia y hay una conducta de odio hacia las mujeres. 

Durante todos estos años las feministas han salido a las calles, han luchado por el aborto y parafraseando, ¿dónde decís que estaría bueno que estén las feministas?

-Yo sinceramente no quiero que estén en ningún lugar más, porque las feministas están en todos lados. No dan abasto en el Consejo Escolar haciendo denuncias, están haciendo pedagogía, enseñando, haciendo videos y podcast, como juezas construyendo perspectiva de género y el acceso a la justicia, están trabajando realmente por un futuro mejor, así que no quiero que estén en ningún lado más. Yo lo que quiero es que la sociedad se pregunte dónde está cuando una chica de 16 años denuncia a una persona de 45 por abuso, dónde está la sociedad cuando una mujer va a una comisaría una y otra vez y le dicen "vení mañana", dónde está la sociedad cuando tienen amigos que son deudores alimentarios y no se hacen cargo de sus hijos, dónde está cuando los abogados mediadores piden alimentos, le dicen a la mujer como tienen que ser madres y a los padres no se les dice nada, no se las escucha. 

El libro de Flor, (Mal)Educadas, es uno de los más aclamados de lengua hispana.

Siempre estamos en falta...

-Nosotras por ser mujeres siempre estamos en falta. Siempre-falta-algo. Es un mecanismo: si yo te echo la culpa a vos, mi responsabilidad queda soluble. 

Ya que estamos preguntándonos de 'dónde está la sociedad', ¿qué rol ocupa el periodismo en todo esto? 

-Lo puedo dividir en tres partes: Uno es el periodismo, otro es el periodismo de las feministas y otro es el tema que se pone en agenda. Cuando hablamos de periodismo creo que está claro que falta mucha formación en los y las comunicadores, hay un ala de periodismo 'progre' de chicos y chicas jovenes, masivos, en radios masivos y tele masiva que saben y se hacen los boludos que ahora decir que sos feminista es mala palabra entonces dicen "que no sea tan feminista", lo he escuchado de productores por ejemplo. Pero la verdad es que cuando vos sacás el tema es super masivo, particularmente yo lo mido en mi audiencia, a mi la gente me incita a hablar de esto, hay un lugar para hablar. Lamentablemente los que nunca subieron o si lo hicieron se sumaron a la ola y se bajaron muy pronto. Con respecto a la agenda, hay que salir de la retórica de "asesinada, muerta, golpeada", hay que empezar a construir líneas de transformación de una parte cultural más profunda, ir a los datos, a los papers. Pongámonos a pensar, empecemos a generar contenidos que nos hagan pensar y pausen la reacción. Probablemente no sean tan masivos, pero ayudan a la reflexión. 

¿Qué opinas vos sobre la violencia que hay en redes sociales con respecto a este tema? Sé que has sido bastante violentada vos también respecto a esto, ¿qué es lo que tenemos que repensar como sociedad?

-Con la violencia en redes sociales se hace lo que se puede. Particularmente hay una acción individual y hay una colectiva. En la individual pasa por fortalecerse mucho psicológicamente con psicólogos y psiquiatras. Yo por ejemplo la he pasado muy, muy, muy mal y tuve la imposibilidad de decirlo, porque encima una mujer que fue violentada es revictimizada. En la sociedad una mujer no solamente tiene que permitir ser agredida, sino que tiene que permitir ser agredida en silencio. Porque si lo decís, te pasa como me pasó a mi con un famoso conductor de radio que me dijo: "¡Ah!, no te enganches, beso", mientras yo tenía a la policía en la puerta de mi casa con mi nene de once años.

Flor Freijo en la feria del libro de Goya.

Es fácil decirlo, pero hay algo detrás de las reacciones, mientras tanto vos estás recibiendo violencia sin parar...

-Es fácil decirlo desde tu barrio privado, pero él es un tipazo y todos lo aman. Entonces este tipo de cosas la verdad es que te quedan marcadas a fuego para siempre. Y encima decirlo te hace ser una 'mujer jodida', desde Pandora, desde la construcción mitológica de la mujer, fueron dibujadas con lenguas de serpiente por ejemplo, porque la mujer que habla o que se expresa es mala, está buscando ser vista, llamar la atención. Nunca escucho hacia un varón decir "ay, que se hace, quiere llamar la atención o busca fama". Esta mirada sobre nosotras hace que cuando salimos a la esfera pública hace que todos estos arquetipos negativos sean una pulsación constante para marcar el ritmo. 

¿Y qué se hace?

-O se hace silencio. Entiendo que puede haber silencio por parte de colegas que por ejemplo me escribieron por privado diciéndome "te quiero salir a defender, pero si salgo a mi también me van a matar". A mi se me castigó mucho porque supuestamente acusé a alguien de ser un abusador. Pero si vas un mes atrás de eso, fui cancelada porque supuestamente había cobrado un curso 12 mil pesos. En ese momento por ejemplo, estaban dándolo doce hombres y yo, y se me acusó a mi. Todas esas super feministas de la UBA o de la Universidad de la Plata que me agredieron lo siguen sosteniendo. Hay que estudiar para llamarse feminista, hay que estudiar para hablar de violencia de género, no alcanza con decir que estás en contra de la violencia de género. Yo me mantengo en pie porque tengo un trabajo detrás muy sólido y no me avergüenzo de decirlo, realmente lo que hago tiene un impacto medirle, en números y lamentablemente para muchos, en dinero. Les molesta mucho cuando una mujer se atreve a decir eso porque genera miedo de decirlo. Eso tiene que acabar porque muchas mujeres son silenciadas. 

Por Guadalupe Santomé Osuna y Samantha Plaza Monroy