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“Fue un horror”: la argentina que vivió el ataque de Hamás en un kibutz cerca de la frontera y se salvó

La escritora Inés Grimland había ido a visitar a sus hijas y a conocer a Kai, su bisnieto.

por Guadalupe Santomé Osuna

21 Octubre de 2023 08:00
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Inés Grimland es escritora y directora teatral, es hija de  Aron Grimland y Ana Dimetman, sobrevivientes del Holocausto y, tras escapar a la Argentina en busca de una vida tranquila, su historia volvió a cambiar el 7 de octubre pasado, cuando se encontraba celebrando el nacimiento de su bisnieto en el primer kibutz que Hamás atacó. “Esperamos nueve horas hasta saber qué fue lo que pasó”, recordó a BigBang

Su historia, reclamo de justicia y paz, la llevaron a realizar un post en Instagram que rápidamente se volvió viral, no solamente por la crudeza de su relato, sino también por la esperanza que plasma la foto: las nuevas generaciones. Los niños que aún pueden vivir libres, su bisnieto Kai. Inés es historia viva, pero además de eso, se define como una sobreviviente. 

-¿Cómo te sentís hoy? Debe haber sido bastante delicada la situación de volver de Israel

Sí, fue muy “especial” por no decir angustiante. Se vivió muy duro. Es todo muy trágico, un desastre la verdad. Pero por lo menos podemos contarlo, yo puedo contarlo... hay mucha gente que ya no puede. 

-¿Ustedes estaban avisados como población de que Hamás podría llegar a atacar?

¡No!, no estábamos avisados, nadie se lo imaginaba, nadie de lo esperaba ni podía pensar que algo como esto pudiera suceder... fue desastroso porque fue totalmente diferente a cualquier ataque de los que sufrimos anteriormente en Israel; este fue muchísimo más sangriento, más malvado. No existen términos para lo que quiero decir, porque la palabra para calificarlo es que es “un horror”, desde el punto de vista que vos quieras. Nadie se podía imaginar semejante atrocidad. Es que esto no es una guerra. Esto es un ataque terrorista, directamente. A los terroristas no les importa nada ni nadie, ni la gente de Israel ni la de Gaza, ni de ninguna parte del mundo. Sólo quieren sembrar terror. 

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-La DAIA sacó un comunicado refiriéndose al ataque como un atentado al mundo entero, ¿Vos también lo crees?

Si. Contra Israel seguro lo es, pero lo que la gente no entiende es que Hamás es una organización terrorista a la que no le importa nada ni nadie, ni siquiera su propia gente. Nadie sabe quien puede llevar la próxima víctima. Estas cosas pasan y ya pasaron cosas desastrosas en Argentina, también en Francia y Estados Unidos. Israel tiene el derecho a continuar.

-¿A continuar? ¿A qué te referís?

Tenemos que entender que esto no es una lucha de un pueblo contra los palestinos. Es una pelea de dos pueblos contra el terrorismo. La gente de Gaza también sufre, están en situaciones desesperantes, aplastados por Hamás, nunca pudieron tener una vida normal porque los millones y millones de dólares que recibe el grupo sólo sirvió para mejorar la vida de los terroristas, que se ocupan de llenarse sus bolsillos. Casi ninguno de los jerarcas de Hamás vive en Israel o en Gaza, tiene las más increíbles mansiones que te puedas imaginar. Nosotros queremos vivir en paz, queremos trabajar en paz, criar a nuestros hijos y nietos, que vayan a la escuela y tengan una vida normal, que nos dejen de usar como escudo. La verdad es que es una desgracia. 

-El ataque se desató y murieron muchos civiles también, ¿Cómo lo viviste?

Viajé a Israel el 18 de septiembre para recibir a mi bisnieto Kai, que nació el 27 de septiembre. Yo creo que ese bebé nació dos veces en diez días. Es terrible, fue una situación muy triste por la que pasamos con mi familia. Estábamos en uno de los primeros kibutz que fueron atacados en la zona de Gaza y entraron los terroristas a la casa de mis nietos, ellos habían logrado refugiarse en la habitación de seguridad. Pero les incendiaron toda la casa, estuvieron casi ocho o nueve horas encerrados hasta que los liberó el ejército.  Yo estaba con mi nieto mayor a unos 150 metros metida en otro refugio sin saber exactamente qué era lo que estaba pasando y sin poder movernos de ahí, porque la la orden cuando hay ataque, hay que quedarse en la habitación de seguridad. Te sentás en el piso, te mantenés alejada de la ventana y tenés que esperar. 

-¿Ustedes tenían información de lo que estaba sucediendo?

-Las indicaciones son claras: suena la alarma y te tenés que esconder y eso es lo que estábamos haciendo con Uriel. Después fuimos sabiendo que esas alarmas del 7 de octubre no fueron solamente por los misiles, sino que había una infiltración de terroristas en el kibutz. Yo no hablo mucho hebreo, pero Uriel sí y me mantenía informada, hablaba con su hermano que estaba en la otra casa. Recién pudimos saber exactamente lo que pasó cuando nos vinieron a buscar y fue una sorpresa. Una locura total, algo inexplicable... los asesinatos, secuestros, decapitaciones. No hay forma de entender tanta maldad. Sólo por el gusto de asesinar a niños y a bebés, familias enteras secuestradas... 

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-En tu cuenta de Instagram hiciste un post donde subiste una foto con tu familia y tu bisnieto Kai y pusiste “sobrevivir al terror, seguir viviendo”, ¿Qué te llevó a escribir eso?

Yo soy actriz y escritora, escribo y cuento.  Entonces dentro de lo que yo puedo hacer a esta altura de mi vida, es contar la historia, qué es lo que hago desde hace muchísimos años. Escribiendo sobre la historia de mi familia que sobrevivió al Holocausto ,sobre la historia que de mi familia que es la de muchísimas otras familias, y creo que es lo que es mi mi obligación, más bien, mi late motiv,  porque si no contamos la historia, lamentablemente se sigue repitiendo y es lo único que quiero mantener vivo. Yo siento que tengo que hacer lo que pueda, y puedo contar lo que pasó. Intentar de que la historia no se repita para que podamos vivir en paz de una vez y no ser víctimas del terrorismo. 

-¿Cuál es tu historia, entonces?

Mi historia es muy larga, pero podría resumirla diciendo que llegué a la Argentina con mi mamá mi papá en 1948 y empezamos una vida acá mis padres, que fueron sobrevivientes de la Segunda Guerra, ellos vivían en Varsovia y se escaparon a Rusia y allá los tomaron prisioneros y los mandaron a un campo de trabajo forzado en Siberia, después de tres años lograron escapar y se asentaron en Ucrania, que es donde yo nací. Después de muchísimos avatares logramos llegar a la Argentina, sin documentación, sin nada, y armamos nuestra vida acá. 

-Volviendo al ataque, ¿Cómo lograste volver a Argentina desde Israel?

Yo tengo tres hijas, dos viven allá en Israel y otra acá en Argentina. En realidad yo no quería volver, pero después de una reunión familiar, decidimos que era lo mejor porque toda la familia perdió su casa, sus cosas, iba a ser una preocupación más. Mis hijas no quisieron volver; tienen su vida allá y allá se quieren quedar. Lo único que me queda es acompañarlas, son grandes y tienen derecho a vivir su vida como quieran. Yo estoy viva, mi familia también está viva, eso es lo importante. Vamos a seguir adelante. A veces estoy bien, pero por momentos me acuerdo y lloro mucho.

-¿Cómo fue la coordinación de Cancillería para repatriarlos?

Nos recibieron en Roma y la verdad todo el trabajo fue increíble. La gente del consulado argentino nos trató muy bien, fueron muy dedicados, a costa de su propio tiempo, estaban casi sin dormir y sin comer recibiendo a la gente que viajaba desde Israel. El Estado Argentino estuvo presente todo el tiempo y es algo que se agradece. 

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