01 Julio de 2020 11:33
El querido y respetado periodista deportivo Tití Fernández recordó a su hija, María Soledad, a casi seis años de su muerte, durante un siniestro vial cuando viajaba desde San Pablo a Belo Horizonte en el Mundial de Brasil 2014. Tití publicó una fotografía de Soledad junto al ex jugador Leonardo “el Negro” Astrada del día en que la vio por última vez. Este jueves se cumple un nuevo aniversario.
“Hace seis años. Sole y el Negro Astrada en San Pablo, el día de Argentina-Suiza. Se iba del estadio con Matías Martin, Juan Pablo Varsky y Juan Sebastián Verón. Fue la última vez que la vi con vida. “Chau pa, hasta mañana”, dijo. No hubo mañana. Te amamos. Nunca te vamos a olvidar”, fue el emotivo mensaje de Tití Fernández a través de Twitter, con una foto de aquel día.
Ella viajaba en el asiento de atrás cuando el vehículo recibió el impacto de un Volkswagen Golf cuyos conductores escaparon y fueron detenidos minutos más tarde en una estación de servicio. El choque fue frontal, a la altura del kilómetro 619 de la Ruta BR-381, en el municipio de Oliveira, en Mina Gerais.
Leé más | Tití Fernández contó que su nieta se llamará Sol, en homenaje a su hija fallecida
María Soledad Fernández había viajado unos días antes, cerca de dos semanas, para darle una sorpresa a su papá, que desde hacía décadas trabajaba como periodista en las coberturas de los mundiales. La joven había llegado el 17 de junio y su sorpresa había despertado una gran alegría en Tití, que compartió una foto junto a su hija durante una cena.QUÉ PASÓ CON EL ASESINO
El autor material del homicidio de María Soledad Fernández fue Marcos Vinicius da Silva, quien en 31 de julio de 2015, un año y un mes después del siniestro vial, fue condenado a cinco años y tres meses de cárcel por el crimen. “La Justicia existe, carajo. Condenaron al asesino de Sole, gracias al juez Adelardo. Gracias a todos los que nos ayudaron a conseguirla”, escribió en aquel entonces Tití Fernández en su cuenta de Twitter. En aquella ocasión, el periodista aseguró que sentía alivio por el sufrimiento que tanto él como su esposa, Nora, habían sentido por la muerte de su hija. “Recién nos dimos un abrazo que hace 20 años no nos dábamos. Es terrible, es una sensación de dolor y felicidad que no se puede creer. Estamos muy felices, nunca más vamos a tener a Sole, pero por lo menos luchamos para algo y lo conseguimos”, dijo en aquel entonces.
“El conductor fue un imbécil de 20 años que andaba como loco al volante en una ruta sinuosa que provocó lo que provocó. No estaba ni drogado ni borracho, ni quería robar. Era un estúpido, iba acompañado por otro joven que no tenía nada que ver, al que no condenaron”, contó en aquel entonces.