01 Febrero de 2025 18:09
Buenos Aires vibró con la Marcha del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBT, un evento que no solo buscó celebrar la diversidad, sino también enviar un mensaje contundente al gobierno de Javier Milei. Las recientes declaraciones del presidente en Davos, donde vinculó a la homosexualidad con la pedofilia y minimizó las luchas feministas, encendieron la chispa de una convocatoria masiva que tiñó las calles de la ciudad de colores y consignas de resistencia. La sorpresa de la jornada llegó cuando, desde un balcón sobre la avenida de Mayo, aparecieron tres de las voces más influyentes de la escena musical argentina: Lali Espósito, María Becerra y Taichu.
Las artistas, vestidas con remeras blancas con la bandera LGBT+ y una frase contundente: "Todos hablan de libertad pero ven a alguien libre y se espantan", saludaron y alentaron a los manifestantes. Su presencia reforzó un mensaje de apoyo a los derechos del colectivo y una respuesta directa a la retórica presidencial. Lali, quien ya había tenido cruces con Milei en el pasado, dejó en claro una vez más su postura. La cantante había calificado de "peligroso" el ascenso del libertario a la presidencia y, con su participación en la marcha, reafirmó su compromiso con la comunidad.
María Becerra y Taichu, por su parte, demostraron que la música urbana también es un espacio de militancia y resistencia. El discurso de Milei en Davos no pasó desapercibido y fue uno de los motores principales de la movilización. "Nos quieren invisibilizar, nos quieren borrar de la agenda pública, pero estamos acá, más fuertes que nunca", expresó Florencia, una de las manifestantes. Como ella, miles de personas marcharon no solo en defensa de la comunidad LGBT+, sino también contra un modelo de gobierno que, aseguran, ataca derechos conquistados.
Las pancartas y cánticos resumieron el espíritu de la jornada: "El orgullo no se vende, se defiende", "Milei, el odio no es libertad", "Ni un paso atrás". La indignación también se hizo eco en otros sectores, como la CGT y la CTA, que confirmaron su adhesión a la marcha, al igual que referentes de organismos de derechos humanos y sectores políticos de la oposición. La movilización dejó en claro que la resistencia no se limita a un solo día en la calle. "Esto es solo el comienzo", dijo Matías, otro de los asistentes. "Hay que seguir organizándonos, en los barrios, en los trabajos, en las universidades. No podemos permitir que nos arrebaten lo que logramos con tanto esfuerzo".
En un contexto de ajuste, recortes y discursos que atentan contra la diversidad, la Marcha del Orgullo Antifascista y Antirracista se convirtió en un símbolo de unidad y lucha. Mientras Milei insiste en su cruzada contra lo que llama "ideología de género", la respuesta en las calles fue clara: el orgullo no se calla, se hace escuchar.