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Guerra de patentes y puja geopolítica por las vacunas: qué países se oponen y por qué

El debate alrededor de la idea continúa, mientras que las vacunas contra el Covid-19 no alcanzan en el mundo.

15 Mayo de 2021 09:00
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Luego de que Estados Unidos expresara su apoyo a un levantamiento temporal de las patentes sobre las vacunas de coronavirus en medio de la pandemia, el tema se instaló con posiciones tanto a favor como en contra.

"La Argentina recibe con alegría el respaldo del gobierno de Joe Biden a la suspensión de las patentes de las vacunas contra el Covid", escribió en aquel entonces el canciller Felipe Solá en su cuenta en Twitter. "Implica una gran posibilidad de aumento de la producción. Muchos países podrán verse liberados de esa limitación", agregó.

Las patentes sirven para brindar protección legal a los laboratorios para evitar que sus medicamentos sean copiados. Los fabricantes tienen así derechos sobre sus descubrimientos, como los medios para hacer dinero con ellos, lo que constituye un incentivo para fomentar la innovación e investigación científica. 

Sin embargo, meses atrás un grupo de naciones en desarrollo lideradas por India y Sudáfrica le propusieron a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que las patentes sobre vacunas contra el coronavirus deberían ser eximidas de esta protección, para que otros fabricantes puedan producirlos masivamente en cualquier país. 

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Las principales objeciones a la idea tienen que ver con el hecho de que podrían disuadir a los laboratorios a embarcarse en procesos de innovación farmacológica.

En ese sentido, la mayoría de los costos involucrados en la creación de vacunas tiene lugar justamente durante la etapa de investigación y desarrollo. 

Sin embargo, tanto los laboratorios como los gobiernos que se oponen a la exención de vacunas apuntan a que no sería una solución ideal a la escasez. 

Es que la patente no cubre las instrucciones del proceso de producción. Y vacunas del tipo ARNm, como las producidas por Pfizer y Moderna, usan nuevas tecnologías de alta sofisticación que son manejadas por muy pocos especialistas. 

En ese sentido, BioNTech señaló que desarrollar el proceso de producción para la vacuna de Pfizer les llevó una década, y verificar los sitios de producción puede tomar hasta un año.  Al mismo tiempo, la liberación de patentes podría derivar en problemas de calidad, seguridad y eficacia.

Así, por ejemplo, el presidente francés Emmanuel Macron se pronunció "completamente a favor de la liberación de la propiedad intelectual" de las vacunas. Pero advirtió que incluso con la exención de patentes, las compañías productoras de medicamentos de países como los de África no están equipadas para fabricar vacunas contra el coronavirus, por lo cual deberían seguir priorizándose las donaciones. 

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"Una exención es una respuesta simple pero equivocada a esta situación compleja", concordó en un comunicado la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifpma). "No incrementará la producción de vacunas y no aportará las soluciones prácticas necesarias para combatir esta crisis sanitaria global", sumó.

Vladimir Putin, presidente de Rusia, aseguró por su parte que su país "apoyaría una idea así". Y desde Italia, el primer ministro Mario Draghi se sumó al respaldo señalando que "las vacunas son un bien común mundial" y que "incrementar su producción, garantizar su seguridad y derribar los obstáculos que limitan las campañas de vacunación es una prioridad".

Sin embargo, Steffen Seibert, vocero de Angela Merkel, expresó el desacuerdo del gobierno alemán con la iniciativa. "Tiene importantes implicaciones para la producción de vacunas como un todo. La protección de la propiedad intelectual es una fuente de innovación y debe seguir así en el futuro", advirtió.