por Agustin Gulman
08 Mayo de 2019 11:07“Yo soy científica, dirijo un grupo de investigación en la Universidad de San Martín, trabajamos en el desarrollo de nuevas terapias para el cáncer, y en realidad vinimos acá porque si recaudamos algo es para nuestra investigación; con mi equipo de trabajo pensamos que era una oportunidad”.
Marina Simian es investigadora del Conicet y usó esas palabras al presentarse en “Quién quiere ser millonario?”, el exitoso programa de preguntas y respuestas que conduce Santiago Del Moro por Telefé. Respondió bien todas las preguntas y ganó medio millón de pesos que utilizará, junto a su equipo del laboratorio de Nanomedicina de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). En diálogo con BigBang, Simian reclamó por la falta de inversión en ciencia y señaló que la devaluación es un factor que complica aún más el desarrollo de su trabajo.
Su participación en el programa de Del Moro no tardó en viralizarse. En diálogo con BigBang, la científica reconoce que sabía que le daría exposición y disparó: “Cuando sube el dólar, veo que estoy cada vez más lejos de sostener mi línea de investigación”.
- ¿Cómo vivís el fenómeno que generó tu participación en el programa?
-Yo sabía que me iba a exponer mucho. No miro televisión, pero cuando me postulé para ir al programa y después empecé a ver el rating que tenía, sabía que iba a ser mirado por mucha gente. Creo que el objetivo de Del Moro es mostrar historias de argentinos a través del juego. Para mí era una buena oportunidad para conseguir dinero para el laboratorio, pero también poder mostrar lo que hacemos los científicos: que se vea que somos gente que va todo el día a trabajar, que estamos en una situación muy complicada, que no tenemos el dinero que necesitamos para trabajar, que lo concursamos y lo ganamos en un sistema muy competitivo. El problema es que no depositen lo que se gana en un concurso, y cuando lo depositan es la mitad y está devaluado, se nos hace muy difícil trabajar. Como directora tengo una responsabilidad, tengo un compromiso moral en dar lo que se necesita para el laboratorio. Si yo te pido que hagas una torta y no te doy los huevos y la harina es imposible.
- ¿Qué pensás del momento que se vive en materia de inversión en ciencia y tecnología?
-Están achicando cada vez más. Nuestros sueldos han sido los que menos se han actualizado en el último año y medio. Los sueldos de los becarios están por debajo de la línea de pobreza. A mí no me conviene trabajar más de esto, voy a un secundario como docente medio día y gano más. Se llega a un punto en el que no vale tanto esfuerzo, todos los días cuando sube el dólar veo que estoy más lejos de sostener mi línea de investigación.
Simian cuestiona que se señale a los científicos como “ñoquis”, de manera despectiva. “Nunca sentí que fuera una ñoqui, hago un esfuerzo muy grande, hago cosas que en otros trabajos no se harían: cuando viajo al exterior compro reactivos y pongo mi tarjeta y después recupero el dinero, no es algo esperable de cualquier empleado en otro trabajo. Que digan que somos ñoquis es un poco ofensivo”, asegura.
- ¿En qué consiste tu investigación sobre cáncer de mama?
-La línea de investigación principal de mi laboratorio es tratar de entender por qué el cáncer de mama se vuelve refractario al tratamiento hormonal, que es el principal tratamiento a largo plazo. Las características del cáncer de mama es que se opera y cura en el momento, pero un alto porcentaje de pacientes tienen una recurrencia, una metástasis, después de cinco o diez años. Estudiamos cuáles son los mecanismos que regulan que las células permanezcan dormidas durante tantos años, qué es lo que las despierta, y en base a esa información tratamos de diseñar la terapia que permita que la paciente no tenga una reincidencia.
-Revisaba tu currículum en la página de la UNSAM. Sos investigadora joven y tu desarrollo fue casi siempre en la educación pública. ¿Por qué las ciencias naturales fueron tu elección?
Siempre me gustaron las ciencias. Cuando yo empecé la carrera pensé que iba a dedicarme más a la ecología, porque me encanta la naturaleza. Después empecé a cursar en exactas una materia que se llama Introducción a la Biología Celular y Molecular, que en mi época, y creo que ahora también, era dictada por Alberto Kornblihtt. Eso me atrapó mal, fue fascinante entrar en un nuevo mundo. A medida que fui progresando en la carrera empecé a orientarme más en eso, que me parece más desafiante. Me recibí en 1996, me fui afuera a hacer un doctorado, en una época complicada, tuve la oportunidad de irme y me fui. Esa experiencia me ayudó muchísimo, los contactos con los que me formé en el exterior siempre me ayudaron, sigo colaborando con ellos, y estoy muy agradecida. Volví en el año 2000 y después en 2006 entré a la carrera científica, primero 10 años en el Roffo, y en 2015 surgió la posibilidad de incorporarme al instituto de nanosistemas, un equipo nuevo en la UNSAM, de nanotecnología, un área que es la que yo dirijo, que se dedica a la nanobiología y la nanomedicina.
- ¿Alguien se comunicó con vos de la Secretaría de Ciencia o del Conicet? ¿Te gustaría?
-Nadie se comunicó... Yo no tengo problema en que me llamen, encantada. Ellos saben lo que pasa, no es ningún secreto. Me gustaría hablar para preguntar cómo van a resolver los problemas, pero siento que en el Conicet y en la Secretaría no nos hablan.
- ¿Qué mensaje te gustaría dejar?
-Que la situación es complicada, que tanto el nivel de nuestros sueldos como de los subsidios se vuelven inviables, que duele mucho porque todos conocemos la situación. Yo soy de Exactas, (el secretario de Ciencia y Tecnología) Lino Barañao es docente de Exactas, no es un extraterrestre que viene de otro ámbito. Ellos saben lo que está pasando perfectamente. Nos gustaría que alguien se dirija a nosotros para hablar sobre nuestros intereses, que son los intereses del país. Argentina tiene una tradición científica que tienen pocos países de Latinoamérica y revertir el daño que esto produce no es tan sencillo.