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Habla "El Grinch" argentino: el hombre que no celebra nunca la Navidad

El periodista Enrique Vázquez la considera "una falsedad absoluta".  Se queda en su casa con sus tres perros, que son sus grandes amores.

24 Diciembre de 2016 09:17
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Llega la Nochebuena y con esto las reuniones familiares. Los grandes piensan en qué comprar para pasar una fiesta "en paz y con amor". Y los niños esperan ansiosos los regalos. Pero no todos tienen esta costumbre, no todos pasan la Navidad en familia: algunos prefieren quedarse solos en sus casas y no sumarse a lo que hacen los demás.

Los que prefieren pasar la Navidad lejos del alboroto familiar.

Pero ¿por qué prefieren resguardarse y no estar acompañados en Navidad? Las razones pueden ser muchas: desde diferentes creencias religiosas hasta rechazo al capitalismo que va de la mano con estas fiestas.

A pesar de que muchos lo vean como una actitud extraña, no es para nada raro. Tanto es así que en 1957 el famoso escritor y caricaturista estadounidense Theodor Seuss Geisel creó -y se reflejó en- "El Grinch", el famoso personaje que se caracterizó por odiar y no festejar la Navidad. La película del mismo nombre le dio fama mundial a la criatura verde. 

El argentino que no festeja Navidad.

En Argentina también hay personas que creen igual que El Grinch, personaje que fue creado para demostrar que el verdadero motivo de la Navidad es el consumismo constante y la preocupación sólo por lo material. "Navidad es el colmo de la hipocresía cristiana. Es una falsedad absoluta". Así describe a esta festividad cristiana Enrique Vázquez, un reconocido periodista argentino que ejerce esta profesión desde la década del 70. 

El periodista, que fue parte de la mítica revista Humor y tiene una larga trayectoria en el periodismo radial y audiovisual, no se preocupa por la Navidad. Él lo considera "un día más" y no puede creer la desesperación de la gente para esta fecha. Es algo que realmente lo fastidia.

Enrique Vázquez, el periodista argentino que prefiere no unirse a esa locura llamada "Navidad": aquí, con Estela de Carlotto.

"¿Qué voy a hacer esta noche? Lo que hago todas las noches. Voy a estar en mi casa, con mis tres perros que son los grandes amores de mi vida. Quiero protegerlos porque seguro afuera van a estar los pelotu... tirando fuegos artificiales", contó Enrique, dejando en claro que esta noche se va a dedicar a cuidar a Tequila (labrador negro), Knut (labrador color arena) y Lucas (un mestizo amoroso e inquieto).

"Soy divorciado y ateo. A esto sumale que intento ser anticapitalista y no quiero caer en la bola de los regalos y la desesperación de la gente. Esas cosas no las puedo creer. Las largas filas, la necesidad de hacer regalos, la angustia de no encontrar lo que estabas buscando".

Vázquez no se preocupa por lo que puedan opinar los demás: al contrario, se rie de los mumullos y de la desesperación de la gente por esta "vorágine" llamada Navidad, que nació con un significado espiritual y el capitalismo fue modificando con sus "reglas".

Enrique pasará la noche junto a los tres amores de su vida.

"La realidad es que soy hijo único, soy mayor y mis padres ya fallecieron. Tengo hijos, pero pasan la Navidad con su madre. Además, también tengo primos pero viven en otros países", relató el periodista, autor del libro "El osario de la rebeldía". 

Recuerda que de chico estaba obligado a festejar la navidad, cosa que pudo cambiar de grande: "Cuando era chico recuerdo que la festejé hasta los 10 años. Nos juntábamos en familia, pero nunca me gustó. De grande me divorcié y mis hijos pasaron a festejar la Navidad con mi ex mujer y año nuevo conmigo".

"Traté de hacer que la gente sea menos pelotuda pero me di cuenta que es imposible. Como no pude cambiar nada ahora vivo solo en el campo, en Ingeniero Maschwitz", narró entre risas el periodista que supo conducir el ciclo televisivo "Vidas hechas vidas". Y agregó: "No puedo entender ese consumismo enfermizo que genera la Navidad. Imaginate que he visto largas colas de autos al rayo de sol en la Panamericana para entrar al shopping".

Sus mascotas ya tienen menú para esta noche: caramelos caninos. 

Divertido, Vázquez admite que no puede creer la costumbre mayoritaria: "Lo peor es que van, compran las cosas para 'poner un regalito en el arbolito' y después se encuentran con que a su familiar o al nene no le gustó. Increíble".

"Año Nuevo sí lo festejo. Es diferente. Acá estás festejando algo que es real: se termina un año y empieza otro", dice Enrique.

Cuando caiga el sol, para muchos comenzará la Nochebuena. Para él, será una noche igual a las demás: "Como siempre ya tengo mi champagne frío para tomar junto a mis tres amores. Obvio que para ellos no hay alcohol: les compré unas golosinas para perros que les fascinan".