por Daniel Riera
16 Diciembre de 2019 12:40Decidió hablar por primera vez, en un momento sensible para los argentinos: en medio de las Fiestas, a días de un cambio de Gobierno, el pan dulce quiere hacer su aporte para la paz social. Llega sin rencores y dice que quiere cerrar la grieta en la mesa de los argentinos. Aquí el pan dulce toma la palabra, en exclusiva.
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-¿Cómo recibe esta Navidad?
-Con mucha responsabilidad. Nos hemos preparado todo el año para esto, y acá estamos.
-La gente ya empieza a comerlos en los días previos...
-Claaaro, son días en que nos tienen muy presentes. Le quitamos un poco de público a la factura, pero es lógico.
-¿Hay interna con las facturas?
-Naaaa... Ellas tienen todo el año, nosotros apenas un par de semanitas en diciembre.
-Se las asocia mucho con la sidra, como si fueran indisolubles.
-Sí, pero es un error. Fíjese que con el mate vamos como piña.
-¿Qué tipo de comensal prefiere? El que tiene la porción entera en la mano o el que la desmenuza de a poco?
-Yo, personalmente yo, como pan dulce, prefiero a aquellos que degustan la porción entera, porque me parece que así mejora la visión de conjunto, pero también entiendo a la gente que quiere un poco de miga con la nuez, otro poco con la pasa de uva, para eso somos tiernos, también, para que la gente nos pueda desmenuzar si así lo desea.
-Hay una publicidad que asoció alguna vez al pan dulce con los glúteos femeninos... Me refiero a la del pan dulce Pamela...
-Sí, claro, aquella de "Pamela, qué pan dulce... " (risas). Fue un gran éxito. Eran otros tiempos, por supuesto...
-Hoy aquella publicidad sería imposible...
-Por supuesto. Y es lógico: nosotros también nos hemos deconstruido.
-¿Con fruta abrillantada o sin ella?
-Esperaba esa pregunta. Me parece que es la madre del borrego.
-¿Por qué?
-Porque tenemos que terminar con la grieta los argentinos. Hay que cerrar la grieta y es con todos, no importa si llevan fruta abrillantada o no.
-¿La fruta abrillantada divide a las familias?
-Lo que dividió a las familias es la dificultad de aceptar al que come distinto. Si me pregunta a mí, yo creo que cada argentino debería tener en su mesa navideña un pan dulce con fruta abrillantada y otro sin. ¿Qué mejor que la diversidad?
-Pero usted... ¿lleva o no lleva?
-¡Pruébeme y lo sabrá!
-Se los asocia mucho al peronismo, porque Perón y Evita solían regalar todos los años una sidra y un pan dulce a los trabajadores.
-Es correcto. Los primeros gobiernos peronistas fueron días de gloria para nuestro sector. La gente cantaba "Perón, Evita, pan dulce y sidrita".
-Fíjese qué curioso, no conocía ese cantito...
-La Revolución Libertadora, de hecho, intentó prohibirnos. Cómo era prácticamente una misión imposible, intentaron difamarnos. Nos llamaban "pan del tirano depuesto", pero la gente no les dio bola.
-Dicen que hay otra interna, tan profunda como la de la fruta abrillantada, entre el pan dulce de panadería y el pan dulce industrial.
-Es mentira. Yo no le pregunto a ningún pan dulce sobre su origen. No tiene ninguna importancia de dónde viene: lo importante es adónde va: la mesa navideña, pero también las vísperas y los días posteriores.
-Debe tener muchas anécdotas en tantos años de Fiestas...
-Imagínese, con los turrones, las peladillas, el Mantecol... Se acumulan los recuerdos.
-En La Navidad de Luis, de León Gieco, el protagonista rechaza un pan dulce que le regala una señora. Le dice "Señora, gracias por lo que me da, pero yo no puedo esto llevar, porque mi vida no es de Navidad..."
-No me haga acordar. Qué tipo amargo ese León Gieco... Aparte, si lo viera en las fiestas: ¡es una máquina de comer pan dulce!