02 Julio de 2021 16:20
El 20 de junio, Juana Repetto recibió a su segundo hijo, Belisario, fruto de su relación con Sebastián Graviotto. A poco menos de dos semanas del nacimiento, publicó en redes sociales un relato de todo el trabajo de parto.
Primero recordó que a pesar de que tiene "un recuerdo divino" del parto de su primer hijo Toribio, siempre le "quedó una heridita" por no haber podido tener el parto sin intervenciones que siempre quiso. Y que por eso al enterarse que sería mamá nuevamente, buscó un nacimiento "lo más natural posible".
"¿Mi único miedo? Que el trabajo de parto no se desencadene y necesitar inducción", agregó. "Temía mucho repetir la historia y que una intervención me fuera llevando a la otra. Con lo cual si bien utilicé todos los recursos y me preparé mucho emocionalmente para que todo se dé naturalmente, ese fantasma estaba".
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En la semana 40, con casi 4 de dilatación, Juana recurrió a la ayuda de su partera, Edith, para ayudar a que el trabajo de parto se desencadene.
"Ese día decidimos dejar a Toro con mamá y pasar el día en casa los tres (Sebi, Beli y yo) disponibles para el y su nacimiento a ver si la cosa arrancaba. Pasamos un muy lindo día con Sebastián. Arrancamos una serie, preparamos juntos la comida, comimos, nos dimos un baño de inmersión, nos vimos unos capítulos en la cama, comimos cositas ricas, pero no había novedades. Tipo 18:30 decido ir a buscar a Toro", continuó.
Fueron a buscar al nene caminado "para seguir ayudando". Al rato, comenzaron las contracciones y se fueron a dormir. "Nos levantamos tempranito con Toro, Día del Padre. Sebi con mucho amor me vuelve a sugerir quedarnos en casa los dos solos (Beli en la panza) y yo seguía con no pasar tiempo al dope separada de Toro. Sentía que no era el día. Lo noto un poco ansioso a Sebi pero elijo hacerme la boluda y seguir el día normalmente. Ya está, no arranco", escribió Juana.
"Me tomo unos mates y siento las contracciones que había tenido la noche anterior bastante seguido. Eran seguidas, me daba cuenta, pero muy suaves, sin dolor. Yo creía que si no me dolían no eran de parto", continuó. "Yo veía que Sebi iba a hablar por teléfono lejos nuestro, hablaba con mi mamá y le pedía que le diera una mano con sugerirme hacer algún plan con Toro por qué él estaba convencido de que el trabajo de parto había arrancado".
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La pareja decidió ir a un asado por el Día del Padre con la familia de Graviotto y fue allí cuando las contracciones comenzaron a volverse más evidentes y dolorosas.
"Me empezó a pasar que en las contracciones necesitaba cambiar de posición, tipo cuclillas o ponerme tipo en L y poner el peso en los brazos, para pasarlas. Mientras en el asado bailábamos y pasábamos un lindo rato (un poco despidiendo panza de querusa). Todo entre contracciones ya algo intensas. Le aviso a Edith", cerró antes de agregar un "continuará" porque claramente, aún le falta mucha cuerda al relato.