Azul Montoro, una joven trans de sólo 23 años, había llegado a Córdoba desde Villa Mercedes (San Luis) para vivir en un departamento de la calle Rincón. Allí, ejercía como trabajadora sexual y vivía junto a su amiga Lara Godoy.
Fue Maina Carrizo, amiga de ambas, quien descubrió el cuerpo apuñalado de Azul al lado de su cama. Junto a ella estaba también muerta una perra caniche que era mascota de Lara, quien se había ido de viaje.
Apenas horas después, el rastreo del celular de la víctima llevó a un arresto: Fabián Casiva. Había sido el último cliente de la joven, se robó el teléfono y cometió un error decisivo: respondió una videollamada que hizo una de las amigas de la joven.
Y este miércoles, tuvo lugar la primera jornada del juicio en el cual la acusación tiene un ingrediente inédito. Es que por primera vez el crimen de una mujer trans es considerado como femicidio.
"Se lo debemos al fiscal Guillermo González, que instruyó la causa", explica Tomás Aramayo, abogado de la familia de la víctima, en diálogo con Big Bang.
"La ley viene a coronar algo que Azul siempre sintió, al haber cambiado su identidad de género y al haberse considerado siempre como una mujer", agregó el abogado.
Para el letrado, además, que el caso se ubique en esta calificación legal se explica también por la marcada actitud violenta de Casiva hacia las mujeres en general. "Las principales puñaladas están en el cuello y la cara", ejemplifica. "Además, los antecedentes del acusado, la violencia que ejercía sobre su madre y hermana, marcan un contexto".
Aramayo subraya que "la pena que se pide es la única posible: prisión perpetua" y apuntando a ese fin, las pruebas más contundentes "tienen que ver con muchos testimonios, las cámaras de los domos de vigilancia que lo toman a él en la noche del hecho, el allanamiento en su casa donde se encontraron rastros de sangre en su motocicleta y las comunicaciones que hizo con una de las amigas de Azul usando su teléfono después del hecho".
"Era violento"
En la primera jornada del juicio, la madre de Casiva, Mónica Galindez, subió al estrado como testigo y reveló que su hijo le confesó el femicidio. Además, relató que "era violento en la escuela y en la casa" incluso desde su niñez.
El tribunal que preside el proceso está integrado por Roberto Cornejo, Gustavo Rodríguez Fernández y Martín Bertone, y el resultado será decidido por jurados populares.