Luciana Brunetti vive, desde hace varios días, una pesadilla. El pasado 2 de enero dejó a su perro cocker Pedro en una guardería de Morón, y apenas tres días después la llamaron para avisarle que el animal había muerto luego de haber sufrido un ataque al corazón debido al gran susto que se llevó cuando otro perro que estaba en el lugar quiso atacarlo.
Según contó la joven en su perfil de Facebook, cuando ingresó a la supuesta guardería, se dio cuenta que la casa no estaba preparada para alojar perros y mucho menos a mascotas de otras personas. "En ese lugar no había caniles, no había pasto, no había bebederos de agua, no era una guardería canina. Cuidaban aproximadamente 15 perros en una casa sin las condiciones básicas necesarias para resguardar el bienestar y la vida ni de mi perro ni del resto de los animalitos que convivían tristemente en condiciones lamentables", aseguró.
En este sentido, la denunciante señaló que la persona que estaba a cargo de las mascotas era Emiliano Giberti, un joven conocido en redes sociales por ser proteccionista, rescatar animales y por estar a cargo además de una guardería en Morón.
"El trágico final de mi perro se podría haber evitado si no nos hubiera engañado describiendo condiciones de cuidado básico que su espacio, en realidad, no tenía, y si este impresentable señor tuviera realmente una guardería canina con sus debidos caniles y hubiese prestado el debido cuidado a los animalitos que supuestamente cuida y protege haciendose cargo de la importante responsabilidad que tiene y por la cual cobra", escribió enojada.
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En su posteo, Brunetti explicó también que el pasado jueves 2 de enero dejó en perfectas condiciones a su perro cocker negro Pedro en la casa de Giberti, ubicada en la calle Lacarra 2675, en Morón, y que el domingo 5 de enero recibió una llamada suya, en la cual el supuesto proteccionista le dijo que el animal había muerto el sábado a la noche, cuando dejó la casa sola para ir a cenar con su novia.
"Él destacó que, si bien tenía algunas lastimaduras, no eran mortales y que creía que por la edad que tenía mi perro, había fallecido del corazón al asustarse en la pelea. Al recibir su llamado, 7 horas después de la muerte de mi perro, preparé mis cosas y manejé hasta el lugar a buscar el cuerpo sin vida del animal con el que había pasado mis últimos diez años. Al llegar, me encontré con mi perro envuelto en sábanas sobre una mesa", se lamentó la joven.
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Giberti, que era el único responsable del espacio, le dijo a Brunetti que su Pedro había quedado solo en una subdivisión del patio delantero de la casa y que otro perro logró pasar a pesar de que los dividía una reja y una montaña de escombros. Ante esta terrible situación, el proteccionista le indicó que su mascota no había fallecido por el ataque del otro animal, sino que murió del susto, de un ataque al corazón porque ya era demasiado grande.
Como a la joven la explicación le pareció descabellada y parte de una gran mentira, retiró a Pedro de la guardería y lo llevó hasta una veterinaria de confianza para que hicieran una necropsia que permitiera determinar los motivos de la muerte de su mascota. Según los profesionales que llevaron adelante la práctica, Pedro sufrió una muerte por asfixia traumática, después de haber tenido una ruptura traqueolaríngea, una ruptura traqueal, un enfisema cutáneo y un gran hematoma cervical por un ataque de otro perro.
"Giberti no sólo no separó a los perros debidamente pudiendo evitar desde el momento cero inconvenientes como el que ocurrieron, sino que abandonó el lugar donde los perros habitan para asistir a una cena sin dejar a nadie al cuidado de los animales. Es negligencia, porque se podría haber evitado. Exponemos esta angustiante situación que vivió Pedro y que vivimos junto a mi familia porque no queremos que ningún animalito más caiga en la manos de semejante irresponsable y negligente", aseguró por último Brunetti.