por Matias Ayrala
03 Abril de 2023 13:30Tal como sucedió en incontables cortes y protestas en territorio de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, fue a dar la cara. Lo hizo casi en soledad, sin custodia y rodeado de solo dos policías de la Ciudad. Esta vez, quería escuchar a los colectiveros, compañeros y amigos de Daniel Barrientos, el chófer de la línea 620, asesinado en Virrey del Pino, La Matanza, durante un tiroteo entre un agente de la Policía de la Ciudad y dos ladrones. Pero ocurrió lo que Berni no esperaba.
Entre la multitud, varios colectiveros lo agredieron a piñas, patadas, botellazos y piedrazos. Indefenso, el ministro bonaerense fue molido a golpes, terminó con el rostro ensangrentado y con varios cortes por el feroz ataque de la patota. Si no terminó más herido fue porque lo rodearon algunos chóferes y los medios de comunicación. De milagro, la situación no fue peor. El ministro de Transporte de la provincia, Jorge D´Onofrio no fue atacado porque no fue reconocido por los agresores.
A la bronca y la nula protección para el funcionario, se le sumó una discusión entre él y el resto de los compañeros de Barrientos, que no estaban dispuestos al diálogo y mucho menos a las explicaciones del titular de la cartera de Seguridad de la provincia. En ese momento, el piquete de trabajadores en la intersección de la General Paz y la Ruta 3 puso su bronca contra Berni.
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Inmovilizado, contra un paredón, el ministro respondía a las agresiones verbales y físicas con las mismas palabras. “Yo no soy un mentiroso”, fue lo primero que dijo. Y agregó: “Entiendo el problema que están pasando, porque sé lo que pasan todos los días”. También esgrimió un: “Yo estoy acá para dar la cara, no salgo corriendo como todos los demás”. Y alcanzó a decir: “Yo no me escondo, estoy acá. Entiendo el dolor y el enojo”. Del otro lado recibió insultos y más piedrazos, que hasta le pegaron a los propios colectiveros.
En ese mismo momento, a 20 minutos de la paliza a Berni, la orden ya estaba dado desde el Ministerio de Seguridad porteño, a cargo de Eugenio Burzaco desde hace pocos días, tras la renuncia de Marcelo D´Alessandro, vinculados a chats con jueces, fiscales y empresarios. La orden de Burzaco se cumpliría pocos minutos después y tenía un solo objetivo: sacar a Berni del lugar cueste lo que cueste.
Los poco más de 30 agentes de la Infantería de la Policía de la Ciudad llegaron enseguida. El colectivo que los dejó a poco menos de 50 metros del lugar en donde estaba Berni fue divisado por los colectiveros que volvieron a armarse de piedras. Pero la violencia del operativo fue más fuerte. Hubo escudos, gases, palazos y mucha represión. En ese momento, otros 10 agentes rodearon a Berni y lo retiraron del lugar.
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Como llovían piedras y cascotes, uno de los oficiales porteños le colocó al ministro bonaerense un casco de bicicleta. En ese momento Berni gritaba: “¡No me quiero ir! ¡No me quiero ir!”. Solo le respondieron que tenían la orden de sacarlo del lugar. No hubo forma. Herido, fue subido a un auto de civil de la Policía y de ahí fue trasladado al Hospital Churruca, donde fue sometido a profundos estudios. Fuentes oficiales aseguran que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quiere ver en qué estado de salud se encuentra Berni antes de continuar con cualquier decisión sobre el crimen del colectivero.
La pregunta es: ¿por qué se llevó a cabo el operativo cuando Berni quería dialogar? El Gobierno Porteño, y puntualmente el Ministerio de Seguridad, tenía la certeza de que no estaban dadas las garantías para que se resguardara la integridad física y hasta de vida de Berni. Por otro lado, entendieron que también corrían riesgo los dos oficiales porteños que acompañaron al ministro bonaerense.
Lo llamativo es que no hubo comunicación alguna de parte de las autoridades de la Ciudad al gobierno de la provincia y que, en la previa de la llegada de Berni, se habían negado a enviar más oficiales porteños a la zona. Berni nunca avisó que iría al lugar a pesar de que era territorio porteño. “No hubo tiempo. La urgencia era sacarlos porque estaban en peligro”, le dijo una fuente de la Ciudad a BigBang sobre el operativo de Infantería. Pero nadie puede explicar por qué le colocaron un casco de bicicleta teniendo a mano otro tipo de protecciones para el ministro.
La interna política quedó al descubierto en el propio comunicado del Ministerio de Seguridad Porteño: "Esta mañana la Policía de la Ciudad rescató al Ministro Sergio Berni que era agredido por un grupo de manifestantes que protestaban por el asesinato de un colectivero en Virrey del Pino. Ocho efectivos de la Policía de la Ciudad resultaron heridos por golpes y pedradas". Y continuó: "El ministro Berni había aterrizado en Alberdi y General Paz sin dar aviso al Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad ni a la Policía de la Ciudad y se dirigió hacia el lugar de la protesta".
En ese contexto, una decena de policías y de colectiveros fueron trasladados a diferentes hospitales por heridas de gravedad. Varios de ellos tienen golpes y cortes. Y hay, al menos, dos de los choferes que tienen fracturas. Además, en este momento, las imágenes de los diferentes canales de televisión están siendo analizadas para realizar un reconocimiento de los agresores de Berni para que sean detenidos. Uno de ellos está en un nosocomio porque está herido tras ser golpeado con un escudo por un policía y los otros serían detenidos en las próximas horas. Lo mismo sucedió antes de los incidentes con el asesino de Barrientos.