02 Abril de 2021 15:34
Un año atrás, cuando el presidente Alberto Fernández decretaba el comienzo del Aislamiento Social y Obligatorio, fueron muchos los argentinos que decidieron apoyar al personal sanitario y se volcaban noche tras noche en un aplauso masivo que era además transmitido por todos los canales de televisión. Poco a poco, el "abrazo simbólico" de las nueve de la noche dejó de escucharse, pero el trabajo de los médicos y enfermeras continuó sin recreos, ni respiro. Ahora, mientras se preparan para encarar la llegada de la segunda ola, los terapistas advierten el agotamiento general de los trabajadores y la gravedad del cuadro de situación.
"El año pasado, a esta altura, estábamos poniendo más camas y monitores; todo lo posible para contener la ola de coronavirus. En un momento llegó, primero en el sector privado. Luego, con la cuarentena estrictísima bajó, pero se extendió a los barrios más vulnerables de la ciudad de Buenos Aires. En ese momento, pensamos que era un aluvión de casos que no iba a parar nunca. El personal de salud estaba expectante para atender a las personas, mientras el sistema sanitario se extendía", recordó Vanina Kanoore Edul, miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva y trabajadora del Hospital Fernández.
En un mano a mano radial con el periodista Ernesto Tenembaum, Kanoore Edul se refirió al delicado cuadro actual de situación, en el que los trabajadores de la salud deben enfrentar la segunda ola, pero con un año de cansancio a cuestas. "Hoy el sistema ya está más grande, se duplicaron las camas de terapia intensiva, aunque a algunas camas les falta todavía un monitor y respirador. Hoy somos menos, porque hay gente que dejó de trabajar por situaciones personales vinculadas a la exigencia del trabajo, al gran estrés, al agotamiento y también a los contagios que tuvimos entre nosotros".
"Tengo dos compañeros que se infartaron y murieron. Tengo compañeros con síndrome depresivo que no pueden trabajar. Gente con intentos de suicidio, residentes con intentos de suicidio. Gente muy joven que recién está empezando y para ellos es muy difícil", detalló, al tiempo que reconoció: "Esto te quiebra. A mí nunca me pasó algo así. Hacer una videollamada en la habitación del paciente con sus familiares, en donde les contamos a ellos que lo vamos a intubar. El paciente tratando de calmarlos, los familiares conteniendo las lágrimas y nosotros en el medio; sabiendo que uno de cada dos intubados no va a sobrevivir".Kanoore Edul exigió un acompañamiento psicológico para los médicos que están desde hace más de un año en la trinchera sanitaria. "Nosotros, que estamos conteniendo a esa familia durante mucho tiempo, no tenemos ningún tipo de contención. Nosotros la buscamos entre la gente del hospital, a la que en lo personal considero mi familia. Nos pasan cosas personales también. Yo tuve una desgracia familiar y tuve que faltar a la guardia. Mis compañeros me apoyaron y cubrieron, pero en algún lugar te sentís un número".
La médica también cuestionó la decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de prohibir las licencias del personal sanitario, mientras se avanza en la apertura de actividades como bares, cines y restaurantes. "Hace dos semanas llegó un decreto de la Ciudad en el que se anunciaba la anulación de las licencias para todo el personal de salud. Yo leía eso, mientras también leía en algunos portales que el Gobierno había permitido nuevas aperturas, creo que eran comedores. Me pregunto si el derecho ganado del otro es el que me quitan a mí".
Hace dos semanas llegó un decreto de la Ciudad en el que se anunciaba la anulación de las licencias para todo el personal de salud"
A la espera de la reunión que Alberto Fernández mantendrá mañana en Olivos con Horacio Rodríguez Larreta para analizar el cuadro de situación epidemiológico de la Ciudad y la posibilidad de avanzar con nuevas medidas restrictivas -algo que, tal como publicó BigBang, desde el Gobierno porteño buscan "patear" para dentro de algunas semanas-, Kanoore Edul disparó: "Me preguntó cómo puede ser que nuestras políticas de salud sean estresar al sistema. Se debe dejar de ser egoísta y extremar las medidas de cuidado. Tuve la enfermedad, tengo dos dosis de Sputnik V encima y me sigo cuidando y cuidando a los demás. Hay que dejar de pelearnos entre todos. Veo a la clase política peleando y creo que todos tienen que hacer un examen de conciencia enorme".
"Es necesario que la gente tome conciencia del estado de agotamiento que tiene hoy el personal de salud, que piensen que si bien tienen derecho a una fiesta o a una comida, eso significa que va a haber un montón de gente que se puede enfermar y hay un montón de otra gente para atender a esas personas enfermas, que acrecemos de vacaciones, que estamos mal pagos y muy cansados. Necesitamos ayudarnos entre todos", sumó.
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Por último, la médica denunció que faltan drogas importantes en las terapias intensivas y que el "nivel de ocupación" no es el único índice válido a mirar para tomar las decisiones de restricción social. "Las drogas que habitualmente estaban en las terapias intensivas están escaseando. Falta medicación para sedar a los pacientes o antibióticos que no están en el país y que no se consiguen. Un ejemplo es el de la heparina, que se usa para prevenir la formación de coágulos de sangre, concretamente la trombosis venosa, que puede generar una embolia pulmonar. Todos los pacientes tienen una dosis obligada, aunque baja, de heparina durante la internación. Hay una demanda general muy grande y un monopolio de esta droga. Se prioriza más la venta a Estados Unidos y Europa, dejando desprovista a América Latina".